El espacio interior de mundo, chispazo
poético, se lo pide prestado Peter Sloterdijk a Rainer Maria Rilke…
Luego se lo aplica a sus esferas…
y a la globalización, ya finiquitada, y a la globalidad, en riguroso directo. El
conjunto resulta indescifrable, como de costumbre. Cada determinado número de
páginas te encuentras con alguna de esas cosas que se le escapan a Herr
Sloterdijk, y que valen su peso en oro… Inauditas y seductoras. De esto
que cruzas los dedos para que anfetamínicos como éste gobiernen el
discurrir…
Cuando el gachó Sloterdijk se pone a
destripar al sujeto de turno en sus cursos rápidos de anatomía cósmica, bien
sea la “Globalidad”, la “Americanología” o el “terrorismo
como romanticismo del ataque puro” no suelen aparecer tripas,
entiéndase vísceras, sino absolutas marcianadas… luego
tenemos a quien no lo tolera y a quien sí. En cualquier caso, el resultado es
de aúpa.
Hay gente que se toma en serio el
periódico o el telediario, digamos que necesita su dosis diaria de sermón
monoteísta y sandeces tutiplén… los hay que, a mayores, se tragan
enteritas diversas tertulias y debates ad infinitum… unos mártires
bien tarados, vamos. Según el monoteísmo de izquierda o derecha que procesen
estos tipos, interpretan la andanada lisérgica de Herr
Peter sobre la Globalidad como si fuera un manual
de crítica o una exaltación de la misma… sin ser ninguna de las dos, carajo.
Pero de lo obsesionados que están con sus misales les parece que sí. Y están
convencidos. Me he topado con algunos ejemplos insuperables… Como si se leen El
Quijote y, vista la presencia de los molinos de viento, nos dicen que el libro
de Cervantes va sobre las energías renovables… Algo
parecido, estamos hablando de estar desorientado a más no poder, me pasa
a mí con el teléfono móvil. Desde hace años, cuando oigo un pajarito
cantar pienso que es un mensaje en el teléfono… tengo un compinche que
cuando le dio una angina de pecho pensó que era el puñetero móvil en modo
vibrador que suele llevar en el bolsillo de la camisa. Al darse cuenta
de que estaba en bañador en la playa la cosa cambió...
En el mundo interior del Capital hasta podría
parecer una continuación de la ida de olla por antonomasia que
viene siendo la trilogía Esferas… Como de costumbre el
librajo se te sale por la tangente nada más
cogerlo… moita índole. De Cristóbal Colón al Gran Interior, pasando por el
Abandono del Este, Magallanes y Elcano, el Horror Blanco, Julio Verne, la Sociedad de Paredes Finas
o las nuevas Mutaciones en el Espacio de Confort… puro Sloterdijk, heterodoxia
delirante y exceso. Cuando lo lees no sabes si tienes delante una gran
parida o la verdad desde dentro… cuando lo escuchas confundes a Bach
con el Punk.
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