lunes, 20 de mayo de 2013

Chatwin/Anatomía de la inquietud... & Borges

La edición esta de Anatomía de la inquietud la tuve delante de mí cuando salió, hace ya unos cuantos años. De aquella no me la agencié, quedaba para otro día… otro día que no llegó porque el librito desapareció en manos de algún desaprensivo… y nunca más lo repusieron y me fastidió la cosa porque el amigo Chatwin es fotogénico y en la portada salía cojonudamente y En la Patagonia ya me había impresionado un huevo con lo que me quedé mal y a la espera de localizar otro ejemplar similar de su Anatomía…

Lo pillé por internet hace nada… el libro está del trinque, impoluto, precios populares; y eso que el librero tenía apuntado a lápiz en las guardas “descatalogado y difícil de encontrar”… pues ahora más difícil …

El título entre barateiro, pretencioso y con reminiscencias de Burton y su Melancolía no fue elección de Herr Chatwin, menos mal, sino de sus editores miembros del Trust. Lo que nos plantan delante de las manos a tipos sin criterio salvo para las fotos de la portada es una recopilación póstuma de relatos, reseñas, idas de olla y demás varietés del guaperas albión… y estamos apañados… estamos hipnotizados… estamos que no encajamos… estamos…

Bruce se nos viene con el anarquista ferrolano Antonio Soto y sus andanzas patagónicas… tremendo asunto… y tremendo cachondeo que nos lo vengan a contar en inglés… por aquí se ve de cando en vez, a altas horas de la madrugada, medio encriptado, un documental televisivo sobre el tema… Chatwin estaba enteradísimo de todo lo ocurrido, conoció también a varios protagonistas del revolcón, se empapó de la cuestión, todo en inglés…

Sigo. El colmo del qué bien vivías Bruce, es cuando el Míster Albión nos empieza a soltar lo de las villas de Capri… sobre todo dos, la de Axel Munthe y la de Curzio Malaparte… Sí, sí, entrad en internet y poneros a diluir vuestras horas en sus balcones mediterráneos o en sus escaleras en el techo o en lo que os dé la gana pero con cielo azul y mar verde y pereza y caldo caldo ma non troppo… O la torre en la toscana de Gregor von Rezzori… mimá, así da gusto ser un… y cómo nos lo cuenta el tipo fotogénico…

Sigo. De vuelta en las villas de Caprí, Malaparte, ojo qué personaje, le indicó al arquitecto de turno que quería que le hiciese una “casa come me” está bien la cosa… y la casa, rara y espectacular. Con lo de una “casa como yo” Curzio Malaparte se refería a que tenía que ser “triste, dura, severa”

Pero no todo es buen gusto y abundancia… que a Herr Chatwin la Patagonia le afectó al sentido del ridículo, que lo debió perder en parte, porque se nos pone a escribir algún que otro relato a lo Borges que se hace muy chapucero. En Anatomía hay alguna muestra de ello… pero se le perdona porque el amigo Bruce admiraba tanto al Bonaerense Universal que pensando en él y en un momento de inspiración total soltó en riguroso directo, con el Bonaerense genial delante de sus narices en el plató de televisión, la gran apoteosis del elogio y le dijo al mismísimo Borges lo del cepillo de dientes y todo lo demás de galanteo que le dio la gana, improvisando de lo lindo y de carrerilla y de admiración por Jorge Luis… y hay que ver la cara que se le queda a Vargas Llosa, que tuvo la suerte de estar sentado ese día en el mismo plató con estos otros dos, la cara de estarse abrumando ante esa suerte de comentario y retahíla feliz e inspirada que le salía a Chatwin por la boca… y va el albión guaperas y cuando acaba su filigrana le da entrada a Herr Vargas Llosa que, hechizado de por vida, reacciona como buenamente puede y se atraganta y le sale un pírrico estoy de acuerdo… digo i agree…

sábado, 11 de mayo de 2013

Houellebecq/El mapa y el territorio

Esto sí que no… el amigo Houellebecq pasa por ser una gran vedette y referente intelectualoide a nivel mundial… tremenda exageración, sí, que el garçon es un pastiche de otros… aunque también es el caso que Michel ha soltado algunas boutades que tienen su terrible y espectacular gracia, y algún que otro libro se ha largado que cuidado con él… pero es que con este tipo, y con otros, uno no se puede quitar de la cabeza que lo suyo es un remedo y una trampa, que Houellebeck suena e imita y falsea y copia a otros y que lo que hace es muy inferior a lo que hacen esos otros, porque si lo que hiciese fuese mejor, o tuviese fuerza, o estuviera lleno de verdad de la buena o lo que quieras de artístico, pues entonces la cosa sería distinta… pero no es el caso…

El mapa y el territorio es libro normal tirando a… pero es que viniendo de un autor del que se dicen las cosas tan elevadas y superlativas que se dicen de Herr Houellebecq resulta entonces que me pongo de mal humor, que si no no digo nada, y me parece que el libro de marras es una tomadura de pelo absoluta, por banal y mediocre y prueba contumaz de las insalvables limitaciones de quien sólo alcanza para copiar, aunque lo haga bien, cosa que tampoco, pero que no es capaz de crear, aunque lo hiciera mal… y entonces Michel se derrumba a lo bestia…

