La edición esta de Anatomía de la inquietud la tuve
delante de mí cuando salió, hace ya unos cuantos años. De aquella no me la
agencié, quedaba para otro día… otro día que no llegó porque el librito
desapareció en manos de algún desaprensivo… y nunca más lo repusieron y me
fastidió la cosa porque el amigo Chatwin es fotogénico y en la
portada salía cojonudamente y En la Patagonia ya me había
impresionado un huevo con lo que me quedé mal y a la espera de localizar otro
ejemplar similar de su Anatomía…
Lo pillé por internet hace nada… el libro está del trinque, impoluto,
precios populares; y eso que el librero tenía apuntado a lápiz en las guardas
“descatalogado y difícil de encontrar”… pues ahora más difícil …
El título entre barateiro, pretencioso y con reminiscencias de Burton
y su Melancolía no fue elección de Herr Chatwin, menos mal, sino de sus
editores miembros del Trust. Lo que nos plantan delante de
las manos a tipos sin criterio salvo para las fotos de la portada es una
recopilación póstuma de relatos, reseñas, idas de olla y demás varietés del guaperas albión… y estamos apañados… estamos hipnotizados… estamos que no
encajamos… estamos…
Bruce se nos viene con el anarquista ferrolano Antonio Soto y
sus andanzas patagónicas… tremendo asunto… y tremendo cachondeo que nos lo
vengan a contar en inglés… por aquí se ve de cando en vez, a altas horas de la
madrugada, medio encriptado, un documental televisivo sobre el tema… Chatwin
estaba enteradísimo de todo lo ocurrido, conoció también a varios protagonistas
del revolcón, se empapó de la cuestión, todo en inglés…
Sigo. El colmo del qué bien vivías Bruce, es cuando el Míster Albión nos
empieza a soltar lo de las villas de Capri… sobre todo dos, la
de Axel
Munthe y la de Curzio Malaparte… Sí, sí, entrad en
internet y poneros a diluir vuestras horas en sus balcones mediterráneos o en
sus escaleras en el techo o en lo que os dé la gana pero con cielo azul y mar
verde y pereza y caldo caldo ma non troppo… O la torre en la toscana de Gregor
von Rezzori… mimá, así da gusto ser un… y cómo nos lo cuenta el tipo fotogénico…
Sigo. De vuelta en las villas de Caprí, Malaparte, ojo qué personaje, le
indicó al arquitecto de turno que quería que le hiciese una “casa
come me”… está bien la cosa… y la casa, rara y espectacular. Con lo de
una “casa como yo” Curzio Malaparte se refería a que tenía que ser “triste,
dura, severa”…
Pero no todo es buen gusto y abundancia… que a Herr Chatwin la Patagonia
le afectó al sentido del ridículo, que lo debió perder en parte, porque se
nos pone a escribir algún que otro relato a lo Borges que se hace muy
chapucero. En Anatomía hay alguna muestra de ello… pero se le perdona porque el
amigo Bruce admiraba tanto al Bonaerense Universal que pensando en
él y en un momento de inspiración total soltó en riguroso directo, con el
Bonaerense genial delante de sus narices en el plató de televisión, la
gran apoteosis del elogio y le dijo al mismísimo Borges lo del cepillo
de dientes y todo lo demás de galanteo que le dio la gana, improvisando
de lo lindo y de carrerilla y de admiración por Jorge Luis… y hay que ver
la cara que se le queda a Vargas Llosa, que tuvo la suerte de estar sentado ese
día en el mismo plató con estos otros dos, la cara de estarse abrumando ante
esa suerte de comentario y retahíla feliz e inspirada que le salía a Chatwin
por la boca… y va el albión guaperas y cuando acaba su filigrana le da entrada
a Herr
Vargas Llosa que, hechizado de por vida, reacciona como buenamente
puede y se atraganta y le sale un pírrico estoy de acuerdo… digo i agree…
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