No sé si estaré en las penúltimas…
porque sigo con lo de las cabañas. Empanada neo rural de niños perdidos y algo
pusilánimes… se mua… El desconcierto se convierte en pura vergüenza de uno
mismo, de lo gili que soy, cuando paso el asunto por el filtro Bernhard, que
resume la tontería kitsch de las cabañitas con su “cabañas de ocasión y confusión”
Como mi tontería no es nueva, hace años
había ido a ver una exposición que, en el colmo de la afectación, se llamó Cabañas
para pensar… miñanai, qué título… como las cabañas me gustan fui a ver
la muestra: bien bonitas las chozas, en unos parajes, tirando a nórdicos, que
valen su peso en… La elección de los ¿cabañistas? era como muy de tópico
plural y acomodado. Que si Wittgenstein, Woolf, Heidegger, Mahler…
aunque, luego, se te aparecía Derek Jarman y te sorprendía el tópico
en singular, con una cabaña negra y amarilla rodeada por un jardín
medio desértico y plantada delante de una central no sé si térmica o nuclear.
Pensar en cabañas puede pasar… pero
pensar en cabañas para pensar, no, no puede pasar, es repelente, atacante,
sin más. Como de ciencias cada día sé menos, me ayudo de un ejemplo: se pueden
pensar tonterías, cosa sanísima y recomendable… y se puede ser tonto,
cosa distinta, mucho menos sana y sinónimo de…
La tontería de pensar en cabañas es muy
distinta, quiero creer, del tonto que piensa en cabañas para pensar…
me topé con el libro de aquella exposición hace nada… editado para tontos, ahí
fui a retratarme… Muy bonito en lo que a fotos, planos y alzados, mapas,
herbolario y demás lisonjas se refiere, de verdad, que aquello estaba currado y
entraba por los ojos.
Pero qué decir del conjunto de
¿textos?
que acompañan lo anterior… porque, además de las fotos y resto de florituras,
en el librajo que se publicó sobre dicha exposición se recopilan varios
¿textos? preparados con ocasión de la muestra que, de verdad, los lees y quieres
destruir todas las cabañas del universo cabañal…
Hay que ver este conjunto de textos
o ensayitos u horteradas o chuminadas o torpezas que aparecen en el
catálogo de Cabañas para pensar… algunos de sus autores son bastante conocidos
y otros no. Me acordé del libro de Adam Sharr sobre el refugio de Heidegger en Todtnauberg…
tuve la moral de leerlo hace tiempo, vaya tontería, diréis… no sé, era flojito pero
tenía sus cosas.
En un reportaje, en Vimeo, se ve a los
organizadores y comisarios de Cabañas para pensar comentar que la
idea de su exposición surgió tras la lectura del libro de Adam Sharr, que se
subtitulaba: Un espacio para pensar… dale
molino… cuentan que fue la decepción ante este libro lo que los llevó a
trabajar sobre el tema… opinan que el libro de Sharr no era bueno ni desde el
punto de vista técnico (Sharr es arquitecto) ni desde el punto de vista más
discursivo o ensayístico, según indican ¿?. Y se ponen manos a la obra,
tratando de enmendarle la plana a Herr Sharr, como ellos mismos reconocen
sin ambages… pero, un momentito… vamos a ver… aclarémonos… que si el libro
de Sharr es flojito, esto otro, me refiero al conjunto de doctos comentarios
que estos fieras parieron con ocasión de su exposición… decía que, eStoNces,
esto otro, ¿qué carajo es?... no sé, ¿Blandiblú? ¿Bisutería trasnochada?...
Mil días, una de las partes de Roxe de Sebes, de Herr Ignacio Castro, me gustó... pero es que la comparo con esto otro y no es que me gustara, es que me encantó.
Mil días, una de las partes de Roxe de Sebes, de Herr Ignacio Castro, me gustó... pero es que la comparo con esto otro y no es que me gustara, es que me encantó.
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