Durante el veraneo me quedé asolagado con los libros de este tipo que,
según a quién preguntemos, o es un genio o es un fraude ilegible…
De carrerilla me despaché Momentos de la vida de un fauno, El brezal
de Brand y Espejos negros. Tremenda cosa escrita, en plan os voy a
sorprender, en plan el caos propio de la guerra world war por las tambaleantes alemanias
hechas añicos, en plan sálvese quien pueda que esto es el fin wagneriano
pormenorizado e insuperable, todos a la gresca por sobrevivir a los trompetazos
de plomo, patán chispún, gili el último…
En el espectacular manual del achicharramiento colectivo de WG
Sebald, Sobre la historia natural de la destrucción, que ya debí leer
cuatro veces, su autor se enfada con el punto de vista de Arno Schmidt, que de
documental tiene poco, nos dice WG, para, acto seguido, mentarle la bicha al
tío raro este… Y lo de documental, para Sebald, en determinado momento,
hasta las narices el hombre de panegíricos y elegías y panfletos y victimismos
y exabruptos y exageraciones sobre la 2ºGM, pues nos dice que era lo necesario
e indispensable y óptimo e ideal, que su razón lleva, no me diréis, aunque sólo
sea por compensar cierto rollo barroco literario… de ahí que idolatre unos
libros que, valdrán como documental, que no digo que no, pero es que como libros
pinchan sin remedio, que no todos, pero sí algunos, que no por ser documentales
van a ser buenos, o malos, que habrá de todo… por no decir que por el camino
del sobrio documental, meu, uno tendría que descartar las exageradas andanzas
de nuestro atroz Celine o las alucinadas e intergalácticas cuitas de Vonnegut,
o de Lind, o de Weiss, etc.… y perderse tales cosas
por no sé qué ausencia de espíritu sobrio, veraz y documentalista ¿? es una
chorrada morrocotuda, se me ocurre…
Y aunque lo que no se me ocurre es discutirle el discurso a WG,
os digo bien clarito que qué carajo me importará a mí lo del documental ante el
espectáculo que es la trilogía de Arno Schmidt, descomunales y
gloriosos arrebatos garabateados… cogedlo y me diréis, es que entra por los
ojos… abrid cualquiera de los libros, que si las cursivas, que si los pequeños
párrafos, que si los encabezamientos, que si el sangrado, que si todo es una
virguería, en sentido literal… una cosa que entra por la vista y que luego
engancha y entretiene y sarna con gusto no pica pero mortifica… y me dice uno
que si experimental, el otro que si Louis
Destouches a la pangermánica, el otro que si pretencioso y el otro que
si abstruso… lo que quieras, pero dejémonos de buscarle tres pies al micho y
vayamos al grano, que estos libros son para comérselos a cucharadas soperas
bien llenas hasta arriba los topes traga y no digas nada, maula…
…y eso, la trilogía, es nada si lo comparamos con la parte inembargable digo
inenarrable de sus majaderías, unos libros, aunque hay quien dice que
son Atlas,
que pasan cada uno de ocho kilos de peso y de nosécuántos eurazos de precio, en
plan estoy guillado con lo que hago, pero sé que a algunos individuos dejo
temblando con lo que de distinto tiene mi rollo creativo, y os pongo los libros
artísticos a quinientos prohibitivos e insultantes euros el ejemplar, y
a joderse, amigos… que uno se encuentra con El sueño de Zettel (o El
sueño de la ficha/nota, según se quiera) en una biblioteca y, ante semejante
joya, se dice, carajo, tengo que ahorrar, o robar, o lo que sea, que me quiero
llevar a casa conmigo a este Arno y a su obsesión por las fichas/notas
y por Poe… y ante lo bonítísimo que le queda todo a Schmidt, os pongo
unas fotitos del objeto
Y un enlace de un librito decorativo sobre el
obsesionado de las fichas y sobre sus fichas, y sobre la casa donde las paría,
todo muy caro, supongo, y muy bonito, y algo afectado… veréis las fichas/notas
del enfermo (pinchad aquí)
Continuará el tema este, que la única
duda que albergo es la relativa a ahorrar o robar…
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