Cuando me enteré de que el tipo Cid
Cabido había escrito, a cuatro manos, una cosa
llamada Copenhague, me tuve que someter a tratamiento para me
tranquilizarme; del tembleque, de las ganas que se me iban de las manos y
se me subían a la cabeza de chorlito mientras daba tumbos por el pasillo de
casa, mira que es largo, pensando en la bomba atómica…
¿En la qué?... Sí, carajo, en el uranio,
el plutonio, la fisión nuclear y la misteriosa xuntanza, digo reunión, entre ¿el
bien y el mal? ¿la moral y la infamia?, vaya titulares huecos, que tuvo lugar en Copenhague
durante la 2ª Cosa Esa que todos dicen Guerra Mundial.
Me dije que Cid Cabido estaba tras la
pista, presto a diseccionar qué se dijeron Niels Bohr y Werner Heisenberg en
Copenhague cuando se citaron en 1941… y dispuesto a aclarar, por
fin, qué fue que pasó entre ambas lumbreras en tiempos de hecatombe. Tras esa
pista anda Jorge Volpi en su absorbente En busca de Klingsor, lo mismo que
Amir Aczel en Las guerras del uranio, ya os lo he contado… y no son los únicos…
…que también está Michael Frayn con su obra
de teatro Copenhagen, copión, mismo título… estrenada en 1998, creo… luego
adaptada al cine en 2002… pero es que antes estaba:
El Copenhague de Cid Cabido y Andrés
A. Vila, lo mismo que la anterior, obra teatral. Pero ésta no es de 1998, que es de 1992, y tiene un noséqué
que, por momentos, es una maravilla, una joya nuclear. La acción no
transcurre en la capital danesa, pero sí están dos tipos reunidos que
hablan, discuten, proponen y se tronzan… todo lleno de cierta verdad
electrizante. La Pregunta sin respuesta, que es como muchos resumen el misterio
que esconde la cita entre Bohr y Heisenberg, podría tener una solución en manos
de Herren
Cid y Vila.
Ahora bien… mientras Frayn
disecciona dramáticamente la reunión de Bohr y Heisenberg y especula sobre
qué se dijeron en 1941 ambos dos con la mujer del primero como testigo... Cabido y Vila, otros dos, se decantan por una Copenhague,
comedia
Evidencialista, según ellos mismos califican su obra. Comedia sí, pero
muy seria, en el sentido no de aburrida sino de… tremenda. Y sin testigos. Por momentos
pasa eso que pasa cuando un tipo como Cid se pone a escribir en un día de los
buenos… que te da la risa de lo bien que toca.
Después de haber leído en un vira
– vira Copenhague, reunión de dos
versión Cid y Vila... con ganas de más, me leo ahora el prólogo que acompaña al librajo y vuelvo a arrancar con la obra, que se hace demasiado corta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario