Sigo con los maratones iñakis, digo
yanquis… El de William T punto Vollmann empieza con una
dedicatoria “a la memoria de Danilo Kis, cuya obra maestra Una
tumba para Boris Davidovich me hizo
compañía durante años, mientras me preparaba para escribir este libro” El
tiempo de preparación ya os digo yo que superó los dos lustros… William se lo
leyó todito sobre la 2ª Cosa Esa, también sobre la segundaguerramundial, y
se puso a parir el acontecimiento…
Por peso, volumen y otras
consideraciones físicas hay que colocarlo con el estipendio de otros tipos de la
misma cuna, estilo Gaddis, Wallace, Pynchon, DeLillo y demás maratonianos.
Todos a trotar… ahora un poco de estiramientos, ahora a trotar.
Siguiendo con la descripción, después de
la dedicatoria aparece una cita interesante “La mayoría de mis sinfonías son
lápidas”, de Shostakovich… fuego!
Si hiciera recomendaciones, toma exceso,
con Gaddis,
Wallace y Pynchon, menos con DeLillo, habría que cortarse un poco,
que no a todo el mundo gustan las mismas cosas y éstas, a lo mejor, son un poco
estrafalarias de más… de ahí que diga que DeLillo menos, que de estrafalario
tiene poco… será por eso que me gustan más los otros tres... otras...
Europa Central de estrafalaria
nadita… pero mucho de apoteósica y para comérsela viva a cucharadas de miel.
Una pasada el obús de Herr William T Vollmann.
Impresionante… Supongo que eruditos e historiadores habrán puesto el grito en
el cielo, eso sí, después de disfrutar como enanos leyéndola diez veces
seguidas… Un remexido deslumbrante mezcla de detallado repaso histórico, amago
de ficción, emisión en directo, pura lírica… y amén. Por no hablar de
los personajes en los que se cent ra el gachó Vollmann… de los cuales, y a pesar
de ser, con diferencia, al que más tiempo dedica, Shostakovich no es de los
que más enganchan, que lo hace, y mucho, pero menos que otros… con los que te
quedas atontado, y vengan Elena Konstantinovskaya, Anna Ajmatova, Friedrich
Paulus, Kurt Gerstein, Andrei Vlasov… todos a horcajadas merodeando la
frontera entre obediencias y traiciones en momentos que para qué hablar de
ellos, tremebundos.
Así las cosas, parece que a Herr
Vollmann los archiconvencidos de cualquiera de los bandos le interesan
mucho menos que los indecisos o dubitativos, que estos sí que le van… Aunque
varios de los convencidos, Roman Karmén (que anduvo por Compostela, entre muchas
otras, filmando la guerra civil), Von Manstein o Hilde Benjamin (la
Guillotina Roja) también salen que te cagas en el monumento Europa
Central de William.
Si sabes algo de cualquiera de ellos,
héroes y villanos según en qué barrio hagas la encuesta, el libro te va a dejar
flipando y con ganas de más… si no sabes nada de ellos el libro te va a dejar
alucinando, y con ganas de más. Brutal, acero inoxidable… Europa Central entero es
impresionante, pero es que hay algunos capítulos que se salen, verdaderos relámpagos
krieg, demenciales, hiperbáricos, totalmente
insuperables, galvanizados... Un diez.
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