sábado, 29 de diciembre de 2012

Pau/Rilke, Hölderlin, Novalis...

Ojo con los libros de Antonio Pau… a ver, ojo con los tres que he leído, porque estos tres, en concreto: Rilke, la belleza y el espanto; Hölderlin, el rayo envuelto en canción; Novalis, la nostalgia de lo infinito, están para comérselos… no sé si el gachó es un obsesionado, o un currante nato y archidocumentado, o un esclavo de su editorial, o todo esto junto… pero se dedica, entre otras cosas, a sacarse de la manga unas biografías alucinantes… sobre personajes de mucha índole, gama alta, cosa seria, buque insignia… y resulta de todo ello que sus librajos no tienen desperdicio… En la editorial Trotta se ve que tienen fe en él, y lo demuestran, pues se gastan unas encuadernaciones en pasta dura, unas calidades en la edición y tal cantidad de láminas en cada una de las biografías que firma Herr Pau que tiran para atrás…

Y ahora resulta que los del servicio secreto de la DDR me han colocado en la sala de estar un pódium, por lo que me veo en la obligación de aclarar que la biografía de Rilke está muy bien, absolutamente recomendable… pero que las de Novalis y Hölderlin son aún mejores, espectaculares…

…el otro día estaba tan desorientado que acabé cogiendo un periódico… y me puse a leer la fartadura-de-estupideces que allí se presentaban… entre todo aquel sindiós apareció Herr Pau, Antonio… os hablo en riguroso directo, batiéndose en duelo con Herr Sáenz, Miguel por ingresar uno de los dos en cierta Academia, también de mucha índole… Y vale que Herr Pau nos gusta, pero cuidado con el asunto, porque las credenciales de Sáenz pasan por ser insondables, mágicas, prodigiosas… las de APau son como más de este mundo… con lo que, era de esperar, acabó ganando la alquimia…

…es universalmente conocido que, siendo Thomas Berhnard un fuera de serie, un tipo insuperable, un escándalo, el-no-va-más, el ídolo… pues resulta que esta impepinable realidad es aún más ostensible y cantosa y monumental, hasta mastodóntica podríamos decir, si a Herr Thomas se le lee en castellano… así ha sido sentenciado por los que saben… el culpable de tal rareza no es otro que el mentado Miguel Sáenz, que viene siendo el verdadero Thomas Bernhard, y no sólo su traductor y biógrafo… todo esto en riguroso directo… primicia cósmica… verdaddelabuena…

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Quién aguanta esto... III

En el libro que estoy leyendo estos días se dice, relacionada la parida con uno de los personajes protagonistas, tal cosa como la que sigue: Lo sabía todo sobre literatura excepto cómo disfrutar de ella…

El otro día me topé con un antiguo compañero de estudios… e intenté escapar de él sin que se diera cuenta pero él se dio cuenta de que yo intentaba escaquearme, cosa que yo hacía no porque sea especialmente impresentable yo sino porque lo es él… y es tan impresentable que, siendo evidente que yo me estaba escaqueando de él, resulta que le da igual que yo lo esté intentando y se me bota encima… a ver, que me ve rebajándome a comportamientos definibles como de auténtica mala educación rayanos en la desesperación motriz pues empezaba yo a correr como pollo descabezado en dirección opuesta a su indefinible presencia salvo como nauseabunda y, en vez de entrarle cierta grandeza de espíritu y dejar pasar la cosa de mi estrafalario intento por perderlo de vista, el tipo va… cosa que me niego a aceptar pues mi comportamiento no es propio de un maleducado ni de un pollo descabezado, nada de eso que la cosa es mucho más seria y profunda e importante digamos que la cosa es como en la guerra que qué coño pinta ahí la educación, en la guerra digo, que en la guerra todo vale salvo que lo maten a uno y es que mi comportamiento aquel día se derivaba del más elemental afán de supervivencia, cosa muy distinta a la otra como bien podéis observar, la otra que viene siendo la educación…

Parado a su lado en medio de la calle la cara se me desencajó. La suya, sin embargo, rezumaba alegría acusatoria…

lo primero que me preguntó fue por qué hace veinte años yo y otros hacíamos básicamente lo mismo, en resumidas cuentas escaquearnos, siempre que lo veíamos… lo siguiente que preguntó fue por qué, un día específico y concreto en que estábamos varios compañeros tomando algo en no sé qué bar que me dijo, yo me fui justo cuando tal chica pasó por la puerta y lo que hice fue seguirla y darle un toque para que entrara y se sentase con nosotros … o sea, justo lo contrario de lo que hacíamos los pocos días en que coincidió que estaba él sentado con nosotros, días en los que cuando veíamos pasar por la puerta no a una chica que conociéramos sino que a la primera persona que por allí pasase no salía yo detrás de dicha persona sino que salíamos todos nosotros detrás de dicha persona, todos menos él he de aclararos, que él se veía como sorprendido por nuestra urgente movilización y no reaccionaba si descartamos un leve movimiento de su cuello, y salíamos todos menos él no para decirle a esta persona que pasaba frente al local que entrase a tomar algo en nuestra compañía sino que salíamos para no volver a entrar nosotros en el bar en el que quedaba el otro impresentable tan solo como la una mientras que nosotros seguíamos fuera del sitio y nos alejábamos a marchas forzadas por puro instinto de mantenernos a la mayor distancia posible de él lo que equivalía en aquellos años atléticos a decir que corríamos hacia todas las direcciones que supusiesen un aumento de las mencionadas distancias, un afastamento, un alejamiento del punto exacto en el que se localizaba la entrada del bar por la que acabábamos de salir pitando todos menos él que se quedaba dentro profundizando en sabe dios qué complejos mundos…

domingo, 23 de diciembre de 2012

Karl Kraus/Escritos

El runrún que se escucha sobre este tipo suena como a que el gachó es cosa seria, y clarividente, y punzante y toda una sarta de lindezas que siempre me sonaron a milonga porque nunca me topaba con sus libros… y me hacía sospechar el no topármelos, porque sabemos que los mafiosos del Trust quieren ganar pasta con sus ediciones y si no editaban a este tipo es que… no sé…

Ahora de golpe aparecen ediciones de Herr Kraus coma area, barra libre… recopilaciones de escritos y comentarios y artículos y todo tipo de realizaciones de su supuesto genio literario… y os digo que es insoportable… y coñazo, y ramplón… antes de agenciarme el librajo que me acabo de tragar estuve a punto de pillar uno que era el triple de caro y de extenso y de todo, pero de esto que echándole el vistazo de turno la cosa me pareció como que estaban a punto de estafarme… y cogí esta otra edición que era un tercio de cara y de extensa y de todo… y menos mal, porque el coñazo, que ha sido insuperable, me ha llegado…

Karl debió alumbrar más de una ocurrencia inspiradísima, y debió repartir estopa a diestro y siniestro… seguro… pero es que además de esto escribió miles y miles de páginas, y una cosa es una frase deslumbrante, que no se la discuto, y otra muy distinta son hectáreas de renglones insulsos y aburridos y muermos atacantes…

En el colmo del triple mortal y sin red, la edición que me traje a casa tiene erratas para dar y tomar, y unas notas a pie de página que son para cogerle inquina a quien las estampó... como si a uno no le llegase con aturar a Herr Kraus y tuviera que soportar, encima, a esta especie de reencarnación del autor, trasunto que tiene, aún, menos gracia que el original… si cabe…

Entonces para celebrar el findelmundo decidí cagarme digo cargarme todo lo que me diera la gana… monté la pira, no con libros, que bien sabéis que no son para plantarles lume, pero sí con sus autores, que esos sí que arden bien… qué peste, cuánto lamento… de mis favoritos no quedó en pié casiniunopronto aparecerá la lista de damnificados…

viernes, 7 de diciembre de 2012

Quién aguanta esto... II

Lo que le oí decir a continuación sólo me atrevería a calificarlo como milagroso porque tras soltarme por tercera vez que lo sabía todo sobre literatura excepto cómo disfrutar de ella el impresentable que me consideraba su amigo y que se había abalanzado sobre mí me dijo de golpe y como si fuera un punto de densidad infinita y repleto de ilimitada información un monosílabo en concreto me dijo Zas así como os lo escribo y supongo que os resulta fácil imaginaros que al decir él Zas yo lo que escuché fue Zas hasta ahí todo es normal y no milagroso… pero en ese Zas que fue lo que yo le escuché decir y pronunciar Zas tan sólo ese monosílabo que coincide con el nombre de un ayuntamiento de por aquí Zas pues en ese Zas se contenía un punto de densidad infinita y repleto de ilimitada información

fenómeno que a falta de otros recursos que me permitan exponerlo y hasta explicármelo razonadamente considero que fue un milagro o inclusive una epifanía porque fue como si hubiera un parto de datos y conocimiento e información e imágenes y en resumidas cuentas algo que se podría resumir como LA VERDAD que de repente se hizo carne y que yo sentí como me invadía y me colmaba y rezumaba Zas rezumaba verdad por los cuatro costados, un milagro de clarividencia algo parecido a esto que dicen que nos pasa con la percepción del tiempo cuando nos encontramos en ese momento que ahora se califica de fatídico pero que antes era también calificado como milagroso porque justo cuando nos moríamos en ese preciso Zas infinitesimal ya iniciábamos otra vida y hasta subíamos a los cielos o nos reencarnábamos en seres diminutos y esto ahora es fatal pero antes era una alegría absoluta lo del tránsito del más aquí al más allá

y siguiendo con ello sabéis bien que se dice que en ese preciso instante la percepción del tiempo es distinta a como lo es en el resto de situaciones y en vez de ser una cuestión lineal mediante la cual todo discurre del pasado al futuro y de manera ordenada pasa sin embargo que el tiempo Zas deja de ser cuestión lineal y ordenada y se presenta todo junto focalizado en un punto de densidad infinita en el que se agolpa nuestra existencia al completo y que nos invade y nos llena de vida hasta los tuétanos, vaya paradoja que suceda esto justo en el momento irremediable en que nos estamos muriendo y os digo esto porque algo parecido fue lo que sucedió cuando le escuché decir Zas después de haber soltado por tercera vez que lo sabía todo sobre literatura excepto cómo disfrutar de ella que de repente se me apareció un punto de densidad infinita pero en esta ocasión sucedió que no era el tiempo ese punto que se me apareció sino que Zas era toda LA VERDAD con la diferencia y gran fortuna para mí de que yo seguía vivo y no en un tránsito fúnebre y luctuoso del más acá al más allá aunque tenía las meninges metidas hasta el fondo en un... Zas 1987


... en un Zas 1991...

jueves, 6 de diciembre de 2012

Herta Müller/En tierras bajas

En la distancia podría confundir a Herta con, pongamos un ejemplo carnoso, Megan Fox… jopé qué pasada… resultado, lo anterior, de haberme puesto a leer En tierras bajas.

Lo cosa es que si nos leemos un relato de Herta Müller, aparte de quedarnos algo acojonados, lo normal será que flipemos. Hablo de uno solo. Asunto que vendría a ser como ver a lo lejos a una tipa y parecernos la carnosa Megan Fox… fliparemos.

