Nos cogemos un mapa y situamos Hamburgo,
Luneburgo y sus landas, Walsrode y alguna que otra palabrota más… y tenemos el agujero
negro del que nos hablan ciertos escritores alados en sus artilugios
escritos sobre qué es eso de ver venir el desbocado fin de los tiempos hacía
uno mismo; y loquear de miedo o de indiferencia; y suicidarse o coger el fusil;
y juntar los pies en posición de firmes o meterle un corte de mangas magiar al
primer milico a la vista; y… WG Sebald y Arno Schmidt y Hans
Erich Nossack y Wolfgang Borchert; y le dan vueltas
y revueltas, cada uno a su manera, a lo que pasó durante y poco después de la
2ª Cosa Esa… en el sitio elegido sobre el que coinciden los cuatro autores y
sus libros y que vendría a ser Hamburgo y sus alrededores, el Elba y…
Para la descripción del profundo
agujero negro tapiado de bazofia hasta la escotilla tenemos, siguiendo
el mismo orden utilizado para nombrar los escritores, los siguientes librajos/
catálogos/ manuales:
Sobre la historia natural de la destrucción.
El brezal de Brand y
Momentos de la vida de un fauno.
El hundimiento (Hamburgo 1943).
Cuentos completos y
Fuera, delante de la puerta.
El primero es una pasada, un nueve
El segundo y el tercero son otra pasada,
sendos nueves
El cuarto más flojito, un seis…
El quinto, un nueve… y el sexto, un
siete…
Lo mejor del mejunje anterior es que
entre ellos hay tantas diferencias como las que habría entre quien, a bordo de
la pílula voladora B29, se dedica a arrojar las bombas que van a achicharrar a
los de abajo, y quienes abajo, a bordo de su disentería pánica, ven
venir la bomba incendiaria con su nombre bien apuntado en brillante plaquita
RIP peligro de explosión inminente…
Con Sebald/Schmidt/Nossack ya hemos
hecho alguna que otra empanada de berberechos en este blog… pero con Wolfgang
Borchert, no…
Manda narices que el tipo Wolfgang
este se haya ido con 26 añitos y en tan sólo dos años haya tenido tiempo para
escribir esos increibles RELATOS, algunos realmente memorables… y también su Fuera, delante de la puerta… pero es que
esos relatos lo dejan a uno con la cosa del thinking más bien congestionada,
pensándose, y mirar que os hablo en serio, que no puede ser, meu, que ya
estamos con otra trampa editorial, que no puede ser que a la gente le salgan
según qué cosas a según qué edades… es que no puede ser, que es como ganarle al
etíope campeón de todo lo atlético que existe y además elegante, pues ganarle
un maratón con sólo siete años, a ver, decidme algo ahora…
Entonces, para convencerme de que no es
una treta editorial yo me leo los relatos del fenómeno Borchert como si el gachó
no tuviera 24 tacos cuando los escribió, venga ya, hombre! imposible, sino unos
cuarenta y pico… y así la cosa me sigue gustando y encantando lo mismo y además
no me marea ni confunde ni me pongo a elucubrar y desconfiar convencido de que
esto tiene que ser una cámara oculta o un montaje del trust…
Sin embargo, he descubierto en algunos
personajes un fenómeno inverso… y también el contrario a éste, gente
desorientada, que se podría decir... A ver, que hay quien flipa con Borchert
porque escribió lo que escribió antes de los 25… pero a las claras
también nos cuentan estos mismos espíritus ilustrados que si esos relatos los
hubiera escrito con cuarenta y pico años no les gustarían… cuidado con el tema, que a
estos tipos una patada en todas las pelotas/güivos les duele si se la da - arrea
un tipo rubio, pero no se enteran del dolor si el tipo es moreno… cosa seria,
porque mira que las patadas en los güi duelen a dios y a su madre y ello con
independencia de si el tipo que nos la arrea es veinteañero y cincuentón, que
esas partes tienen así como bastante sensibilidad, que no los cerebros de estos
ilustrados para la lectura que les piden primero las credenciales al autor y
luego deciden si les ha dolido el patadón digo gustado el libro, que vale para
uno de treinta pero no para uno de cuarenta, que en ese caso ya no es bueno el
mismo libro que antes sí lo era…
Lo mejor es que cada uno de vosotros
probéis (yo ya lo he hecho) a que os den dos patadas en las pelotas, ojo! en
todas las que tengáis… la primera un chaval de quinto curso fan acérrimo de Wolfgang
Borchert, y la siguiente, si es que aún podéis con vuestra sombra, un
tractorista de ciento veinte kilos fan acérrimo de dar patadas en los güivos a
imbéciles como nosotros… ¿Ya lo habéis hecho? ¿A que duelen lo mismo?... si es
que es de cajón… pues estos ilustradísimos lectores después del abrupto shock genital no
tienen claro si les están doliendo los huevos o no, y van y preguntan… y si se
enteran de que la patada se la dio uno tipo que, en vez de 25, tiene 45 años,
pues entonces ya no les duele lo que antes les hizo ver las estrellas… es como
milagroso… qué envidia… cuestión extrasensorial y casi tántrica… y les pasa lo
mismo con los impresionantes cuentos de WBorchert…
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