Con Jurgis Baltrusaitis, nombre y
grafías inasumibles para un ser normal, ya me quedé a velas vir tras agenciarme
el impresionante En busca de Isis, repaso memorable de su búsqueda egipcia por oriente
y occidente, de sus pesquisas siguiendo el rastro y el reguero de Isis, Osiris…
a ver, que el tipo Jurgis iba a la caza de los dioses del Nilo a lo largo de
los siglos, los libros, los caminos y los frontispicios de medio mundo… y los
encontró, no dudéis, qué bonitas imágenes… no sigo, que esto ya lo he contado
en otra entrada y de otra manera.
Lo nuevo, la siguiente ida de olla, o desparrame,
o cacería… tiene que ver con los espejos… miña nai, lo que llega
a pergeñar Herr Baltrusaitis. Vivan él y sus obsesiones… y sigue buscando,
Jurgis.
De todas las cosas para las que ha
servido el espejo en los últimos tres mil años, la de menos, y con
mucha diferencia, es para mirarse en él… de verdad, estamos atontados en lo nuestro,
asfixiados en las profundidades de nuestro ombligo, eso sí, todo muy
científicamente hablando…
El otro día le dije Espejo a un
CompincheM… luego le resumí el librajo con tres palabros, en plan
justiciero dogmático: espejismo, especulación y… no me acuerdo de la tercera
palabra, qué pena. Acto seguido me acordé de Narciso mirándose en un estanque,
era inevitable…
Herr Jurgis, intuyo que de
tantas lecciones que le dieron cuando era estudiante, tiene métodos de
académico, orden y rigor… pero miras, intenciones, intereses y obsesiones de renglón
torcido, de cadena áurea, de metáfora más que de sumas o restas en el bloc
de notas. Trompos y derrapadas… El resultado es para no dejarlo pasar, sistema
y estructura aplicados a lo huidizo…
El repaso por los inventos, aberraciones
y depravaciones que tienen al espejo como protagonista me llevó a romper
todos los que había en casa, también los que me fui encontrando por la
calle mientras deambulaba... muerto de miedo. Como actuación o performance es
una porquería, lo sé; pero como desahogo me funcionó.
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