Leer un segundo relato de Herta Müller sería lo mismo que acercarnos a la tipa carnosa... aproximación que supondrá que nos entren ciertas dudas sobre si la tipa es o no es Megan…

Con lo que si seguimos leyendo relatos de Herta el resultado será que, a medida que nos acercamos más y más a la tipa que a lo lejos nos pareció Megan Fox, ya no tendremos ninguna duda de que delante de nuestras narices tenemos en realidad un mandril… jopé qué pasada…

Le comenté el espejismo a un compañeiro que me dijo que se había leído En tierras bajas… y que cuando leyó el primer relato flipó… y que le pareció como si fuese, no Megan Fox, sino una fortaleza robusta e inexpugnable que se alza en la lontananza… me dijo que cuando leyó el segundo relato fue como si se hubiese acercado algo a la fortaleza y le hubiesen entrado algunas dudas sobre su inexpugnabilidad… y acabó contándome que a mitad del libro ya había comprobado, llegando hasta su mismísima puerta, que la fortaleza era de cartón piedra, una birria, un chamizo flatoril…

Al rato nos encontramos con otro amigo que nos dijo que estaba leyendo En tierras bajas… en concreto nos dijo que acababa de empezar, que había leído el primer relato y que Herta Müller parecía, va y nos suelta, Méndez Ferrín… jopé qué pasada… ambos le preguntamos si le parecía Xose Luis de cerca o de lejos…

A los días nos encontramos con ese mismo amigo que nos confirmó que Herta Müller le parecía un invento maravilloso, con algo de Méndez Ferrín, también de Cunqueiro… hasta nos soltó el nombre de Celan… por la temática más que nada, nos dijo… y ya no lo dejamos seguir con semejantes valoraciones personalísimas e insoportables y lo que hicimos fue encerrarlo en el interior de un arcón con un mandril en celo… primate que, estando todo a oscuras, nuestro amigo confundió con Megan Fox, con lo que se puso a hacer lo que pudo o se le ocurrió o le dejó el bicho mitad peludo mitad lampiño, tras lo cual, Herta dijo que el arcón desprendía un insoportable olor a peras podridas, y que veía culebras negras por el suelo…

Comentarios afectados y teatrales que nos parecieron lo mismo que verla a ella de lejos… con lo que escapamos pitando y nos escondimos en una fortaleza donde apareció Megan Fox… que estaba leyendo En tierras bajas nopordios!… por lo que la mujer más carnosa del orbe nos confundió con sus príncipes azules. A mí me llamó peras podridas. A mi compinche culebras negras… luego nos encerró en un arcón con Herta Müller…

martes, 27 de noviembre de 2012

Musil... en el tacho

De verdad que el batacazo ha sido fino… a quién se le ocurre ponerse con los ¿diarios? de Musil así, en plan síntesis, casi dos mil puñeteras páginas que se pueden resumir con un gesto que no me estáis viendo, que para eso nos comunicamos mediante la escritura y no en persona, pero que os podéis imaginar…

Se me da por auto convencerme de cosas que no sé si tienen sentido… Yo creo que esto de los diarios de Robert Musil viene siendo un negocio - infame post mortem de sus editores y herederos para destripar a ineptos como yo y otros que han hecho la misma estupidez adquisitiva que es comprarse semejante despropósito pensando no sé qué… volviendo al disgusto, deciros que estos diarios en su mayor parte son notas absolutamente irrelevantes para cualquiera que no sea el interesado: Robertito el Terrible… que las fue tomando aquí y allá cuando era un pimpollo insoportable, también más tarde, cuando se convirtió en un joven hombre igual de insoportable, y luego, cuando pasó a ser un adulto aún más insoportable, acabando la cosa años después en plan la senil insoportabilidad hecha carne el Robertito…

Lo que me resulta imposible creer es que el propio Robertito estuviese dispuesto a que esto de sus notas/diarios viera la luz, porque es que es imposible… imaginaros que os coméis el plato mejor elaborado y más suculento de vuestra vida, exquisito… y que horas después os tiráis un pedo o soltáis un eructo… pues bien, el pedo y el eructo son los diarios… y está claro que ninguno de los dos harán justicia al delicioso plato que habíais saboreado previamente… o al revés, que esto de los ejemplos es esdrújulo, pensad en los ingredientes crudos y condimentos con los que se elabora vuestro plato delicioso… también estos ingredientes serían los diarios… no fastidies…

Cosa distinta es el plato principal, que ahí hay que ponerse serio, que a Musil dan ganas de arriarle la mayor… Como a tantos otros le salió un libro alucinante en sus inicios: Las tribulaciones del estudiante Törless tras lo cual se le llena el pecho porque se cree eso que dicen de él… y se pone a escribir a lo grande, en plan clásico, en plan os vais a enterar, en plan voy a pasar a la historia de la literatura… y entonces nos duerme a todos con su mamotreto de mil y más páginas: Elhombresinatributos libro que está muy bien pensado y hasta muy bien escrito pero que es un plomizo y austrohúngaro y decadente y desechable coñazo… todo ello en plan clásico, encima… para dormirse, vamos…

Eso sí, Elhombresinatributos yo me lo leí enterito, porque será un coñazo, que lo es, pero está bien pensado y bien escrito y entonces se deja leer aunque sea aburridísimo… pero es que a los diarios no hay por dónde hincarle el diente por lo que, una vez que fui consciente del estropicio, ahí por la página cuarenta o cincuenta, me dediqué a hacer experimentos algebraicos y entonces leía una página y saltaba dos, leía media y saltaba cuatro, leía un cuarto y saltaba ocho, leía un octavo y saltaba dieciséis… leía una palabra y saltaba mil… y ni así se soporta el librajo…

Como con el experimento no me tranquilicé acabé yendo a la librería a ponerle el ojo morado al tipo que me lo vendió. El pobre me recibió con una sonrisa, pensaba que venía a agradecerle algo…







lunes, 19 de noviembre de 2012

Tom Wolfe... ignición

Estos últimos días asistí cariacontecido a la ruptura de la barrera del sonido, al desarrollo del proyecto Mercury, a la aparición de Sputniks, Gagarins, John Glenns y demás golpes en el pecho en plan lucha de bloques este-oeste, guerra fría y a ver quién la tiene más cósmica, si Uncle Sam o Tobaris Politburó…