…que haciendo de Louis Ferdinand o de Genet habrá tenido un poquito de gracia, aunque esté a millones de años luz de cualquiera de los dos… cosa que no se puede decir, que tuvieran cierta gracia, de sus copias de otros de sus emulados, porque sus intentos de ir por el camino de ciertos obsesivos compulsivos maniáticos y telemétricos dan literalmente la risa, resultan bochornosos, pueriles… Cuando Houellebecq intenta ponerse en plan sociólogo de la ¿modernidad?, o estudioso de la producción industrial, o analista de los entresijos del consumismo, y lo intenta hacer mediante la enfermiza profusión y minuciosidad en el detalle que otros bordan y que a él no le sale ni por asomo, de verdad que es una infamia, es doloroso y antiestético… se ve que lo debieron impresionar ciertos visionarios… de esos que ahora los ayatolás de la nomenclatura literaria (vaya tarados) llaman postmodernos o meta/escritores… si es que abstrusos hay tutiplén…

Lo de Michel y su El mapa y el territorio es como si a un tipo que está todo el día fardando de que es el gran montañero del último medio siglo, ahí ahí con Messner, nos lo encontramos con dificultades para subir una duna en la playa… o, si el tipo fardara de maratoniano, pues con taquicardias y estertores en el kilómetro siete trescientos… la fantasmada mayúscula del gabacho Michel es eso de anunciar en su libro trallazos visionarios, lugares nuevos e iluminadores, como eso de las fotos de mapas de carreteras… silencio, se rueda… y luego escabullirse, puro efecto hueco, largársenos por los cerros de Úbeda, ser incapaz de contarnos eso que nos anuncia en capitulares y de lo que, ante semejante presentación altisonante, podríamos esperar algo bueno de verdad, algo nuevo: lo único que hay es trampa, bluf, esquinazo, limitación, fantasmada, superficialidad y fanfarronería… un descosido, vamos… y vale que Ampliación del campo de batalla y Las partículas elementales no estén mal, aunque suenen tanto a libros de otros autores, que lo de fusilar debía ser irreprimible para Houellebecq, pero haberse quedado ahí, carajo, que la cosa iba colando y ya estaba instalado en la pomada… al final con este otro ya la enfermedad se le fue de las manos... y claro, le dieron todos los premios...

domingo, 5 de mayo de 2013

En busca de Isis...

La espuma que forman infinitas burbujas llenas de aire hasta los topes pero que luego se desinflan o, para el caso, explotan, hace que los libros que se editaban hace unos años para esnobs, millonarios y regalos de empresa te los encuentres ahora tirados por el suelo de las grandes superficies comerciales y/o culturales del tipo fnac a un precio que oscila alrededor de la décima parte de su obsceno e inicial valor, o aún más barato…

Hace meses me topé con un impresionante pedazo de mampostería dedicado, en pasta dura y sobrecubierta y formato imperial y con todo lujo de detalles, a Chirico y la metafísica y la arquitectura en tiempos del fascismo italiano y era tan espectacular el ladrillo y me gusta tanto Giorgio de Chirico que, cuando lo vi, tropecé adrede y en un disimulo de principiante me metí la mano en el bolsillo… y te lo compras por la décima parte de su valor y ya eres un esnob, pero de pacotilla, pobre, esmirriado, demediopelo… personaje aún más bochornoso que el esnob rico, que quien mediera serlo, es mi máxima aspiración…

Hace unos días me topé en la misma superficie comercial con otro ejemplo de estos libros que ahora son como una plaga, pobres… abandonados por los pasillos en plan zarrapastroso como verse a Megan Fox en un taller mecánico llena de suciedad y embutida en mono sin mostrarse lo espléndida que es… qué desperdicio para la vista… es que ni la ves… con lo sencillo que sería enfundarla en oro y perlas y ponerla en el escarapote, digo escaparate…

La barricada que tenían en el pasillo era de Jurgis Baltrusaitis, de quién has dicho?... En busca de Isis (introducción a la egiptomanía), cómo – qué?...

Espectacular y entretenidísimo… verjurado… generoso en el esfuerzo, brillante en la presentación… un absoluto esnobismo para consumistas… A Isis y Osiris Jurgis los persigue y encuentra a lo largo de los siglos y los continentes… no falla, qué tipo… los ve en cualquiera de las religiones posteriores, también en las anteriores y también en las que nunca han existido, en Marte y en el fondo del mar… también en la fundación de ciudades e imperios… en la elaboración de la cerveza y en las mujeres multi-mamarias… aunque bueno, todo esto no es que lo diga Baltrusaitis, sino que Baltrusaitis nos presenta a quienes lo dijeron… desde los albores de la historia hasta el siglo XIX…

Resulta que Jurgis, que debía ser algo esnob y millonario, qué suerte la suya, un tipo culto, también dedicó parte de su tiempo a cosas aún más enrevesadas e interesantes: las aberraciones y la anamorfosis…  en resumidas cuentas: a las PERSPECTIVAS DEPRAVADAS… cuidado, que explota, me apunto, a la cola…
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