Como la foto DadÁ con el uniforme
imposible de cucuruchos de cartulina u hojalata y su poema Karawane y otros
éxtasis más, todos ellos chispas rebeldes y radicales, pesan tanto
tantísimo, resulta que bastan y sobran para que Hugo Ball viva de rentas,
qué menos… Pues aún hay otras cosas, y bien diferentes…
Herr Ball lo mismo se
cagaba-en-todo mediante poemas incomprensibles, que mediante un
numerito de vodevil, que mediante… también, me lo acabo de zampar estos días,
mediante librajos pero que muy serios… esperad que os lo pongo bien clarito: no
en plan relámpago o chispazo artístico, que así muchos lo tomaban a Herr Hugo como
simple bromista, allá ellos, sino que en plan discurso ordenado, manual básico
e inspirado, instrucciones de uso, Ley carajo, para que se
rasquen las picaduras los obsesos de la teoría, de lo sesudo, de lo intocable y
clásico… los intelectuales, digo… bazofia ¿pensante? a la que Herr Hugo
arreó que no veas y donde más le dolía… pupa, thrombocid… aunque para ello, al
jugar en su terreno, que también era el suyo y al final Dadá parece la anécdota
en Hugo Ball, tuviese que embadurnarse también él con sus tics y bajezas de
cuarto oscuro en el que nunca entra la luz ni se ventila… de esto que cuanto
más al norte más les da por esa vanidad que los lleva a pensar en la nada confundiéndola
con el todo… y se creen que su ombligo es universal… y, además, mejor... vanidad de la que, a veces, sale cada libro quetecagas
A pesar de que Herr Ball puesto a
teorizar enjundiosamente acaba siendo outra vaca no millo, en este caso nos
va a dar igual porque, por lo menos, su radical y entretenida teorización
consiste en cagarse seriamente en casi todos sus demás compañeros patrios, de
Kant a Fichte, de Hegel a Marx, que también teorizaban radical y
enjundiosamente… no sé si me explico… brindemos, chin – chin… aunque
todo ello con cierta trampa por su parte, que Ball formaba parte de la
Alemania católica enfrentada con la protestante, que es a la que él critica principalmente… Aún así… Cogeros
su Crítica a la inteligencia alemana,
posteriormente corregida y ampliada por el propio Ball en 1924 como Las
consecuencias de la Reforma y
veréis al antipatriota teutón leyéndole la cartilla DadÁ al pasado y al futuro,
a pesar de que en 1924 aún no se sabía lo que vendría…
En esta edición de Dios tras Dadá, aparte Las
consecuencias de la Reforma, con la que confirmamos que a Ball lo mismo le da
la filigrana
dadaísta, irresistible para cualquiera con dos ojos en la mente, que
se larga un discurso proteico y enrevesado… también vienen otras rarities
que se merecen palmadas mejor acompasadas que las anteriores… parece que Dadá y
el Cabaret Voltaire fueron flor de un día para Hugo Ball… al rato estaba
filosofando sesudamente, biografiando a Hesse, carteándose con Carl
Schmitt y comentando sus primeros y abstrusos libros, uh qué miedo… escribiendo
hagiografías de Areopagita, El Estilita y Clímaco, miña nai qué acontecimiento
Bizantino, y hasta ocupado en inconclusos proyectos sobre exorcismos y demonología…
sí que era un avanzado Hugo Ball… Remata el bucle térmico e inverosímil explicando
que el nombre DADÁ eran las iniciales de Dionisio Areopagita escritas dos veces
seguidas… el empacho es tal que habrá que tomarse la tablette Alka
Seltzer antes de seguir otro día, que lo de Schmitt/Hesse/Ball es
para contar entre tremendos tres…
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