sábado, 18 de octubre de 2014

Max ¿Stiller?... ¿No soy Frisch?

El librajo este de Herr Frisch se titula Stiller, a pelo, por lo menos el original… en su versión castellana la cosa cambia. Se les da por negar la mayor y de Stiller nada, al revés, resulta que No soy Stiller…

De eso te enteras si curioseas al abrir el novelón y buscas el nombre en alemán… y empieza mal la cosa, porque si el autor dice que Stiller y el editor de aquí opta por No soy ése, pues ya te han fastidiado sorpresas, demás mierdas entre bastidores y hasta enjundias más fundamentales… y no hay derecho, que es como empezar la película contándote el final… no sé si me explico…

Cuando a William Faulkner le comentaron que, en cantonés, Mientras agonizo se titularía... no recuerdo cómo era que le dijeron que se llamaría, sabe dios… pero sí sé que William dijo basta y le plantó fuego a medio país…

Parcialmente alienado por Montauk y El hombre aparece en el Holoceno, gloriosos dos acontecimientos por escrito de Herr Max que me encantan y absorben, empecé No soy Stiller en plan fanático, barra brava, hincha/supporter.

Ahora estoy mucho más tranquilo, y parcialmente aburrido… como que el tipo Frisch quiso abarcar de más, me paréceme, que diría Cid. Las otras dos virguerías son bastante posteriores a esta Stiller, que es de 1954. Y resulta obvio que Frisch aprovechó el tiempo… Aunque mal encaminado no iba en los años cincuenta, que en su Stiller, que no está mal, hay algún buen cañonazo… también hay alguna relación de las que valen para tragar páginas como gominolas y, encima, aprender algo de la geometría del amor.

De Stiller me niego a hablar mientras no se aclare la cuestión básica y primordial concerniente a la identidad del gachó.

Lo que sí que no me puedo callar es la monumental chapuza folletinesca que Herr Max nos planta al final del libro, como risible e inaudito colofón lírico emocional, como desenlace y traca mayor, babosada descomunal que justifica que alguno le coja ojeriza de por vida al zuriqués. No es mi caso, que yo me releo las tribulaciones de El hombre aparece en el Holoceno y vuelvo a estar totalmente alienado por Frisch. Cuando se me pase el pedo os diré que No soy ése está bien, por momentos mucho… pero cuidado, que resulta difícil entender cómo nos puede salir Max, que no es un cualquiera, con ese final melodramático recauchutado, página infame que, pasados los años, debiera convertirse en su mayor vergüenza y pesadilla. Otro día me pongo a leer Homo Faber o Gantenbein…

jueves, 9 de octubre de 2014

García Calvo/Cartas de negocios de José Requejo

Lo de José Requejo y sus cartas de negocios es un trabalenguas, especialmente indicado para inesperados aficionados a la realidad.

No recuerdo dónde me topé con el artículo de un escritor encumbrado hablando de esto, de aquello… y de todo un poco. También de los que, a él, más lo habían impresionado. Creo que fue en la prensa, y que el escritor era…

Lo que tal decía de Cartas de negocios de José Requejo era como para no dejarlas pasar. Les di el alto hace poco… cuando vi la portada del librajo, qué linda, me enamoré del asunto, y pensé, no sé si acierto, en Panero, Leopoldo María… luego, al leer las cartas, me enamoré, sobre todo, de la portada… aunque no sólo de ella, que también de algunas y lagunas de las misivas de Requejo, pero no de todas, más bien de las menos, que las hay que no… de esto que el tono general es, no sé, como de cuarto o habitación que lleva sin ventilar cuarenta húmedos y viscosos años y que cuando entras en ella, buff, abafas, de abafar, ojo, como si te asfixiaras… aunque luego aparece alguna andanada de cuidado, fragante, de las que justifican el viaje y te llenan los pulmones.

El rollo esquizoide que tienen montado Agustín García Calvo y José Requejo, algo así como el que se gastaba Eça de Queiroz con Fradique Mendes, affaire bien distinto al de Jorge Luis y Macedonio, es cosa y caso aparte… Calificándolo de esquizoide ya como que interesa… Os podría decir que son uno mismo, Agustín y José, pero prefiero deciros que no. Si buscáis el libro en internet os aparecerá de todo… los hay que dicen que el autor es José Requejo, los hay que Agustín y no faltan los que aclaran que José Requejo aunque editado y compilado por García Calvo… qué acampada… eso sí, todos os lo querrán vender…

La portada moderna e impactante pertenece (con pequeñas variaciones) a las dos primeras ediciones… más luego es diferente… según uno se puede enterar a la vez que investiga el quién es quién de este enigma de doble personalidad… que te encuentras con la tercera edición, y las siguientes, que son menos bonitas... y ahora más en serio, aún: el autor es...
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