Después de El grito silencioso y Una
cuestión personal me acabo de dar la trompada con los Cuadernos
de Hiroshima… no sé quién me había hablado de estos cuadernos. Me metió
las ganas y las curiosidades. A lo mejor me estaban vacilando… En su momento, como no encontré el librajo
apocalíptico, así por las buenas me agencié El grito silencioso, que
es un libro tremendo de verdad… luego Una cuestión personal, peor que el
anterior, pero de cuidado…
El caso es que menos mal que al comienzo
no localicé Cuadernos de Hiroshima, porque se me habrían quitado las ganas
niponas… Vienen siendo unos artículos que entre 1963 y 1965 escribió el tipo Kenzaburo
tras sus visitas al lugar del achicharramiento en masa. No sé, me esperaba algo… Mejor que leer el libro es echarle un vistazo, ya os hablé del asunto, a White
light, black rain… mimá… Oé quedó traspuesto con sus viajes a
Hiroshima, no es para menos… asunto distinto son sus cuadernos. En aquel
momento debieron romper tabúes, barreras y varias cosas más, eso dicen, pero ahora
parecen ag ua chirla… de todas maneras, hay cosas que hacen trastabillarse al
más pintado. Nos cuenta lo del “Pika Don”… nos habla de ciertos
personajes de mucha índole, de las cicatrices queloides, del número de glóbulos
en sangre… no se suele parar en datos el amigo Oé, pero algunos que se le
escapan, arrepían…
Hace nada le volvieron a preguntar por
el asunto nuclear a Herr Kenzaburo, justo tras el tsunami, y a poco más se hace el seppuku
en plan metafórico, no como otros que se lo hicieron de veras…
Me voy a olvidar de sus Cuadernos,
y me pondré con alguna otra de sus novelas… por alguno de sus títulos,
conociendo las dos que le conozco, ya se intuye otra buena barruntada del
tipo
Oé, al estilo del grito silencioso, bruuutaaal, meeetaaal… Como no sé
cuál pillar me fijaré en las portadas. Si en alguna sale un círculo
rojo, me cojo ésa. Si sale en más de una, el círculo rojo digo, ya veré
lo que hago después de coger las dos o las tres o las que sean. No sé si es por el sol naciente o por cuestiones menos obvias pero hay que ver cuánto círculo rojo le ponen en Anagrama a los libros de Kenzaburo...
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