martes, 29 de enero de 2013

Guía del techo del mundo

El otro día me llegó a casa, empaquetada con algo de prisa, la guía del techo del mundo, frontera natural entre el aburrimiento y la falta de carácter.

Lo que me encontré al abrir el paquete  fue un déjame en paz de una puñetera vez… con el disgusto me puse en marcha, saqué del armario las botas de montaña y cogí el primer pasaje con dirección al monte.

Llegué y me puse a cavar en busca de una solución… y me tiré un año entero, de principio a fin, con todos sus días y sus chaparrones y sus interminables sinsentidos, sin saber qué carajo hacer mientras cavaba… hasta que decidí largarme del sitio donde me había abandonado durante tantos meses y volví a cavar en lugar distinto al primero en busca de un nuevo destino, aunque sin saber qué hacer con él, con el destino, en el hipotético caso de que lo encontrara, cosa que...

…sucedió pasado otro año… no pasado un año cavando sino que cavé un ratito y caí en la cuenta de que mi destino me esperaba transcurrido un año… con lo que me encontraba con doce meses por delante repletos de tedio absoluto, tenaz y radical. Doce meses durante los cuales tendría que vérmelas y deseármelas para no acabar encofrado en lo negativo y plomizo donde quiera que se encuentren en uno, en este caso en mí.

A eso que digo plomizo y negativo otros lo llaman de muy distintas maneras… Yo lo llamo de ésa. También me doy cuenta, recién empezado el año de tedio tenaz que me han endilgado, que lo plomizo y negativo, se le llame como se le llame, es una inmensidad en uno. Una profunda inmensidad dentro de uno mismo, en muchos casos insuperable…

Pues bien, siendo las de arriba verdades sólidas, infranqueables y grises, una parte de las mismas habría que matizarla en vuestro perjuicio… a los pocos días de averiguar que existe esa inmensa profundidad negativa en uno, se me apareció una respuesta o quiebro o paradoja o como queráis llamarlo salvo trampa no digamos tongo, que me dejó cariacontecido... aprendí que lo negativo y plomizo que se hunde en nosotros se encuentra, en realidad, en los demás… Joderos… No en uno mismo, a ver, no en mí, sino en los otros y demás… en vosotros, carajo…

Ahora, antes de que os dé el desquicie ombliguista consecuencia de haberse confirmado vuestra plomiza oscuridad, os voy a decir cuál era el destino que me topé mientras cavaba en los Ancares: construir una palloza dentro de mí… algo parecido a lo que hacía Richard Dreyfuss en ya sabéis qué peli memorable… tal era el mensaje que venía en la guía del techo del mundo que recibí el día de que hablo al comienzo. El libro es de Mark Gimson y no tiene desperdicio, un manual de instrucciones completo y detallado para volverse al Ursprung nativo, a la matriz… ¿neodilapidista? el último...

domingo, 27 de enero de 2013

Abdul Bashur, soñador de navíos...


Esta debe ser la enésima versión del viaje de Kavafis o del camino al andar o de otras jugarretas por el estilo y que están a la orden del día y no sólo en las metáforas, a estas alturas ya auténticas chorradas, de autores recontra famosos…

Abdul Bashur, vaya un personaje, aparte musulmán intrépido y vividor, estaba obsesionado con cierto tipo de barco mercante de comienzos del siglo XX, pero obsesionado de verdad… y se las arregló a lo largo de toda su vida para, casi siempre en el último momento, no agenciarse el deseado barco de sus sueños cuando parecía que todo estaba a su favor...

A ver, Abdul, no me toques las naringes, por dios… te gustan o no te gustan esos barcos… que esto es como estar salido y desesperado por copular y presentarse uno en el lugar ese de cierta tolerancia donde se agolpan quince voluntarias que lo desean tanto como tú, y luego hacerles ascos a las quince, todas chicas de rechupete, por el color de su preciosa cabellera o por el acento o su dicción o yo qué sé las disculpas que se te ocurren… por dios, Abdul, te gustan o no te gustan los barcos, caramba… aclárate ya, meu… te dan miedo las rapazas?... no flotan a tu gusto?... te mareas?

Lo anterior viene siendo una exageración porque a Abdul Bashur le encantan los barcos y las tipas y su vida transcurre unida a ellos, a los barcos, lo mismo que sus desvelos y alegrías a ellas… pero el caso es que nunca se hará con ese barco deseado y soñado e idealizado… y esto ya nos suena a lo de antes… al rollo minueto bulímico de buscarle tres pies al gato antes que reconocernos como grandes teóricos de la actividad y ejercitantes de las total pasividad cosa que uno se mira en el espejo y vomita del espanto, no hay más… comentario desafortunado que vuelve a ser una exageración porque Abdul de acción va sobrado…

El libro es como de aventuras a raudales pero en las que no pasa nada... vale, aún así, a mí me gustó… por los pelos. Herr Mutis parece que tiene un algo que creo que en esta primera intentona mía no aparece del todo, aunque debe andar por ahí… y que hace que uno tenga ganas de probar con otro de sus artilugios… pero sólo con uno más, que si no acierto con ése, ahí sí que ya me desinflo.

viernes, 25 de enero de 2013

Volverás a dónde?

