Estoy afectadísimo por la desgracia acaecida hace tres cuartos de hora. Horroroso. Sintonizando un canal de noticias me encontré con una entrevista que pensé que podría ser interesante. A los cinco minutos, un personaje al que hace no poco se tenía por outsider, free thinker, o lo que queráis, se relamía en su nuevo papel de representante y portavoz de los más apestosos eslóganes pseudo-moderno-güais. Entre sus muchas perlas una me dejó temblando. Fue una aseveración de “cum laude”, de “alma mater”, de “Padre nuestro que estás en los cielos”. Encima, un peloteo entre entrevistado y entrevistador, un qué razón tenemos, un qué moralidad la nuestra, qué ejemplo nuestros discursos… vomitivo. La perla de todas las perlas, olímpica, monumental, fue la siguiente majadería: “La violencia nunca está justificada”. Válgame dios. Aunque parezca mentira, dicha desconcertante, aberrante y vertiginosa aseveración está a la orden del día entre nuestros representantes, no digamos si el día anterior algún hecho delictivo, del tipo del que todos estáis pensando, ocupó metros y metros en los mass media.
Pero, ¿Que coño es la violencia? Compleja sería la respuesta, llena de vericuetos de todo tipo. Y por supuesto, imposible de abarcar para mi. Sin embargo, pensando en el entrevistado que “violentó” mi apacible velada hogaril no pude evitar montar un facilón guión televisivo: Usemos un elemental microgramo de nuestra imaginación y pensemos qué carajo haría cualquiera de estos alumbrados si al llegar a su placentero e idílico hogar se encontrara con su tierna hija y su deslumbrante esposa sodomizadas a la fuerza por una cuadrilla de individuos (por supuesto pertenecientes a algún grupo racial, social, que nuestro “prota” no soporta, ya sea un rojo o un facha, un jicho o un moro) ávidos de placer… No os cortéis, usar vuestra imaginación y poneros en su lugar… Pues sí, violenta respuesta sería la suya, qué menos (tenía una pistola en la chaqueta, afortunado él), y lógica, humana, comprensible y “Legal”. ¿Pero cómo, si tal reacción nunca es justificable?... Hay que ver qué cosas. O falar non ten cancelas.
Dan ganas, aunque la respuesta a nuestra “pregunta enunciado” se nos escape de las manos, de recordarles a estos líderes de pacotilla que figuras como la legítima defensa y el estado de grave ofuscación, principios como el de proporcionalidad, sistemas como el conjunto de nuestro derecho penal y un sinfín de normas, encabezadas por la Constitución, se hacen eco, de manera sustantiva o tangencial, de la violencia como elemento definidor.
Sería absurdo seguir, la violencia no es que “nunca esté justificada” como dicen algunos fantasiosos, es que está asentada en lo más elemental y básico de nuestra personalidad y sociedad. Violencias, violentadores y violentados los hay por todos lados. Hay violencias legales e ilegales, justas e injustas, comprensibles e incomprensibles, proporcionadas y desproporcionadas, etc. y etc. Las hay físicas y las hay afectivo emocionales. Un cuchillazo esgrimido de manera proporcionada y en legítima defensa puede no ser sancionado y un simple comentario soez, en determinadas circunstancias, puede ser más doloroso para quien lo escucha que una paliza… así estaríamos hasta mañana.
Volviendo a las fantasías televisivas, me encantaría protagonizar “péguele cinco tiros en la frente a sus políticos favoritos”. Elija usted mismo. Qué bacanal de plomo y sangre. Cometido sagrado. Imaginaros protagonizar esta nueva cruzada, la más deseable, justa, higiénica y reconfortante que se me ocurre. Placa, placa… pimba, pimba, …aasssucar!!
Pero, ¿Que coño es la violencia? Compleja sería la respuesta, llena de vericuetos de todo tipo. Y por supuesto, imposible de abarcar para mi. Sin embargo, pensando en el entrevistado que “violentó” mi apacible velada hogaril no pude evitar montar un facilón guión televisivo: Usemos un elemental microgramo de nuestra imaginación y pensemos qué carajo haría cualquiera de estos alumbrados si al llegar a su placentero e idílico hogar se encontrara con su tierna hija y su deslumbrante esposa sodomizadas a la fuerza por una cuadrilla de individuos (por supuesto pertenecientes a algún grupo racial, social, que nuestro “prota” no soporta, ya sea un rojo o un facha, un jicho o un moro) ávidos de placer… No os cortéis, usar vuestra imaginación y poneros en su lugar… Pues sí, violenta respuesta sería la suya, qué menos (tenía una pistola en la chaqueta, afortunado él), y lógica, humana, comprensible y “Legal”. ¿Pero cómo, si tal reacción nunca es justificable?... Hay que ver qué cosas. O falar non ten cancelas.
Dan ganas, aunque la respuesta a nuestra “pregunta enunciado” se nos escape de las manos, de recordarles a estos líderes de pacotilla que figuras como la legítima defensa y el estado de grave ofuscación, principios como el de proporcionalidad, sistemas como el conjunto de nuestro derecho penal y un sinfín de normas, encabezadas por la Constitución, se hacen eco, de manera sustantiva o tangencial, de la violencia como elemento definidor.
Sería absurdo seguir, la violencia no es que “nunca esté justificada” como dicen algunos fantasiosos, es que está asentada en lo más elemental y básico de nuestra personalidad y sociedad. Violencias, violentadores y violentados los hay por todos lados. Hay violencias legales e ilegales, justas e injustas, comprensibles e incomprensibles, proporcionadas y desproporcionadas, etc. y etc. Las hay físicas y las hay afectivo emocionales. Un cuchillazo esgrimido de manera proporcionada y en legítima defensa puede no ser sancionado y un simple comentario soez, en determinadas circunstancias, puede ser más doloroso para quien lo escucha que una paliza… así estaríamos hasta mañana.
Volviendo a las fantasías televisivas, me encantaría protagonizar “péguele cinco tiros en la frente a sus políticos favoritos”. Elija usted mismo. Qué bacanal de plomo y sangre. Cometido sagrado. Imaginaros protagonizar esta nueva cruzada, la más deseable, justa, higiénica y reconfortante que se me ocurre. Placa, placa… pimba, pimba, …aasssucar!!
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