sábado, 16 de mayo de 2015

Caro Baroja/Itzea/Terranova


Lo cogí con dudas… y la primera en toda la frente. Hay que ver qué chapuza… En la editorial le dedican las solapas del librajo al tipo... Sí, el autor de Las brujas y su mundo, qué buen artilugio… también sobrino de Pío B y demás andanadas.

En la dichosa solapa los de RBA nos salen con que: “Julio Caro Baroja nació en Vera de Bidasoa, Navarra, en 1914…” Luego resulta que el libro se titula Los Baroja, memorias familiares. En la puñetera primera página número uno nada más comenzar las anunciadas memorias nos cuenta el gachó Caro Baroja, ojo a su claridad: “He nacido en Madrid, el 13 de noviembre de 1914, alrededor de las ocho de la noche…” el de la solapa, que sitúa el parto en Vera de Bidasoa, Navarra, a cientos de kilómetros de Madrid, debía andar de whiskies hasta los topes, supongo… Qué más da, en el fondo muy en la línea de los amantes del Bidasoa, que lo confunden con todito el Océano Atlántico, ahí es nada.

Y manda güivos los de RBA vale que en la wikinoséqué uno no se pueda fiar ni de su sombra y mucho menos de lo que ahí tal pone porque lo que ahí pone lo pude haber puesto yo mismo, que no tengo claro ni dónde nací… pero en librajos todos profesionales de editoriales todas profesionales que cuestan unos muy profesionales eurazos estas cosas tan poco profesionales te dan directamente la risa a borbotones… Consulté la Wiki, toda informal, y ahí están bien los datos de nacimiento del sobrino Baroja, para que luego digamos que de la Wikinomefio… que no me fío, ojo, que las he visto muy gordas. Algunas las recuerdo, para escapar por patas…

Herr Julio no tiene culpa alguna de que la solapa sea tal despropósito… pero la tiene toda de que el librajo sea tan poca cosa, que para eso lo escribió enterito… Todos conocéis alguno de esos personajes pesados, que nacieron algo viejos y que cuando hablan lo hacen el noventa por ciento del tiempo sobre el pasado, básicamente su pasado familiar, parlamentos pesadísimos que, en muchos casos, cubren hasta el rebose de anécdotas ñoñas, interminables y la mar de sosas por lo decimonónicas y monjiles que resultan, pura parálisis para cualquiera menos para un sobrino metido en libros desde siempre... Desconozco si es el caso de estas memorias y su autor, ni idea, pero hay que ver las anécdotas que nos cuenta y cómo lo hace... hasta da la sensación de que muchas de ellas sin haberlas conocido más que de tercera mano… deformadas por lo sobadas e idolatradas que las tienen ahí enclaustradas en la familia, desde hace ciento veinte años… a ver, la pura endogamia, cadaleito, lividez, marchitamiento, me abran las ventanas ya! que me asfixio, de verdad, por favor, auxilio, carajo…

Pocas veces eché tanto de menos un resumen, para darle con él en la cabeza a Herr Julio Caro, a ver si así despertaba del letargo o tenía alguna reacción propia de alguien menor de mil años…. Nipadiós. Este libro es una cosa que no, a pesar de algún ramalazo interesante, qué menos rondando los Baroja… Y qué pena, porque sus tíos eran unos tipos de verdad distintos: Ricardo y, no digamos, Pío, escritor tremendo y mayúsculo que chocaba aquí y allá a trompada limpia consigo mismo y con sus tiempos, vecinos e ideas circulantes… de todo eso bien poco en el libro fallido. Que lo más son árboles genealógicos, agonías, vísperas, pequeñeces familiares y tal profusión de la anécdota banal e insustancial que parece mentira, y sin gracia alguna al escribir, sin arte, sin chicha, sin… no sé, me pillaría de malas.
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