A poco más me pego un tiro a las tres páginas. Anda uno hasta las
narices, escapando del ambiente monográfico que a todos parece absorber, de
esto que reconozco que vivo dentro de un cubo con interferencias en el que no
se ve la tele ni llega la prensa ni hay tertulias tdt ni nada de toda esa mugre,
y me viene el amigo Heinrich con que a la señora protagonista de su novelón
anticuado/moderno lo que le sucede es que la van a desahuciar… hombre no me
jodas, Böll… que ya está bien, que para eso me leo un periódico…
El amigo HBöll tenía ese punto que en alguna ocasión, cuando se
materializa sobre el papel, da un gusto que no veas… como cuando uno se ve
lleno de razón, y lo de menos es que la tenga ojo, y además de verse lleno de
razón se le viene el martillo taquigráfico a la cabeza y
medio poseído por un agente externo y pulsante suelta un discurso todo de
carrerilla y todo improvisado y todo va encajando y ya puestos entra en trance,
algo como si fuera un increíble solo musical, un punteo todito hilvanado, pero
con palabras, como un torrente, o un derrumbe o una hecatombe…
El Retrato de grupo con señora, aunque era una modernidad cuando
Böll lo parió en el año 71, te lo lees y te suena algo anticuado, y tiene un
tono como que habrá gustado y rachado en su momento, seguro que mucho, pero que
ya no, y entonces no es que le demos un seis sino que a la vez se merece un
nueve y un tres, cosas de los gustos de tipos estúpidos…
El tres es del tono y del plan en que se pone Herr Heinrich, que de
aquella ya debía ir por la vida algo a lo vaca sagrada, y eso a veces repele,
se ve que se olía el premio sueco… el nueve es de todo lo demás… Heinrich
estaba muy obsesionado, y de manera muy productiva, con la segunda cosa esa,
digo con la 2ªGM… Y en esto de la compulsión y el desmenuzamiento artístico
del tema que lo obsesiona, Herr Böll alcanza en su Retrato de grupo con señora
cotas deliciosas e impactantes hasta ahora vistas básicamente en la guía
telefónica o en proyectiles del tipo Pynchon y DFW…
una maravilla, un derrame de politonos y fusas, una orgía sobre un manchón de
tinta…
Hay asuntos como la RRT, renuncia al rendimiento
en el trabajo, que lo dejan a uno sin saber ni la hora que es… hay
varios sujetos empecinados en la lectura de Kafka Kleist Trakl Hölderlin
Brecht… ya veis la línea del tema… luego, pasada la guerra 2ª cosa esa,
hay quien empieza a hablar de cierto irlandés que también sabría escribir… el
desahucio lo paso por alto… empeñados, también, en la lectura de La colonia
penitenciaria… las bombas caen a borbotones a partir del cuarenta y
poco, cuerpo a tierra, se acaban escondiendo en unas catacumbas, se aman y se
odian y algunos envilecen el gesto mientras otros alcanzan la santidad… a quien
nos retrata el autor no es a la señora sino al grupo que la rodea y que supuestamente
está para retratarla a ella, vemos, pues, que es un virguero renano Herr
Heinrich, vale… detallado asunto, minucioso, sistemático, guía de teléfonos, orden
alfabético, posguerra, milagro económico teutón…
El tren llegó puntual, Dónde estabas, Adán?, Confesiones de un payaso,
Billar a las nueve y media, Relatos… impresionantes y, a veces, brutales variaciones sobre una misma
cuestión… luego viene Sebald y nos espeta que la verdad máxima está en El
ángel callaba… a mí me lo regalaron el libro este, ebrio de
agradecimiento e ilusión me puse con él… caramba con Sebald, será que exagera
un poco?... no sé, a mí me lo pareció… Böll también tiene otro tipo de comedura-de-tarro
que nos cuenta en otros de sus libros… De El honor perdido de Katharina Blum
se hizo una peli de cuidado… El comentario del Herr sobre la prensa
sensacionalista que aparece al final del libro, y que reproducen en la peli, es
memorable…
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