Tengo entre las manos una nueva versión del sobreviví a la muerte de
ojos azules, al achicharramiento yiddish… esta nueva versión se llama El libro de las
preguntas y es una cosa que, para que nos entendamos, es como
si María Zambrano
se hubiese impuesto como ejercicio contemplativo escribir una frase, corta a
poder ser, seguida de un aparte. Frase seguida de punto… y aparte. Y en el medio
un hueco…
Y así hasta un infinito que se sitúa pasadas ochocientas páginas. Entonces la
pinta del artefacto en dos volúmenes es muy bonita, hasta lindísima y artística…
También hay que tener en cuenta que Edmond Jabés no es María Zambrano…
Porque María
Zambrano lo habría bordado en esta temática y en este formato
que le son propios a El libro de las preguntas… y además no habría sido necesario traducir el
librajo… aunque siendo el formato y la temática tan como atractivas e
impresionantes también Herr Edmond Jabés, que se ve
que tenía cierta magia, consigue algo así como que nos enfrasquemos en sus
elucubraciones abstracto místico contemplativas… aunque abuse de ciertos
recursos que en manos de otros son la gloria y que en las suyas no cuajan de la
misma manera o parecen simple y puro mecanicismo, o hasta torpe chapoteo… aunque
esto último pienso que es una exageración, o una maldad.
Y entonces hay que decirlo, porque resulta como un estornudo de
incontrolable… que Edmond Jabés no es María Zambrano ya lo sabemos, pero
sobre todo, lo que pasa realmente y es lo relevante y resulta un comentario
inevitable y yo no me lo pienso callar porque soy así de impresentable y
fanático es que Herr Jabés no es Paul Celan… ahí duele, eh?... y
menos mal, porque ochocientas páginas de Paul Celan, y la humanidad en su
conjunto implosiona, se extingue, se auto-elimina, das ende!... la cosa es que
las artes del uno y del otro son distintas, creo, pero el asunto el mismo y
siendo eso así, pasa lo que pasa… que Celan es un mundo aparte…
Respuesta: La receta
iluminada de veras sería que, en vez de cogeros El libro de las preguntas,
que no está nada mal, vale, lo que quieras, pero en vez de leéroslo lo que
habría que hacer es h/ojear alguno de los poemas cósmicos de Celan… pero con cuentagotas,
achtung!! criaturas desorientadas, que os podéis envenenar, que a Herr
Celan hay que leerle una frase al año, que más y os deprimís… y así de golpe ya sabríamos qué es el libro de
las preguntas… y qué el de las respuestas … y veríamos cómo se nos escapan de
entre las manos unas y otras…
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