Estos últimos días asistí cariacontecido
a la ruptura de la barrera del sonido, al desarrollo del proyecto Mercury, a la
aparición de Sputniks, Gagarins, John Glenns y demás golpes en el pecho en
plan lucha de bloques este-oeste, guerra fría y a ver quién la tiene más
cósmica, si Uncle Sam o Tobaris Politburó…
Jopé con el documental que escribió
nuestro Hombre en el meollo, Tom Wolfe… absorbente chupinazo con
ciertos detalles de lo más técnico: alturas, potencias, órbitas, velocidades; y
ciertos otros de lo más populoso: jolgorio de masas, rollo testosterónico,
cazadoras de cuero, confeti en las calles de las ciudades, chicas descocadas y
países enfrentados. El asunto gloriosamente documentado por escrito por TWolfe
acaba con el propio final del proyecto Mercury… que, a partir de ahí, el Hombre
en el meollo no nos cuenta más y hay que recurrir a la tele para ver lo
de la llegada a la luna, la definitiva bajada de pantalones yanqui ante el
indispensable Von Braun y sus acólitos de Peenemunde y demás sucesos escabrosos
en pos del progreso y del interés general…
Al final, además de encantado con el
libro, me quedé con una duda… Hay un leve tono patriotero tan como poco
serio o hasta kitsch que no sé de qué va la cosa… teniendo buen concepto del Hombre
en el meollo a la hora de que se ponga a escribir y le salgan sus
libros cojonudos y bien hechos, no sé si estamos delante de un asunto de esos
que hay que leer con segundas o no… no porque el tono ese sea bueno o malo, que
me trae sin cuidado siempre que el librajo resulte decente, sino porque no
pegaba, o no le salía bien, o chirriaba… y entonces sí que me descolocaba… un
lío, vamos, por no decir que siempre que aparece de por medio la posibilidad de
la ironía, las segundas intenciones y demás diluyentes de la intención, yo no me
entero, como ya he reconocido en numerosas ocasiones…
Aunque lo anterior es por criticar algo,
porque las cuatrocientas páginas del documental te succionan tan rápidamente
que el libro te encanta, y esto de buscarle las cosquillas kitsch al
autor y a su tono lo hago por revolverme un poco en plan finolis y
enteradillo… y vuelvo sobre el rollo patriotero camp, que estoy pensando
que en todo caso habría que reconocerle al Hombre en el meollo el hecho
innovador, incuestionable y distante de utilizar el tono kitsch
patriotero con ambos bloques este-oeste enfrentados en la carrera cósmica,
porque así lo hace el gachó, cogeros el libro y veréis… y esto sí que es vanguard
puro y duro… con lo que tenemos a un visionario, a un masoquista o a un topo…
porque la parte de la historia que Wolfe cuenta, básicamente hasta 1962,
acaba siempre con la consabida victoria de Tobaris CCCP en la carrera
espacial… o también esto debería leerse con segundas?... no sé... A ver, dónde
carajo nació Tom?... entonces, a qué viene el tono del libro?... qué coño es un
agente doble?... Houston?
No hay comentarios:
Publicar un comentario