miércoles, 15 de junio de 2011

La Luz de los Kirguises


¿Vectores?
No
¿La luz de los Kirguises?
Tampoco
¿Un desembarco en las Torres del Oeste, nº de expediente AX256C?
Pero de qué me está hablando… -Traga saliva, tiene miedo. El otro es de cuidado. Lleva uno de esos trajes de bauxita. Y una tarjeta de acreditación enganchada de la pechera. Pertenece al grupúsculo que detenta el poder socio-mediático-administrativo-nacioanal. Tiene tenazas, escalpelos, martillos, esmeriles, radiales Bosch y taladros. Colgada de la pared, una motosierra Stihl. Más lo que debe haber en esos baúles, todo ferrramenta… Y una cara de joputa que para qué os voy a contar. Ojos castaños y poco pelo. Cociente intelectual bajo mínimos. Es funcionario y, previamente, se ha afiliado a una formación de las llamadas políticas. A un partido, ar, un sindicato, ar, una asociación de asociados, ar. No respira con normalidad y está pendiente de mil cosas. Entre ellas de la aspiradora con que recogerá los restos de su infortunado entrevistado. Entrevistado que podríamos ser cualquiera de nosotros con tal de ser no afiliados. Pendiente también de los botoncitos y pantallitas display del aparato que le proporciona la mezcla de oxígeno que necesita para no asfixiarse debido a sus problemas respiratorios consecuencia de la mierda que de él mismo supura sin cesar y que lo ahoga…

Te lo voy a preguntar otra vez. ¿Vectores?
No
¿La luz de los Kirguises?
Tampoco
Bueno, bueno, bueno… NO te asustes, pero voy a dejar las amistosas preguntas y me voy a centrar en las aberraciones. Si no quieres hablar ni de vectores ni de la Luz de los Kirguises, allá tú, estás en tu derecho, pero tendré que pasar a la siguiente página del manual de instrucciones (el denominado libro blanco). Un momento. Ya está, veamos. Dice aquí: seleccione extrema gravedad o radical extrema gravedad nº de expediente CV00034TS.

Espera, ten piedad, tengo mujer e hijos, no sé de qué me hablas, no tengo nada que ver con nada que te pueda interesar, soy un pobre hombre, soy un deshecho social, soy un fracasado, soy virgen, mis hijos son de otros hombres, de otros con los que mi mujer se entiende, y le llegan quince minutos para entenderse con ellos, lo haría incluso con mi peor enemigo, si lo tuviera, le gusta humillarme, y entenderse con todos, le pone hacerlo, mis padres me pegaron toda la vida, mis vecinos me escupen aún hoy, y se entienden con mi mujer, y con mis hijas…

Para, coño, que das asco, rata, cagado, desperdicio, escoria, te voy a enseñar yo lo que es dolor… Perdona, aún no. Aquí pone (en el libro blanco) que antes de las aberraciones te vuelva a formular las preguntas

¿Vectores?
Sí, de acuerdo, fui yo.
¿La luz de los Kirguises?
También, tienes razón, yo lo hice. Descubrimos cuál era la longitud de onda de las emisoras nanopolitizadas. Tropocientos kilohertzios por metro cúbico de palpaciones y contigüidades. La información estaba encriptada en los polímeros más habituales, los que utilizáis para alienar a la gente. On/off. Conseguimos esos datos a través de cualquiera de ellos, de cualquiera de vosotros-estorninos. Sois tan estúpidos, todos vosotros, idiotas, engreídos, mediocres. Al elegido, os pudo haber tocado a cualquiera, pena que no fueras tú, pelotudo, le pusimos una becaria cachondona, tenías que verla, y, con tal de que se dejara meter mano, le soltó de carrerilla todas las claves, los datos, el mejunje, todito con tal de sobarla un poco. Luego sobarla no le llegaba, ella sabía hacer las cosas, y el pobre salido necesitaba más. Ahí sí que fue el acabose, mequetrefes, aficionados, lo que nos pasó ese estúpido fue increíble, infame, cómo vendéis a vuestra gente, qué pandilla de la gran mierda que sois. Me preguntas por los vectores, pero es que vuestro hombre consejero delegado teniente de alcalde secretario general y demás titulaciones que expectoraba a cada orgasmo que tenía con la becaria, qué merito el de ella, nos lo contó todo, no sólo lo de los vectores. Nos lo pasó toditito, os vendió a todos, os traicionó. Los vectores, las longitudes de onda de las emisoras, las claves del tungsteno, la Luz de los Kirguises, el libro verde y el azul y el multicolor, el recorrido de los metrosideros y bambúes, el libro blanco de las políticas para converger en términos de afianzamiento del proceso de implementación de todas esas estupideces que ponéis por escrito y luego venga con que poner en valor y recuperar y fomentar y difundir y demás batracios abstracto administrativo nacioanales con que os lleváis toda la puta pasta por el puto morro y hoteles de cinco estrellas y cochazos y las zorronas que os ríen las gracias mientras os desnudan sin que mováis vuestro esclerótico dedito reproductor medio amputado del pedazo de O. que te voy a dar, panoli… Pero ya es tarde, IMBECIL, busca eso en tu puto manual de la gran bazofia, sí, pasa la página, no me vengas a mí con chorradas de motosierras Stihl y con gran radical hiperextrema gravedad, que me da la risa, hombre, que yo no siento, que soy un profesional, que me meo por encima de vosotros, que se os ha acabado el chollo, despediros de vuestra milongona, que cuando acabe contigo vas a ser un agujero negro andante, busca eso en tu manual, a ver si lo encuentras que me da la risa. Mira que chupasteis del bote, desgraciados, pero eso se acabó, meu, es hora de despedirse, ora por nosotros, estamos en tu funeral, en el de todos vosotros, soy tu ángel negro, lo sientes, eh?, parásito, sabandija, te cuesta respirar, eh? Te voy a explicar, resulta que te estás asfixiando, cariñito, mira que supuras mierda, habrase visto, te estas ahogando en tu propia mierda de tanto que chupasteis de los demás, tú y todos los tuyos, ladrones. Con vuestros presupuestos y subvenciones y dinámicas e implementaciones y proyectos sectoriales y trienales y desarrollo sostenible y todo lo demás con el único fin de robar, chorar, afanar de la cosa pública, elegantemente, comisionadamente, macanudamente, mediante persona interpuesta, qué latrocinio el vuestro. Llama ahora a tus amiguitos de formación, cómo, no te cogen el teléfono, cómo es posible, vosotros tan leales a la porquería que tanto os gusta, y tú ya tan podrido de muerte, maloliente, cheirento, y tus compinches no te cogen la llamada, cómo, qué me dices, que encima te tuercen la cara y no te conocen, que te niegan el saludo, que tus hijos se han quedado sin sus amigos, que se acabaron el tenis y el golf y la clase business y los regalos de empresa y la visaoro, que estáis apestados tu mujercita, tú y tus hijitos, ¿cómo es posible? Pero no te preocupes, que ellos, los que ahora no te saludan, qué majos, irán detrás de ti, todos juntitos al tacho, al depósito, como en una iguala de las de antes. Y sí, busca en tu puto manual, en cualquiera de vuestros libros blancos o multicolores, confírmalo, busca las esquelitas tutiplén, y no hagas ruído que estamos en el funeral, tierra quemada, a traición, qué bacanal, justicia celestial, material, formal, divina, temporal, secular. Y dime tú, qué carajo importa ahora la Luz de los Kirguises, acémila.

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