Jopé con el documental que escribió nuestro Hombre en el meollo, Tom Wolfe… absorbente chupinazo con ciertos detalles de lo más técnico: alturas, potencias, órbitas, velocidades; y ciertos otros de lo más populoso: jolgorio de masas, rollo testosterónico, cazadoras de cuero, confeti en las calles de las ciudades, chicas descocadas y países enfrentados. El asunto gloriosamente documentado por escrito por TWolfe acaba con el propio final del proyecto Mercury… que, a partir de ahí, el Hombre en el meollo no nos cuenta más y hay que recurrir a la tele para ver lo de la llegada a la luna, la definitiva bajada de pantalones yanqui ante el indispensable Von Braun y sus acólitos de Peenemunde y demás sucesos escabrosos en pos del progreso y del interés general…

Al final, además de encantado con el libro, me quedé con una duda… Hay un leve tono patriotero tan como poco serio o hasta kitsch que no sé de qué va la cosa… teniendo buen concepto del Hombre en el meollo a la hora de que se ponga a escribir y le salgan sus libros cojonudos y bien hechos, no sé si estamos delante de un asunto de esos que hay que leer con segundas o no… no porque el tono ese sea bueno o malo, que me trae sin cuidado siempre que el librajo resulte decente, sino porque no pegaba, o no le salía bien, o chirriaba… y entonces sí que me descolocaba… un lío, vamos, por no decir que siempre que aparece de por medio la posibilidad de la ironía, las segundas intenciones y demás diluyentes de la intención, yo no me entero, como ya he reconocido en numerosas ocasiones…

Aunque lo anterior es por criticar algo, porque las cuatrocientas páginas del documental te succionan tan rápidamente que el libro te encanta, y esto de buscarle las cosquillas kitsch al autor y a su tono lo hago por revolverme un poco en plan finolis y enteradillo… y vuelvo sobre el rollo patriotero camp, que estoy pensando que en todo caso habría que reconocerle al Hombre en el meollo el hecho innovador, incuestionable y distante de utilizar el tono kitsch patriotero con ambos bloques este-oeste enfrentados en la carrera cósmica, porque así lo hace el gachó, cogeros el libro y veréis… y esto sí que es vanguard puro y duro… con lo que tenemos a un visionario, a un masoquista o a un topoporque la parte de la historia que Wolfe cuenta, básicamente hasta 1962, acaba siempre con la consabida victoria de Tobaris CCCP en la carrera espacial… o también esto debería leerse con segundas?... no sé... A ver, dónde carajo nació Tom?... entonces, a qué viene el tono del libro?... qué coño es un agente doble?... Houston?

viernes, 16 de noviembre de 2012

Quién aguanta esto... I

…y que precisamente por eso se acordaba de aquel día como también se acordaba de todos y cada uno de los otros días en que había sido tratado con desprecio por los que él consideraba sus amigos y que veníamos siendo nosotros, los mismos que escapábamos de él siempre que podíamos y podíamos casi siempre y aún así él nos consideraba sus amigos, sus mejores amigos de toda la vida, porque no sólo nos consideraba sus mejores amigos en aquella época de estudiantes hace ya más de veinte años sino que nos seguía considerando sus mejores amigos aún ahora porque según decía jamás los había tenido mejores que nosotros ni antes ni después y mira que eso es mucho decir por lo que me puse a pensar que su caso debía ser el de una persona que sufrió y sufre lo indecible porque si aunque sea equivocadamente pero para él todos nosotros éramos sus amigos, en concreto sus mejores amigos de toda la vida, sus íntimos amigos, y lo único que hacíamos era en resumidas cuentas escaquearnos tan pronto aparecía, y si semejantes desplantes no lo llevaron a olvidarse de nosotros como sería lo normal sino que aún así y con independencia de lo que le hiciéramos de impresentable nos consideraba y considera sus mejores amigos de siempre es por eso que me puse a pensar que su caso debía ser el de una persona que sufre mucho

porque no se puede soportar que los amigos se dediquen por norma y como comportamiento básico constante e invariable a joderlo a uno que eso no es lo que hacen los amigos que los amigos no lo joden a uno, carajo, y si lo joden a uno, que podría ser, no lo joden a uno por norma sino que lo hacen de manera aislada y ocasional y entonces tendríamos que dependiendo de ciertos factores que se basan en lazos de intimidad y afectivos sumamente consistentes pues se le perdonaría una o las veces que haga falta al amigo que nos ha jodido el que lo haya hecho, porque para eso es nuestro amigo el que nos acaba de joder de manera aislada que siendo nuestro amigo le damos el beneficio de la duda que en eso consiste que lo sea que seguro que no quiso hacernos daño

esto siempre y cuando la cuestión de que nos ha jodido se plantee de manera aislada pero nunca como norma pues si como norma nuestro amigo se dedica a jodernos y a hacernos daño no puede ser ya más nuestro amigo aunque lo fuera antes, inclusive de toda la vida e íntimo fijaros lo que os digo, que aún así dejaría de ser nuestro amigo porque las cosas son como tienen que ser… pero en el caso de él hemos de partir de un hecho incuestionable y es que ninguno de nosotros fue nunca su amigo por lo que las putadas que le hacíamos era como si se las hiciera un desconocido cualquiera por lo que es aún más incomprensible que nos considerase sus amigos en concreto los mejores de su vida pues nunca lo fuimos, por lo que al final en el caso de este tipo resulta que no es que nosotros hubiéramos sido sus amigos en un principio y que, a pesar de las posteriores putadas que le hicimos, su capacidad de perdonarnos fuera ilimitada y siguiéramos siendo para él sus mejores amigos y ello a pesar de todos nuestros desprecios y humillaciones, sino que os vuelvo a repetir que nunca fuimos sus amigos, siendo así que la única relación que nos unía a él era la de escaparle no de manera aislada sino por norma, siempre.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Sloterdijk/Esferas III (espumas)

Vengo de rematar la faena esferológica del loco-de-atar Peter Sloterdijk… que es un librajo, el tal Esferas III (espumas), que a numerosos estudiosos del saber mundial toca las narices hasta decir basta… narices que también toca a muchos de sus lectores, entre los que no me encuentro porque a Sloterdijk yo no lo leo que lo escucho y entonces lo incomprensible y lo impensable se convierten en armonía y música para mis ojos y aunque no entiendo ni pío me suena bien…

