martes, 12 de febrero de 2013

HPL en La Antártida


El otro día decidí agenciarme un libro de Lovecraft, el que fuese, con tal de que estuviera bien… entré en la librería con la idea de La llamada de Cthulhu o cómo se diga y salí de ella con En las montañas de la locura… en una edición alucinante con todo tipo de cosas extras o de yapa o de lleve dos y pague uno, y fotos e ilustraciones y mapas, con lo que dejé para otro día a Cthulhu y me decidí por ésta…

Convencido de que me iba a encantar, acabó aburriéndome de manera ártica. Me crionizó el ánimo. El tipo HPL, hombre de culto y con acólitos de toda pelambre, se dedica a describir durante todito el santo libro una especie de mundo primigenio, pero avanzadísimo, sito en la Antártida… algo parecido a un cuadro del Kailas o del Tibet de Nicholas Roerich, según el mismo Lovecraft nos indica. Cada pocos renglones el autor nos avisa de lo horroroso del espectáculo que luego nos pasa a describir... Cuando acaba con su descripción, plana y aburrida y decepcionante y bombástica y básicamente centrada en detalles arquitectónicos insufribles y tediosos, nos advierte de cuán inimaginable resulta lo siguiente que se pone a describir… luego nos avisará de cuán horrible es lo siguiente de lo siguiente y nos avisará también de las paralizantes imágenes que seguirán a éstas… y así hasta el final del papelón sin que en ningún momento del librajo suceda o ocurra absolutamente nada… y sin que en ningún momento acabe por explicarnos o describirnos de verdad y de una santa vez qué es eso tan horrible e inimaginable que se toparon en la Antártida los protagonistas… hallazgos que no se cansa de anunciar como el no va más de lo horripilante… puro amago, puro teatro, puro aburrimiento, puro fraude… llamadme zoquete, sí

Acabé quemado con tanta arquitectura y zaguanes y bajorrelieves y zócalos y tapias y torres y para recuperar el tono me zampé tres relatos de otro autor infinitamente más entretenidos, los relatos, que el citado En las montañas del aburrimiento y como que me volvió el riego sanguíneo al cerebro y así ya estoy en condiciones de recomendaros el libro de Lovecraft, de verdad, leedlo sin falta, mejor ayer que hoy, y veréis la diferencia entre Celcius y Fahrenheit…

He visto por ahí un tremendo libro que le dedica el infante medio/terrible Houellebecq al visionario HPL… creo que lo pone por la nubes…

Al margen de las opiniones de Houellebecq, que serán muy suyas…  lo que no tiene desperdicio es la edición esta de En las montañas del aburrimiento antártico. El libro trae todo tipo de entretenimientos y complementos a la última moda. Parte de este aderezo es una pasada detallada y concienzuda… filmografía, ilustraciones, cómics, biografía, panegíricos firmados por intocables vacas sagradas y demás rumiantes… de esto que se palpa que HPL está vivo…



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