José María Parreño da la sensación
de que se va de viaje con ganas de no hacerlo, aunque habría que aclarar el
concepto, que es que da la sensación de que se muere de ganas de irse de viaje
pero como a él le debe gustar, intuimos, que es diciendo que no le apetece, una
cosa más bien esquizoide, pero de baja intensidad, nada de grandes procesos
internos y torturadores, sino una esquizofrenia de medio pelo, o pacotilla, a
ver, un ¿engreído? que dirían otros… de esto que algo te apetece mucho, pero
más te apetece que parezca que no te apetece, a ver, que te rueguen por las
cosas… cosa que dicha toda de golpe no pasa de ser una estupidez por mi parte,
que nada sé de cómo le gusta lo del viajar al autor.
Fruto de irse de viaje con ganas de hacerlo pero sin tener ganas de
hacerlo, y viceversa, le salió un libro que me acabo de leer: Viajes
de un antipático. Me lo encontré el otro día por casualidad. Editado en
la misma colección que un artefacto conglomerado de genialidades
de Pe
Cas Cor, autor del que no me atrevo a decir nada, salvo que es un fuera
de serie, que si no me avisa un Preclaro compinche y me lo recomienda yo no me
entero de su existencia y me estaría perdiendo algo de lo mejor que he leído en
mi actual y futuras vidas, un tipo del que puedes soltar animaladas del estilo que era un genio y quedarte más ancho que un tonel…
Tenemos que el libro de Parreño está editado de tal manera y
formato y características estéticas del objeto, que uno mismo, aparte
comprárselo, siente que también pudiera darse el caso de que compartiera con el
libro del genio que me recomendaron algo más que la apariencia externa, a
saber: un contenido deslumbrante, qué deslumbrante, insuperable… pero no es el
caso. Viajes de un antipático me gustó bien, pero no tiene nada que
ver con las cosas que le salían al otro tipo de quien hablamos… De esto que si Parreño
fuera un hacha del merchandising se habría negado a que su fenomenal Viajes
de un antipático compartiera colección con los Cuadernos amarillo, rojo, verde y azul de PeCasCor…
Porque lo vemos en la estantería y el libro de José MaríaP nos recuerda
al otro y entonces eso que dicen de que las comparaciones son odiosas se nos
viene encima y nos chafa un poco bastante el libro de viajes de Parreño que,
estando muy bien, no es lo del otro libro, que se situaría fuera de concurso y
también de la Vía Láctea… aunque ojo, que podría ser, hablamos ahora de otra
posibilidad, que la simple inclusión de su libro junto al del genio, en la
misma colección de Árdora, colmase a Parreño de laureles y vanidades, que esto
también es verosímil, que no hay duda de que es un tipo con gusto y seguro que
aprecia a PCC…
A Parreño lo de la comparación le sale mejor con otro librazo,
fijaros lo que os digo, que por aquí nos encanta: "Un bárbaro en Asia", de Henri
Michaux. Es que el uno recuerda al otro, a pesar de la porrada de años
entre ambos y de muchas otras irrelevancias y majaderías… y vaya dos
librajos que tenemos… En Viajes de un antipático algunas de
las cosas que nos cuenta son, de verdad, divertidas y estrafalarias y
ocurrentes y más bien frescas y hasta resentidas y lloronas y poco admirativas,
aunque algunas también esto último, y chispeantes y me gustaron de veras… y lo
mejor es que a Parreño le salen de vez en cuando tremendas andanadas solido
gaseosas como el embargante asunto de si es posible pensar un “hachazo
en la frente”, en la propia, entiendo yo, cuestión que a mí me capta como
adepto incondicional del tipo… Que justo antes de lo de pensarse el hachazo nos
explica José María que “la verdad, si es que existe, está del otro
lado…” subterfugios que lo dejan al lector como con ganas de festejar
el descubrimiento… para lo cual me voy a hacer con los servicios, si puedo, de
la cosa siguiente: Cuentos de sombras… que ya a la portada que tiene le estoy
dando el sobresaliente…
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