Pero es que estoy exagerando porque parte del libro que la ¿entiendo?… entiendo qué es el atmoterrorismo, espectacular asunto que desmenuza el loco-de-atar teutón, por no hablar de la escalofriante disección de la guerra de gas, por no hablar de los atentados con gas sarín… también entiendo los aerimotos… y eso del estar retenido en la máquina de habitar, y las incubadoras de mundo, y el aire en lugar inesperado, y el quirotopo o el nomotopo… y el invernadero de confort y la escala de mimo abierta hacia arriba y las islas atmosféricas y las islas antropógenas y las arquitecturas de la espuma y los colectores para humanos y los sínodos discretos… también os puedo espetar que “la modernidad aparece como un experimento de levitación expansivo y transcultural: con el acento puesto en la espumización de lo real gracias a la introducción de momentos de impulso hacía arriba en el complejo de gravedad… con lo que supongo que no os creéis que haya ¿entendido? apenas una o dos de las miles de cosas impensables e incomprensibles o totales absourdites que suelta el loco-de-atar a lo largo de las casi 700 paginazas del tercer tomo de la novela brutal de las Esferas, y acertáis, que os repito que a este tipo no lo entiendo, pero cómo-hipnotiza…

Sabiendo que los tres tomazos de sus Esferas se pueden leer independientemente y por separado, también del derecho o del revés, lo más aconsejable es no leerlos, sin más, mejor aún, ninguno de sus libros, añado… después, lo siguiente más aconsejable, pero nada recomendable, sería leer sólo uno de los libros de la trilogía… en ese caso el primero y el tercero son más cortos que el segundo, que es demasiada golfería junta… por último, el pauperizado lector que tenga los tres tomazos en casa porque un día aún no se explica cómo-por qué-quién se los compró, regaló o endilgó, es mejor que se tome la cosa con calma y anfetaminas… porque merece mucho la pena y es mejor no desfallecer o gripar…

Y vuelvo sobre algunos de los expansivos y especulativos temas que trata el loco-de-atar, que resulta que el atmoterrorismo, os repito que tremendo asunto, se inaugura con ciertos acontecimientos bélicos acaecidos en Ieper (Ypres) el 22 de abril de 1915, pero a ras de tierra. Más tarde, este atmoterrorismo a ras de suelo se convierte por primera vez en guerra aeroquímica en la confrontación bélica del Rif, en el Marruecos español, entre los años 1922 a 1927… y hay que ver que nos cuenten estas historias el loco-de-atar y Rolf Dieter Müller, autor al que nos remite Sloterdijk y del que hace tiempo nos leímos su entristecedora La muerte caía del cielo

Resulta que Rolf Dieter debe ser un claro ejemplar de teutón-encerrado-en-su-habitación que se dedica a diseccionar todo lo que se le pasa por la cabeza… y a Rolf se le pasó por la cabeza la guerra de gas aérea, y entonces sucede que nos dice que la primera vez que tal lindeza tuvo lugar fue por estos lares; y este espumoso suceso nos lo cuentan estos tipos del norte que, si no, como que ni nos enteramos de que también aquí se hacen salvajadas técnicamente avanzadas quien quiera embarrarse con los datos que se  busque el librito Gas venenoso contra Abd el Krim. Alemania, España y la guerra de gas en el Marruecos español, 1922-1927 (Friburgo, 1990), librito que no encontrará traducido pero del que sí hay ciertas referencias castellanizadas, algunas serias y otras tramposas e interesadas, como de costumbre, y que cada cual se trague la píldora que le vaya mejor para conciliar su sueño-de-tranquilidad-seborreica…

domingo, 28 de octubre de 2012

El martillo divino

Con cierta frecuencia se presenta la cuestión de si pegarme un tiro o no hacerlo. A estas alturas la cosa ya no me sorprende, digamos que la tengo más que asimilada, o controlada, y me basto yo solito para afrontar el percal… Aunque no tengo pistola para furarme los miolos, ni soga para amarrarme al pescuezo, ni nada de nada, y sobre todo, aunque no tengo güivos para hacerlo, lo de pegarme un tiro va en serio siempre que se me presenta el dilema de si me lo pego o no… El otro día por fin me disparé… no veas qué pasada de tiro… pum… por no hablaros de la duda mareante que te entra cuando estás agrietando el gatillo. Miña nai. Luego se cierran las ventanas de todo y resulta que te has quedado fuera y solo y está oscurísimo y aunque quieras entrar ni dios te oye, tampoco ella, y ni dios te va a abrir y nadie te va a encender una luz, habértelo pensado de otra manera que era fifty fifty y te has equivocado… pum… tremendo.

Lo normal es que, así como se me presenta la cuestión del tiro, el decidir si me lo pego o no, aproveche para hacer otras cosas que me relajan y distraen mientras tomo la decisión de si lo hago o no lo hago… unas veces la distracción es ponerme a pensar en negro y cemento y nubes bajas y viento enfermizo y en grandes distancias y en olas que se comen el mundo además de comerse las playas y me pongo a pensar más que nada en mi puto ombligo y oigo que la guitarra desafina y no la sé templar y veo que las paredes se estrechan y que la gente es fea a más no poder… no se miran en el espejo, carajo?... es que no entiendo cómo se atreven a salir a la calle con esas miradas enfermas y decaídas y siberianas y con esos cuerpos encorvados hacía abajo, que desde que un amigo me explicó lo de los cuerpos encorvados hacía abajo, siempre hacia abajo, por qué no mira la gente hacia arriba? siempre hacia abajo, pues no hago más que comprobarlo cuando soy capaz de no mirar hacia abajo y veo que todos miran hacia abajo mientras yo miro hacia arriba las pocas veces que lo hago… y si un día de esos en que estoy mirando hacia arriba paso frente a un escaparate o un espejo inmediatamente miro hacia abajo y sigo pensando en todas esas chorradas de tipos que no tienen güivos o pelotas o narices para pegarse un tiro de una santa vez y andan encorvados y miran al suelo y no saben, ni se les pasa por la cabeza, que hay que mirar hacia arriba hasta toparse con un espejo…

