Por fin se sabe por qué el tipo DeLillo
no escribió ese librajo inmenso que parecía anunciar en… sí, sí, ése que medio
nos presenta en Submundo, el libro que nos prometía, os vais a enterar,
rapaces, pero que nunca llegó… acojonao…
La respuesta te la encuentras, indeciso
DonDeLillo, tras leer Europa Central de William
T. Vollmann y En busca de Klingsor de Jorge
Volpi… dos libros repletos de pura apoteosis, apabullantes, cometas
Halley, fuera de órbita, estelares…
De Vollmann y su impactante Europa
Central, tochazo memorable, ya espetamos aquí sus virguerías y
florituras sin igual… pues lo mismo hay que endilgarle al libro de Herr
Volpi… impresionante En busca de Klingsor. Anda que no
estudió y se preparó y se inspiró JorgeV… y encima le sale el libro despampanante…
seis años antes que a Vollmann, tiempo récord, qué contrarreloj.
Toda esta fascinación por los crímenes
del Reich está alcanzando cotas preocupantes, de delirio colectivo… en
el caso de Volpi, su obsesión nos lleva por los vericuetos de la carrera
que emprende el Reich por alcanzar a los Aliados en pos de la bomba atómica…
nada de Peenemünde y Von Braun… esta vez andamos entre Hahn, Werner
Heisenberg, Oppenheimer y demás lumbreras dispuestas a arrepentirse el
resto de sus vidas tras ver la carnicería total, el achicharramiento tecnológico
que conseguirían sus abstractas mentes matemáticas… todo verdad y todo ficción,
un remexido, dos caramelos… un libro de 500 paginazas que se te acaba en un periquete... qué tensión, qué enganche, qué desenfreno por saber adónde nos lleva
Volpi,… que hay que ver cómo la sale al gachó Jorge el suspense y el dato y
el repaso histórico y todo, siguiendo sus pasos por las cloacas científicas de
media Europa y ciertos desiertos norteamericanos… y el bum!... al final en Alamogordo.
Trinity… Y la clarificadora grabación, micrófonos ocultos, que le hacen a Heisenberg
y su equipo de genios tras la explosión de Hiroshima, en Farm Hall a cuerpo de rey
en vez de juzgados en Nuremberg, Operación Épsilon, Operación Alsos… ojo qué
alcantarillas, increíble, todos a estudiar...
El librajo de Volpi tiene ese punto en
que ya da igual que se nos aparezcan ciertos clichés de pelis de espías (que los
hay) o algún que otro truco más que trillado (que también
te lo encuentras) o lo que queráis, que el tipo estaba tan sembrado que todo encaja
y le queda empatenado… de estas cosas que salen bien les metas lo que les
metas, como si es ricina o estricnina, un pareado o tres solos de guitarra de ocho
minutos cada uno… que es mucho decir, que a partir de treinta
segundos me aburren casi todos… Bravo por Klingsor…
Pero volvamos a Don, que DeLillo
se leyó en 1999 el libro de Volpi y se miró al espejo y ya mismo
se dio cuenta de que estaba mayor y algo fondón y más que difícil eso de bordar
su libro sobre las pruebas nucleares en los desiertos del medio oeste y salir
aclamado por la puerta capitular, que la comparación con Klingsor lo iba a dejar
en pelotas al Don… y mejor te dejas de coñas, my friend, no digamos de
experimentos tipográficos… luego, en 2005, se leyó Europa Central y supongo
que lo que se habrá planteado DeLillo no es olvidarse de su proyecto sobre las
pruebas nucleares (de eso se encargó En busca de Klingsor), sino que se
habrá planteado colgar las botas, sin más… y quedarse en plan gurú ascético de
no sé qué cosa llamada metaliteratura o posmodernismo o demás chorradas fashion
de las que habla la gente cultísima…
Y ojo, que Vollmann también se leyó
el Klingsor de Volpi en el año 99… pero
William T. no se achicó, aunque seguro que se replanteó el soberbio Europa
Central que pariría algunos años después… vaya mellizos, estos dos… y no
confundir, más de la cuenta, con el libro de Hesse, que con la
efusividad lectora nunca se sabe.
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