Tengo tres buenos amigos que, cada uno en su línea, se dedican a eso
de correr… Con cualquiera de ellos he pasado inmejorables horas hablando del
asunto éste del correr al que Murakami le dedica un libro, algo
así como un diario del escritor japonés… A poco que nos dejemos ir, lo de
patear a diario da para mucho que comentar, y es que en dicho trote se dan
cita, aparte esfuerzos, sudores y estiramientos, pues manías de todo tipo,
tendencias cronometradoras, alimentos optimizadores del rendimiento, potingues
mágicos, compañerismo, tipos de pisada, obsesiones por el colesterol o el
bisniki, euforias, decepciones, lesiones y un largo etcétera de cuestiones de acuciante
perentoriedad para quien se halla inmerso en el asunto… esto que dicen que el
correr, engancha… pues eso.
Y entonces, acostumbrado a que el correr dé para mucho, resulta que va
uno todo ilusionado y se coge el libro del afamado escritor de turno, individuo del que hasta éste no había leído ningún libro… Haruki
se cansa más si corre cien kilómetros que si corre diez. También se abriga si
hace frio y se quita la camiseta si hace mucho calor. Prefiere una marca de
zapatillas a la otra. Adelgaza cuando entrena a diario y, a veces, le da pereza
salir a patear cuando llueve, no le gusta hacerlo por una carretera llena de
coches y prefiere un parque o un sendero por la costa, bebe cuando tiene sed, o, incluso sin tenerla, lo hace para hidratarse, a ver, que en el fondo de una prospección psicológica sin fondo Haruki nos desvela que corre con las piernas, dos en total… Resultado de todo ello es que Haruki no nos cuenta en su libro nada que no nos pudiera contar un chaval de parvulitos no muy locuaz después
de su primera clase de gimnasia… Haruki ni tiene gracia, ni es enjundioso, ni
agudo, ni sutil, ni raro, ni nada de nada salvo un tipo ramplón y tedioso cuando
escribe sobre correr… es que tiene que haberlo hecho obligado por el editor, lo
de escribir el libro digo, rosmando, sin ganas ni una idea clara de qué carajo
hacer, cosa que tampoco lo disculpa, que hay libros a montones que, escritos en
esa tesitura por sus autores, son la gloria pura… Haruki, Haruki, por favor.
Con lo de los diarios hemos batallado varias
veces, que cuando están bien, son una pasada, y cuando no, pues son un coñazo… bajeza
de análisis ésta que bien podría parecer una sesuda reflexión de Murakami…
Para salir de dudas sobre el autor, voy a enterarme de cuál de sus novelas pasa
por ser su “tour de force”, chorrada políglota que dejo caer así
como quien no quiere la cosa pero básicamente porque en castellano se me hace
prácticamente imposible decir que Haruki pueda haber escrito una obra rotunda,
no digamos genial o maestra, que a lo mejor sí, que ya veremos, que para eso me
pienso leer una novela del personaje, pero es que lo dudo muy seriamente, y ya veis
que empiezo con cierto prejuicio, pero es que de eso nada,
leeros el libro que le dedica a lo de correr y hablamos…
Y vuelvo a las conversaciones con mis compañeiros atletas aficionados
pero que no veáis como corren los tipos, alucinante, qué desparpajo… les voy a
preguntar por ciertas cuestiones que el ramplón de Haruki trata en su soporífero
diario de corredor para oír sus respuestas… hasta ahora sabemos, os lo
digo yo, que la pregunta que se hace Haruki: de qué hablo cuando hablo de
correr tiene una decepcionante respuesta, y es que Haruki no habla de nada…
veremos de qué hablan ellos cuando hablan de correr… como mínimo, de muchas cosas
Por cierto, también pienso probar con el libro de Echenoz, que algo me
han comentado de él…
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