Y ahora, cuando ya me he pegado un tiro, resulta que para eso dicen que está el Martillo Divino. Hombre no, que el martillo divino era otra cosa, que ésa sí que era una voz bonita y una canción aún más bonita que esa voz que ya era bien bonita…

Será entonces que algún hombre encorvado que vive a pesar de haberse tragado el martillo y no haber muerto de indigestión después de tragárselo, que sería lo lógico me parece a mí, pero es que este hombre sobrevivió a haberse tragado el martillo y vive con él dentro y resulta que nunca en su vida ha mirado hacia arriba y resulta también que es feo hasta decidir de manera voluntaria: no me miro en el espejo porque entre estas paredes tan estrechas ni siquiera lo puedo tener para mirarme en él porque no entraría un espejo en mi casa ni tampoco entraría en mi vida de lo estrechas y negras que son ambas, sobre todo negras, pero también estrechas, y menos mal que nada de espejos ni en mi vida ni en mi casa, prohibidos, decidido, porque qué horror tenerse que ver a uno mismo encorvado mirando hacia abajo y nunca hacia arriba…

Después de lo cual el tipo se tragó el martirio divino y no se ahogó ni se indigestó y sobrevivió y ahí sigue paseando cabizbajo y encorvado, lo sé bien porque justo hoy antes de tomar la decisión, como tantas otras veces, de si me lo pego o no me lo pego el tiro, cruzó por delante de mis narices el tipo que siempre mira hacia abajo y anda encorvado y es de cemento y tiene mirada siberiana, un tipo tan triste y negativo y tan como una implosión humana que todo lo asfixia a su alrededor, que de golpe se cerraron las ventanas y me quedé fuera, y estaba oscurísimo, y estaba solo, y ni dios me oía gritar que me había equivocado y que por favor encendieran la luz y que no me quería pegar un tiro, que a quien se lo quería pegar era al tipo que siempre anda encorvado.




martes, 16 de octubre de 2012

Joseph Heller/Trampa 22

Con los primeros chistes y absurdos y situaciones algo así como las de Groucho y familia uno se pone a la defensiva con el librito este de marras porque resulta inevitable, por lo menos a mí me lo resultó, que de qué te vas, meu… pero luego, son tantas y tan logradas algunas de esas absourdites que uno se sacude sus prejuicios de enteradillo de pacotilla… y vale que Joseph Heller escribió un libro para reírse pero es que resulta que el tipo sabía mucho de muchas cosas y lo destila sin empachar y se dedica a escribir el libro de chistes más serio y brutal y tremebundo que encuentro a la redonda… encima sobre la 2ª Cosa Esa y nada de tocar de oído que Heller se dejó caer por la refriega mundial y se ve que lo que vivió y padeció y se animalizó digo que se ve que todo eso luego lo invirtió en este trallazo, porque lo del talento debía venirle de serie que este tipo bota por fora que así da gusto tocar la guitarra que sale todo de carrerilla y el instrumento suena que mete medo…

















Lo que es una pena es que aparte del libro tremebundo de chistes increíbles sobre la cosa más seria que uno se pueda imaginar, con además algunos momentos que lo dejan a uno helado, que Joseph Heller, algo virguero él, combina la humorada inspirada con algún capítulo que duele de verdad, encofrado, horror pormenorizado a los mandos del bombardero, pues la pena es que aparte del librazo apabullante que le salió no se haya planteado Joseph una versión sin chistes ni delirios ni locuras ni literatura ni 555 páginas ni nada de nada salvo una píldora definitiva, un martillazo de Thor con el que poder arrearle bien duro en las entendederas o mismo en la sien a tantos que se lo merecen de verdad… porque os digo que Heller es portador de opiniones y argumentos como puños…

Y resulta que en el libro, además de algunos personajes memorables, hay cosas aún muchísimo más sofisticadas, que hay una elaboradísima paradoja de esas de las que es imposible escabullirse, que os digo que JHeller es cosa seria, una paradoja de eterno retorno y bucle sin fin de la que es imposible escaquearse… paradoja, y tranquilos que no os cuento nada, sobre la locura y las misiones de guerra y los soldados y sus mandos y qué pasada…

Puesto a interpretar otra versión salvaje del Voodoo Child sobre la 2ª Guerra World War en plan autores Iñakis digo Yankies yo pinchaba para esta ocasión Foxy lady en la Isla de Wight… digo El arco iris de gravedad, Matadero 5 y Trampa 22… miña nai, qué tres, pero ojo, que si me dices del Vietnam te espeto Árbol de humo, bua!… y antes de todo eso lo que habría hecho es apropiarme del Martillo de Thor que estoy seguro que anidaba en la cabeza de Joseph Heller, para ajustar cuentas por doquier… así como hacía el genízaro genial que este sí que tenía en la cabeza el Universo y no veas como atizaba con la guitarra…


domingo, 14 de octubre de 2012

El caso del Juez juzgado...

Los Cuatro Jinetes

Cuando la estaban forzando, una amiga mía se puso a contar y llegó hasta quince mil. Verídico, insufrible. De uno en uno y sin atajos. Haced la prueba, es un rato largo e interminable. Más aún en esa complicada situación. Son horas y horas de arreones de hormigón.

Luego vino un juez que le dijo aquella cosa inaudita: que si en vez de haberse puesto a contar, se hubiera defendido del energúmeno, otro gallo le cantaría. Ella le dijo que su manera de defenderse del energúmeno aquél con los pantalones por las rodillas, del tremendo salvaje con que se topó una amarga noche de verano en que volvía de una fiesta, había sido ponerse a contar. Para olvidar desde antes de sentir, señoría…

Al juez la aclaración le dio igual y absolvió al energúmeno, que aquello había sido consentido, que no estaba nada claro que durante tantas horas de tropelía ella no hubiera podido desasirse del chacal y que, con semejantes dudas sobre la cuestión del consentimiento lúbrico, se veía obligado a declararlo ciudadano ejemplar y que de rositas para su casa que es padre de familia… que lo suyo no es hacer justicia sino aplicar las leyes que otros promulgan, que entiéndame usted también a mí, señorita, y que venga venga que estoy ocupado, le abro la puerta, mucho gusto, aquí me tiene para lo que quiera y chao.

