lunes, 24 de septiembre de 2012

W. Borchert y un agujero negro

Nos cogemos un mapa y situamos Hamburgo, Luneburgo y sus landas, Walsrode y alguna que otra palabrota más… y tenemos el agujero negro del que nos hablan ciertos escritores alados en sus artilugios escritos sobre qué es eso de ver venir el desbocado fin de los tiempos hacía uno mismo; y loquear de miedo o de indiferencia; y suicidarse o coger el fusil; y juntar los pies en posición de firmes o meterle un corte de mangas magiar al primer milico a la vista; y… WG Sebald y Arno Schmidt y Hans Erich Nossack y Wolfgang Borchert; y le dan vueltas y revueltas, cada uno a su manera, a lo que pasó durante y poco después de la 2ª Cosa Esa… en el sitio elegido sobre el que coinciden los cuatro autores y sus libros y que vendría a ser Hamburgo y sus alrededores, el Elba y…

Para la descripción del profundo agujero negro tapiado de bazofia hasta la escotilla tenemos, siguiendo el mismo orden utilizado para nombrar los escritores, los siguientes librajos/ catálogos/ manuales:

Sobre la historia natural de la destrucción.
El brezal de Brand y Momentos de la vida de un fauno.
El hundimiento (Hamburgo 1943).
Cuentos completos y Fuera, delante de la puerta.

El primero es una pasada, un nueve
El segundo y el tercero son otra pasada, sendos nueves
El cuarto más flojito, un seis…
El quinto, un nueve… y el sexto, un siete…

Lo mejor del mejunje anterior es que entre ellos hay tantas diferencias como las que habría entre quien, a bordo de la pílula voladora B29, se dedica a arrojar las bombas que van a achicharrar a los de abajo, y quienes abajo, a bordo de su disentería pánica, ven venir la bomba incendiaria con su nombre bien apuntado en brillante plaquita RIP peligro de explosión inminente…

Con Sebald/Schmidt/Nossack ya hemos hecho alguna que otra empanada de berberechos en este blog… pero con Wolfgang Borchert, no…

Manda narices que el tipo Wolfgang este se haya ido con 26 añitos y en tan sólo dos años haya tenido tiempo para escribir esos increibles RELATOS, algunos realmente memorables… y también su Fuera, delante de la puerta… pero es que esos relatos lo dejan a uno con la cosa del thinking más bien congestionada, pensándose, y mirar que os hablo en serio, que no puede ser, meu, que ya estamos con otra trampa editorial, que no puede ser que a la gente le salgan según qué cosas a según qué edades… es que no puede ser, que es como ganarle al etíope campeón de todo lo atlético que existe y además elegante, pues ganarle un maratón con sólo siete años, a ver, decidme algo ahora…

Entonces, para convencerme de que no es una treta editorial yo me leo los relatos del fenómeno Borchert como si el gachó no tuviera 24 tacos cuando los escribió, venga ya, hombre! imposible, sino unos cuarenta y pico… y así la cosa me sigue gustando y encantando lo mismo y además no me marea ni confunde ni me pongo a elucubrar y desconfiar convencido de que esto tiene que ser una cámara oculta o un montaje del trust…

Sin embargo, he descubierto en algunos personajes un fenómeno inverso… y también el contrario a éste, gente desorientada, que se podría decir... A ver, que hay quien flipa con Borchert porque escribió lo que escribió antes de los 25… pero a las claras también nos cuentan estos mismos espíritus ilustrados que si esos relatos los hubiera escrito con cuarenta y pico años no les gustarían… cuidado con el tema, que a estos tipos una patada en todas las pelotas/güivos les duele si se la da - arrea un tipo rubio, pero no se enteran del dolor si el tipo es moreno… cosa seria, porque mira que las patadas en los güi duelen a dios y a su madre y ello con independencia de si el tipo que nos la arrea es veinteañero y cincuentón, que esas partes tienen así como bastante sensibilidad, que no los cerebros de estos ilustrados para la lectura que les piden primero las credenciales al autor y luego deciden si les ha dolido el patadón digo gustado el libro, que vale para uno de treinta pero no para uno de cuarenta, que en ese caso ya no es bueno el mismo libro que antes sí lo era…

Lo mejor es que cada uno de vosotros probéis (yo ya lo he hecho) a que os den dos patadas en las pelotas, ojo! en todas las que tengáis… la primera un chaval de quinto curso fan acérrimo de Wolfgang Borchert, y la siguiente, si es que aún podéis con vuestra sombra, un tractorista de ciento veinte kilos fan acérrimo de dar patadas en los güivos a imbéciles como nosotros… ¿Ya lo habéis hecho? ¿A que duelen lo mismo?... si es que es de cajón… pues estos ilustradísimos lectores después del abrupto shock genital no tienen claro si les están doliendo los huevos o no, y van y preguntan y si se enteran de que la patada se la dio uno tipo que, en vez de 25, tiene 45 años, pues entonces ya no les duele lo que antes les hizo ver las estrellas… es como milagroso… qué envidia… cuestión extrasensorial y casi tántrica… y les pasa lo mismo con los impresionantes cuentos de WBorchert

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