Esta debe ser la enésima versión del viaje de Kavafis o del camino al andar
o de otras jugarretas por el estilo y que están a la orden del día y no sólo en
las metáforas, a estas alturas ya auténticas chorradas, de autores recontra
famosos…
Abdul Bashur, vaya un
personaje, aparte musulmán intrépido y vividor, estaba obsesionado con cierto
tipo de barco mercante de comienzos del siglo XX, pero obsesionado de
verdad… y se las arregló a lo largo de toda su vida para, casi siempre en el
último momento, no agenciarse el deseado barco de sus sueños cuando parecía que
todo estaba a su favor...
A ver, Abdul, no me toques las naringes, por dios… te
gustan o no te gustan esos barcos… que esto es como estar salido y desesperado
por copular y presentarse uno en el lugar ese de cierta tolerancia donde se
agolpan quince voluntarias que lo desean tanto como tú, y luego
hacerles ascos a las quince, todas chicas de rechupete, por el color de su
preciosa cabellera o por el acento o su dicción o yo qué sé las disculpas que
se te ocurren… por dios, Abdul, te gustan o no te gustan los barcos, caramba…
aclárate ya, meu… te dan miedo las rapazas?... no flotan a tu gusto?... te
mareas?
Lo anterior viene siendo una exageración porque a Abdul Bashur le encantan
los barcos y las tipas y su vida transcurre unida a ellos, a los barcos, lo mismo
que sus desvelos y alegrías a ellas… pero el caso es que nunca se hará con ese
barco deseado y soñado e idealizado… y esto ya nos suena a lo de
antes… al rollo minueto bulímico de buscarle tres pies al gato antes que
reconocernos como grandes teóricos de la actividad y ejercitantes de las
total pasividad… cosa que uno se mira en el espejo y vomita del espanto,
no hay más… comentario desafortunado que vuelve a ser una exageración porque Abdul de acción va
sobrado…
El libro es como de aventuras a raudales pero en las que no pasa nada... vale, aún así, a mí me gustó… por los pelos. Herr Mutis parece que
tiene un algo que creo que en esta primera intentona mía no aparece del todo, aunque debe andar por ahí… y que hace
que uno tenga ganas de probar con otro de sus artilugios… pero sólo con uno más, que si no acierto con ése, ahí sí que ya me desinflo.
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