Leerse el tomazo de Steiner tiene
consecuencias… todas graves… es como una terapia de choque contra uno mismo,
con resultados muy claros, la propia insignificancia… la de cualquiera al que
se le dé por leer las asombrosas y, a veces, enigmáticas Gramáticas de la… palabras
maiores. Como las geometrías del amor.
Como creerse muy bonito y luego verse
en el espejo y susto, espanto… que somos unos auténticos adefesios… uno
se pasa de vanidoso, hablo de mí, repasando los libros que se lee y se cree muy
esto y muy lo otro, a ver, muy estupendo… y en el colmo de lo
estupendo te pones, por fin, con George Steiner, que no será para tanto… pum,
batacazo… qué escándalo el tipo Steiner; piedra, papel, tijera…
plas,
hormigón
armado en guante de seda. Los cinco dedos rotos y dolor hasta en el
tímpano, que también me sangraba… Sálvese quien pueda… o quien quiera.
Puestos a que te pasen por encima, que sea así, a lo bestia…
Os lo advierto… probad a pensar en lo
más recóndito, o en lo sustancial, en la luz original o en la puñetera
oscuridad… lo que os dé la gana: resulta que el Gachó Steiner ya estuvo,
lo mismo en el origen que en el final… y lo vio todo… y,
después, se le dio por fantasear e imaginar en forma de manual de uso.
Tremendo… decid que sí a todo… a las
pocas páginas, nada más empezar, me tuve que meter una sobredosis de tranquilidad…
para mantener la calma como buenamente pude, para no quemarme la cabeza, para que
no se me saltaran los ojos... Qué despliegue de Steiner, qué bárbaro… El
tipo Steiner no escribe, alumbra, fisión nuclear… irradia, tiembla la tierra,
lo notáis, no?… faros halógenos, Cabo Vilán en medio de la tempestad. A
los dos pasos estás en otro mundo… donde flotan los monolitos; y ya no vuelves
a este otro.
No os cuento nada más, no me atrevo…
para qué darle más vueltas. Pasos de gigante… Libro monumental e
impactante, una joya: Las cinco formas de la soledad me
tienen que no duermo desde que leí esas páginas… lo mismo que la relación y porfía
entre el invento, la creación y el descubrimiento… Steiner,
lo mismo que si lo llamas piedra preciosa, o veta de oro.
Moito. Como el sentimiento y sus geometrías... como la imaginación de la materia, que estudió Bachelard. Uno igual a infinito...
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