Los del círculo capitalino, a ver, los pedantes megaempresarios del trust
editorial encargados de surtir de librajos nuestros desvelos me tienen
hasta el mismísimo moño que ayer mismo decidí cortarme, para botarlo
al tacho…
Estos tipos, supino adiposos más bien tirando a chamarileros, se
dedican a sacar de las imprentas mil por mil ediciones de cualquier
tontería que hayan escrito cualquiera de las niñas de sus ojos, no sé, desde
GGM hasta CJC, de EAP hasta DFW, lo cual me parece que si me interesa el autor
me lo leo, o no, sírvase usted mismo… pero es que editando hasta lo impresentable
e ininteligible
de cualquiera de sus niñas bonitas, viene sucediendo que resulta imposible
encontrar nada de ciertos autores que, si no es por una especie de milagro en
forma de comentario o edición cuasi casera/precaria, parece que no existen… Y
entonces no nos queda otra que cogernos un monumental rebote del tipo pero aquí
qué carajo está pasando, quién leche decide qué se publica y qué no, y sobre
todo, bajo qué criterios se desempeña la función ésta de editar, obviado, claro
está, el de no arruinarse, que hoy no tengo ganas de revoluciones…
El llanto inútil de puro y simple desespero tiene otra
personificación: Francisco Tario… Espectacular pájaro que si no es por un editor
algo descarriado al que ahora se le da por encuadernarlo, pues no nos
enteraríamos ni de que existió. Y aparte de haber existido, que eso dicen,
resulta que el Francisco Tario de marras tuvo varias buenas
ideas de las que salieron impresionantes resultados. Varios de ellos recopilados
en este La noche, que repite el título del primero de sus libros de
cuentos, y que, salvo error, creo que aparece completo en esta edición. La idea
que tuvo FTario de narrar varias noches de distintos personajes y en
distintas circunstancias, me gusta. Que los individuos fueran un traje gris, un
féretro, cincuenta libros, un loco, una tal Margaret Rose, un barco náufrago,
etc., me gusta aún más. Que acabe el libro con “Mi noche”, dando su
propia versión del aquilatado lapso de tiempo entre puestas y salidas del sol,
mejor que mejor, que aquí nos gusta que la gente se moje con sus opiniones
gaseosas… pero todas estas bonitas y ocurrentes chorradas serían la nada si los
relatos correspondientes no fueran, por regla general, muy buenos, y algunos
tremendos de verdad… que es lo que pasa con los de Francisco Tario.
Aparte los de La noche, aparecen en esta edición
otros relatos, entre ellos siete de otra compilación de cuentos del pájaro
mexicano éste: Una violeta de más, de los que, de nuevo, varios son de aúpa…
con lo que acabamos buscando más cosas del tipo, intentona que resulta bastante
decepcionante por lo difícil de llevarla a cabo, haced la prueba vosotros mismos,
con lo que volvemos al tema de qué carajo pasa con estos del trust
editorial, que los cuentos de Tario están mucho mejor, pero mucho
mucho, que varios de los monumentales desaguisados que editan mil por mil veces
al año los poseedores de la verdad encuadernada, incluidos los protagonizados
por algunas obritas de intocables autores que pululan por estadísticas y
listados de lo indispensable, y que resultan bochornosos… sin embargo, al gachó
éste no lo edita ni el tato… y a mí no me entra en la cabeza…
Pero embadurnémonos y vayamos al grano: cuando acabé La
noche me cogió la bicha y se me dio por hacer un experimento: a)
habiéndolo leído hace muchos años, b) me puse de nuevo con Historias
de cronopios y famas. c) La primera vez que lo leí, no lo
entendí, pero me encantó. d) Ahora sigo sin entenderlo, pero
me gustó muuucho menos… qué dolor, por qué lo habré hecho… Siendo cosas
totalmente distintas, o quizá no tanto, La noche de Tario lo disfruté moito
moito máis. Aunque antes de que me anatemicéis os aclaro que varios libros de Cortázar
me gustaron hasta decir basta, espectaculares, una pasada… A lo mejor el
experimento de comparar relatos, vaya tontería me diréis, y estamos de acuerdo,
lo debí hacer con Bestiario, que aún no he leído. Mañana me lo agencio y hago la
prueba…
Pero vuelvo al experimento a+b+c+d, que la primera vez que lo
leí, aparte de no entenderlo y gustarme mucho, tuve la insuperable sensación de
que JulioC
había intentado algo y que ese algo le había salido de cabo a rabo en Historias
de cronopios y famas. El otro día, acabado de nuevo el libro, aparte de
no entenderlo y gustarme mucho menos que la primera vez, tuve la insuperable
sensación de que JCortázar había intentado algo y que ese algo no le había
salido ni por asomo… es más, es que creo que se quedó a leguas de distancia del
lugar, meta o propósito que se había fijado… porque lo que me niego a imaginar
es que osara fijarse como meta o propósito algo que no fuese genuinamente
genial, sino bastante menos selecto… con lo que siendo el resultado ése, pues… aunque…
es que además… y por si fuera poco. Veremos qué pasa con Bestiario…
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