A Klaus no lo aguantaba ni su madre, que de tanta locura y
aspavientos y brotes al límite de lo razonable agotaba hasta a un santo el histrión
tedesco… mucho menos lo aturaban el resto de familia allegados
conocidos y transeúntes varios…
Klaus tampoco
aguantaba a ni dios, qué bonita coincidencia, así da gusto jugar al cálculo
algebraico, cuando todo encaja tan bien y el resultado por un lado se compensa
con el resultado por el otro y tenemos un rotundo cero dominical… de esto que
una tipa te dice: me das asco, y tú le contestas: y tú a mí más,
la-concha-tus-muelas… y qué delicia de atardecer sabiéndote un cero, lo
mismo que ella, otro cero. Y empiezas a botar de lo redundo, digo redondo que eres…
Tengo cogido por la portada el librajo Yo necesito amor… espectacular,
criminal. Hace muchos años me lo leí siguiendo las instrucciones de un
compinche Mo que estaba al corriente de las andanzas del jamelgo esquizofrénico…
el compinche Mo me contó cómo el día del pasamiento del jamado teutón se habían
descorchado botellas entre familiares y compañeros de profesión, se habían
lanzado foguetes, se había celebrado el golazo estadio en pié, se había
anunciado la natividad de una nueva era… el compinche Mo me contó esto y mucho
más, me convenció y me agencié las estupefacientes memorias del Ogro
Kinski… las pelis panorámicas ya las había visto, una pasada… de ahí el
interés.
El Ogro Kinski no soportaba a ni dios, cierto, pero tenía sus
contradicciones afectivas y entonces soportaba a Bernard Moitessier, otro
tipo muy a su manera que tampoco soportaba a nadie… Moitessier hizo eso tan
famoso de irse a dar la vuelta al mundo solo y cuando regresó… pero irse solo,
ojo, sin hacer la chorrada infantiloide esa que dicen todos los peregrinos a
Santiago, que nos cuentan que quieren estar solos aunque luego te espetan que lo
mejor del camino es la gente que te encuentras y conoces, váyase usted a tomar
por el saco, carajo, que para conocer gente no hay que irse a hacer el camino
en solitario, vaya empanada que tienes, que llega con bajarse a la calle, o las
bragas si eres tía… el caso es que Moitessier se fue a dar la vuelta al
mundo solo… y lo hizo. Y cuando volvía de su viaje por el mundo adelante, solo
y a solas, vio a la gente que se agolpaba y lo esperaba para celebrar con él la
machada viajera y solitaria y transcontinental, y siguió de largo, normal,
escapó, de un chimpo los dejó plantados…
Kinski cuenta que varias veces intentó asesinar a Werner Herzog. Y Werner
H cuenta que Kinski varias veces lo intentó matar… en la selva, en el
hotel, en Perú, en sueños y en sus borracheras rio abajo… ambos sobrevivieron a
las intentonas, también a las borracheras, de ahí que no me las crea del todo, ni intentonas ni borracheras…
aunque lo cuenten los dos.
Las historias de Klaus recuerdan las
animaladas que se topan sin aviso previo en ciertos y encantadores y promiscuos
libritos de memorias o diarios… mejor no dar nombres porque entonces les cogéis
ojeriza, mejor que penséis lo que os dé la gana…
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