Acabo de terminar un víacrucis que me diréis que soy imbécil. Y tenéis
toda la razón… Una eternidad atrancado con un escritor intocable y una novela
sacrosanta, dispendio de hojas interminable y decepcionante… decir coñazo o
tomadura de pelo sería generoso… No hay derecho, carajo, que bien sé que el
concepto que de sí mismo tenía el autor era elevadísimo, tanto en lo personal
como en lo artístico, que era un pedante de la peor calaña, de esos que van de
generosos y razonables y entregados a las causas más altruistas y encantadores
y ejemplares y samaritanos, y además lo son, todo lo anterior, vamos, un dechado
de virtudes, a ver, un tipo atacante… que bien sé que la novelita de
seiscientas aburridísimas páginas aparece en la lista de lo indispensable de
cualquier crítico adocenado – avieso… junto a otras obras kilométricas y
decimonónicas del mismo pájaro… que seguro que están mejor que ésta, resulta estadísticamente
inevitable…
Ya está, no hay más, ni autor ni novela bluff, que no se merece la curiosidad ajena, olvidaros de él y de lo suyo…
Justo antes me había leído un libro de un individuo con gafas, de
profesión periodista, alucinado y rockero, y que ahora, como por generación
espontánea, todo el mundo dice que leía y admiraba desde siempre… y resulta que
yo no sabía ni quién era el sujeto, es que no me entero, y me puse a estudiar
para poder mirar a los ojos de los snobs que lo leían desde antes de que hubiera
publicado nada el tipo, mirarles a los ojos, os aclaro, mientras les doy con la
estaca de ferro en el cráneo, que no está ni bien ni mal, el libro digo… aunque
de estar algo, decídase usted por favor, está más bien que mal… pero como la
naturaleza es por definición cambiante, resulta que rematado el
viacrucis decimonónico, con el trastorno que me ha producido, os
aseguro que el libro del periodista de profesión, alucinado y rockero de
vocación, está muy bien, espectacular, os lo recomiendo, que esto es como lo de
los vasos comunicantes, que Hunter S. Thompson, no digamos en comparación
con el otro, es un portento de lo divertido y ocurrente y tenso que puede ser.
Mañana o pasado, cuando acabe el libro que tengo ahora encadenado al pescuezo,
y que me está gustando muy mucho, seguro que Hunter S. me parece cosa
distinta a las dos que os acabo de contar, e inferior, cosa distinta e inferior
a las anteriores… seguro.
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