Tengo una empanada de
tal calibre que no sé si estoy delante del Monte Fuji o cerca de Riaño,
provincia de León, metido a pico y pala entre esas montañas sin igual… mentira,
que la confusión no lo es entre esos dos lugares, sino entre Kenzaburo
Oé y Jesús Fernández Santos…
¿?
Los bravos me cayó en las manos porque pocos sitios conozco más bonitos que esa franja
tremenda del mapa que ni es Picos de Europa ni es la Meseta, se llame
como se llame la cosa al sur de la Cordillera Cantábrica… Herr
Fenández Santos, que el terreno se lo conocía bien, parió un librajo
como la copa de un pino: Los bravos… pura montaña, todo verdad… de esos
libros que te ponen en guardia, que te crees de cabo a rabo, que dices así son
las cosas, qué maneras, verdad de la buena y mejor escuchar lo que me están
contando… a ver, cosa seria, recia… en plena sierra, lugar de Cerulleda.
Es una de esas trompadas
que, el día que la acabas de leer, te vas un mes de excursión al sitio, a
dormir al raso, a coger una pulmonía… o te lo traes a casa, el sitio, porque lo
llevas puesto. No sé… hay tipos que se sientan a escribir y paren una
montaña, o un espejo, o un candado… de pura verdad, sin epidural. Como Kenzaburo,
Xosé
Luis, como tantos otros… Si ves una foto de Jesús Fernández Santos no
te lo acabas de creer. Si lo oyes, menos… un algo de anodino que echa para
atrás… mejor cogerse Los bravos, la mochila, la pasta de dientes y a patear trocha
arriba…
Este libro padece
de estar archiestudiado por mareas de especialistas en
desnudarlo
y catalogarlo todo… qué pena. No lo sabía, lo cuentan en la edición de
Castalia. Dicen que con ella, con Los bravos, se inicia no sé qué
movimiento literario y que luego Jesús, Rafael, Ignacio, sin duda todos
unas máquinas, resulta que se convierten en la generación de no sé cuánto… muy
interesante, sí, pero casi se te quitan las ganas de leer… qué responsabilidad,
cosa tan seria según quién nos la cuente.
Las fotos de Cerulleda
no engañan a nadie… hay que ver el río, el puente y el molino a pie de la
corredoira… El frío también se ve, y el hambre, el miedo, la bilis, el rencor y
las
ventanas cerradas en casas abiertas... El libro es más claro que las fotos…
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