Poco después, cuando el secretario del juzgado le estaba leyendo el fallo, intentándole explicar lo que de sustantivo había en todo aquel esperpento gramatical, mi amiga, nada más empezar el otro con los fundamentos de derecho, de nuevo se puso a contar de uno en uno y sin atajos. Llegó hasta ciento y poco, momento en el cual el funcionario le hizo un gesto para que firmase la notificación de la sentencia. Dio las gracias, echó el garabato que le exigía este otro tipo sin igual y…

Salió del juzgado con una sensación de ventana tapiada, de tubo de escape, de riñonada podrida. Hundida. Sin frenos. Temblando… Y con muchas ganas de explicarle al juez de marras que ella había sido forzada con todas las de la ley, que el desgraciado que la había abordado era un joputa y que lo mismo pensaba de su señoría, con perdón. También del secretario, otro iluminado. En realidad pensaba que todos los hombres eran unos indeseables y que esto no iba a quedar así...

Entró en el piso. Sus padres la miraron y supieron y se avergonzaron y decidieron ya está. Ella, a los pocos minutos, largó parte de lo que no había contado hasta la fecha. Abrasada. En su relato las culpas se repartían a diestro y siniestro. Los hombres y sus mujeres, el sistema, la ley, vosotros, todos… ante lo cual ya no la dejó seguir el papá, que se van a enterar estos tiiipos. Se refería al juez, al secretario y al energúmeno, tú sólo dime cómo se llaman, también pensaba en sus mujeres e hijos... Ella le pidió ensañamiento y desmembramiento o vivisección, como se diga la salvajada esa. E insistió bastante en que, cuando estuvieran a destajo con el chollo, les dejaran bien clarito a esos miserables que su manera de defenderse había sido ponerse a contar. Para no sentir y olvidar desde antes de empezar. Y que si querían, que probasen ellos a ver si la parida matemática les evitaba el atraganto y el calentón

…aunque con papá y mamá lo que sí se calló fue que sangró mucho, y que de principio a fin apenas pudo respirar, y que acabó magullada hasta la correa de la distribución, como si le hubiese pasado por encima un campamento mongol, aunque eso no es nada, que tanto como en el descampado, y luego en la cuneta, la habían humillado en el juzgado, con toga, solemnidad y verborrea decimonónica. En gerundio. Hay que joderse con el discursito gremial de esta tropa… Y que ni siquiera la dejaron explicarse, que aquello más parecía una guasa ceremonial…

Los de la policía secreta, juó qué risa, tipos de uno setenta y cinco que visten de paisano y son todo tics cuando les toca comportarse como gente normal, encontraron un chamizo abandonado. No estaba cerca del lugar en que vivían los padres de la rapaza. Pero sospechaban de ellos por puros cojones, porque les salía de donde les salía, quién, sino ellos, se la tendría jurada a su señoría, que te lo digo yo, hazme caso, que no son trigo limpio… Dentro del caseto había como restos del festín. Apestaba.

…Al juez lo cogieron cuando pretendía subirse al coche. Frente al Juzgado. Iba solo y la cosa no tuvo nada. Pasa para dentro que te dejo tieso aquí mismo, cabrón… que mi hija me ha contado unas cosas que no acabo de creer posibles y me vas a tener que explicar, para empezar, y no te asustes angelito mío, si sabes contar hasta quince mil…

Lo que encontraron los sesudos hombres de uno setenta y cinco en el interior del primer cajón que abrieron una vez dentro del chamizo donde le habían ensañado la tabla de multiplicar a su ilustrísima fueron varios dientes y la oreja derecha de una persona. Hasta ahí, todo claro. Envueltos los restos en papel periódico y dentro de una bolsa…

Días antes del descubrimiento policial, en el mismo galpón y siguiendo las órdenes del papá encolerizado, el hombre de la toga ya había probado a contar de uno en uno cuando le pegaron el primer machetazo en la mano. Así, de sopetón, para desengrasar. Y se le interrumpió el afán numérico de tanto que le dolieron los tres dedos que le cortaron de cuajo y que salieron disparados y que luego cayeron al suelo donde se los tragó el lindo perrito de raza peligrosísima que llevaba quince días sin probar bocado y que a duras penas pudo distinguir su señoría de tanto que le entorpecían la visión las lágrimas y el sofocón que fue como si me estallasen los oídos dentro de las muelas de una batidora por lo que fue incapaz de percatarse de una cuestión importantísima y es que una vez saboreados sus tres primeros dedos el perrazo famélico tan peligroso se lo iba a comer enterito a su señoría en crudo y en canal mientras el papá colérico puesto hasta arriba de farlopa lo cogía por la fecha de nacimiento al juez cabrón y le espetaba eso de que venga ahora a contar de uno en uno... como hizo mi hija. Flosh, flosh…

Y no se trabuque, por dios, excelencia, digo Señoría, que para una persona con estudios como usted esto del acertijo algebraico será pan comido, lo mismo que para  Los Cuatro Jinetes, que ahí los veo llegar, fíjese bien, a lomos de sus bestias de metal y válvulas y vatios y…


martes, 2 de octubre de 2012

Arguedas/El zorro de arriba...

Os digo que mejor es leer el libro a pelo que intentar hacerse una opinión sobre el mismo consultando dimes y diretes, opción absolutamente nefasta siempre, incluyendo lo que a continuación sigue… y es que qué batallón de estulticia generalizada protagonizada por la enfermiza presencia del dogma político en el asunto del gusto por lo artístico en este caso empezando por los propios autores, típico, jopé qué diarrea, lucha de egos en el barro entre Arguedas y Cortázar… entre ¿indigenistas? y ¿cosmopolitas?... vaya empanada, meu… una enganchada de esas de aquí estoy yo con lo mío veintitantos centímetros verás lo que vale un peine… choque de voluntades, compromisos y desentendimientos… y detrás otros… outra vaca no millo, tonto el último, que Vargas Llosa le da la razón a Don Julio y Onetti a Don José María… y venga GGM… como párvulos… y luego vienen los engreídos del Nobel a desempatar pero tampoco… y para rematarla se descuelga el Bonaerense Universal con eso de que a MVLL nunca lo leyó… auuu! pupa de la buena, cómo escuece… pero que Cien años le gustó…

Por orden a mí me gustó más Conversación en la catedral que Cien años, de largo, que éste me gustó mucho mientras me gustaba la rapaza que me dijo que a ella le gustaba Cien años de soledad, que luego, cuando me aclaró que lo que le gustaba era el libro pero no yo, a mí el Gabo me dejó de gustar de golpe y porrazo y para siempre, que esas novelas son para enamorados y eso dura a lo más tres años y luego vas y te casas y le dices chao al libro que hasta te da vergüenza mirar para él de lo coñazo que es… siguiendo por orden, que así da gusto, más que cualquiera de esos dos me gustó El Aleph

Parte de la polémica nos la topamos en lo que de diario tiene El zorro de arriba y el zorro de abajo, que un renqueante Arguedas va y opina sobre los demás, sin duda educadamente, me pareció a mí, pero en unos momentos que se titulan buscando su segundo suicidio que sería el de verdad y se ve que opina sin miedo, como dopado por la terrible decisión ya tomada, pero educadamente, ojo… luego, fuera de lo que de diario tiene el libro, de verdad cosa muy seria, José María Arguedas nos cuenta algunas historias y asuntos de Chimbote e Isla Blanca que son para enmarcar, absorbentes, páginas inspiradísimas… que le vuelve la vena emocional como en tantos pasajes de Los ríos profundos y te deja con los miolos haciendo de molino un día de crecida… que cuando le entra el rollo ese de que se ve inspirado, se suelta de verdad y se queda solo dando forma a lo indescriptible y le salen unas parrafadas bonitísimas que ya le gustaría a otros… con lo cual no os digo nada salvo que a mí me encanta, que en el fondo es lo que importa… por lo menos a mí.

Ahora no me queda otra que volveros a recomendar el experimento de las dos patadas en los huevos (pinchad aquí)… aunque podéis cambiar, lo entendería, la patada en los güi por unas cosquillas, como que más soportables en principio, y probad a ver lo que sucede en este caso distinguiendo entre las cosquillas que os hace una ¿indigenista? y las que os hace una ¿cosmopolita?... otra vez de cajón, eh?… aunque he de reconocer que yo prefiero el primer experimento, que uno se olvida de él con muchas más dificultad, que se nos queda como grabado indeleblemente.


miércoles, 26 de septiembre de 2012

Celine/Cartas de la cárcel

Menos mal que el librito está editado con algo de gusto que, si no, el cabreo podría ser monumental… esto para quien esperara encontrarse en las cartas de Celine lo mismo, o por lo menos algo parecido, a lo que abunda en varios de sus libros: la gastroenteritis más absoluta

Pero resulta que Louis Ferdinand no vomitó en las cartas que le mandaba, así como cada dos días, a su abogado danés y a su mujer a través de aquél, mientras pasaba frío y miedo en las celdas de Copenhague esperando su extradición a la grandeur para su posterior e inevitable eliminación sumaria… por lo que, en vez de vomitar, a lo mejor una de cada cincuenta, lo que hace en las demás es…

Para el que no esperara encontrar lo mismo que en sus libros… el cabreo también está más que garantizado, que aún así las cartas son en su inmensa mayoría repetitivas y aburridas hasta el acople, qué menos en esas circunstancias, escritas cada dos días y acojonado el Destouches hasta el tuétano con la horca o el garrote o la guillotina… dándole hasta la ofuscación mil vueltas a lo mismo y entonces dedicándose a hacerle la pelota al letrado con el sácame de aquí y mira que me quieren matar por venganza y envidia y resentimiento artístico y mira que lo que de mí se dice es todo una infamia y mira cómo otros, esos sí que mofletudos colaboracionistas de verdad, están ya en la academia francesa y aquí el que sabe escribir soy yo y voy y me pudro a marchas forzadas y me quieren matar y esos son unos envidiosos mediocres adscritos al sol que más los engorda y venga a repetir sus razones, varias indiscutibles…

Y resulta de las cartas que el tío no es el que podría parecer, y como que se hace necesario un poco de claridad sobre el asunto, que, en parte, el mito luciferino se nos evapora entre las manos y casi es mejor dejar de leerle las cartas a Louis Ferdinand y prenderles fuego y olvidarse de todo y yo mi libro ya lo regalé y ya estoy con sus novelas de nuevo y ya me tranquilizo pero carajo, Louis, s`il vous plait, a qué viene eso de ser como quien dice un tipo tan decente como otro cualquiera en lo personal y en eso de la manera de desenvolverte en tus asuntos propios... con lo que en el fondo resulta que eres algo distinto a esa manera de ser y de ir por la vida que parece que te caracteriza según leemos en tus libros, cosa totalmente lógica y comprensible, me refiero a que no seas el mismo que en tus libros, normal, que en eso consiste muchas veces lo de escribir novelas que si no… o será que en las dichosas cartas hacías un esfuerzo por contemporizar que no es para menos que estaba en juego tu vida y llevabas las de perder, normal... o será que las que son de mentira son las cartas que las novelas no tienen pinta de tramposas... da igual... pero déjate de cartitas naive de una santa vez y manos a la obra con tus novelas mayúsculas que enchironado otra cosa no pero tiempo… que después de esto de tus Cartas de la cárcel sólo me faltaba enterarme de que Thomas Bernhard era un tipo sociable… y entonces sí que es el fin del mundo…
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