Foto: Luis Magán
Así, sin que nadie me hubiera advertido de lo que se venía encima, me agencié el artilugio este de Volverás a Región Miña nai… qué es esto…

Con esta pedrada resulta inevitable el chichón, y después del chichón el estado como de alucinación estrellitas mediante… también sería recomendable aparcar por una temporada lo del gusto personal de cada uno, cosa muy respetable, el gusto de cada uno digo, a mí el mío me importa algo, pero es que tiene sus serias limitaciones… y aparcado el gusto propio, tranquilizarse y hasta comentarlo con algún que otro compinche X a ver si nos aclaramos entre los dos… o lo que sea, vamos, porque la pedrada del Juan Benet es de las que hacen pupa digo época…

Aún no tengo decidido, por más que me he puesto a ello, si el librajo me resulta insoportable o admirable o genial o barbitúrico o un fraude o lo que se os pueda ocurrir de bueno, malo o neutro, asunto absolutamente trivial e irrelevante ante semejante trallazo… porque gustos propios al margen, este artefacto de Volverás a Región es impresionante, impactante, iluminador, apoteósico, un verdadero órdago a la grande enchufado al Fender a válvulas ganancia al diez… El tipo Benet se salió totalmente por la tangente… qué condiciones, qué escándalo… al comienzo me chirriaron las maneras de JuanB, tan personales y extremas… pero no pude parar. Luego perdí cualquier noción de lo que este gachó se traía entre manos, pero tampoco pude parar… luego andaba ya medio beodo, y aún así seguí conduciendo y quemando rueda y gasolina, me salté semáforos, esquivé coches patrulla, pasé por encima de carritos de la compra, insulté a adorables ancianas y me caguéentodo… al final me bajé del coche con la sensación de habérmelo hecho por la patinbaixin… y me volví como un loco al de las entradas o tickets para comprarle otra vuelta en el bólido, medio mareado, muerto de miedo, sudando, pero absolutamente enganchado al EXCESO, digo al artefacto del Benet… al exceso, sí, al bólido Volverás a caer doce cilindros en…

Vaya pasada de libro… pupa de la buena, escuece, thrombocid… tema conflictivo, maneras inusuales y salvajes, confusión a lo bestia, yo no me entero de nada… pero qué espectáculo y vaya ambiente sin-igual y qué increíbles parrafadas sobre la vida, la muerte, la guerra, el desamor y la locura… de esto que tiene que haber trampa, que a la gente, ni siquiera a la más dotada, debiera no salirle según qué cosas… yo creo este tipo debe ser o demo…






domingo, 20 de enero de 2013

Montes de la Luna/Ancares/Ferrín...

Me avisan que el tipo de mis amores, inmenso en su arte, está metido de lleno en la refriega institucional… y no me queda otra que volverme de los Montes de la Luna, que más tiempo por aquellos lares y me pilla la fiebre de la distancia. De vuelta coincido con él, me lo cruzó en la estación, apenas un instante, y pienso que le debió llegar noticia de la iniciativa de bautizar una cordillera, techo del mundo a poder ser, porque me mete un corte de mangas y amén…

Del viaje traigo un catalejo que instalo en casa enfocando directamente a la placa: su nombre esculpido, a pié de serranía, en medio del África. Como quien recorre Porto de Ancares, Cuiña, Penalonga, Mustallar y de vuelta a Piornedo, pero a lo bestia, supongo… 

A los tres días ya había pintadas. A los cinco un incendio intencionado que se lo lleva todito por delante, y al carajo la inscripción Méndez Ferrín. Y para eso tanto chollo… A los quince días, contumaz, me agencio Antón e os inocentes y un bidón de grisú. Y un pico y una pala. Me cojo el coche con el lema “se van a enterar estos mamonazos” escrito en la frente, en la mía, sí!, y subo al Porto de Ancares, techo del mundo. Ya allí, me pongo a hacer la masa a base de bilis, cal y un poco de arena, sopa espesa y planetaria. Hormigón armado de Ouréns. Y me quedo, firme… y decido montar guardia, ante la placa ya terminada, su nombre en piedra, que de hoy en cien años aquí no va a haber pintada ni destrozo ni eslogan ni sabotaje que valga, no sé si me explico… que a ver quién tiene las narices de presentarse, de dar la cara, que le meto un buco que se le atraganta la vida, la suya no la mía, atontado, panoli, por jugar a leer los periódicos e ir de ¿informado? por el barrio…

Y debe ser que no me entero, o que no doy miedo, o algo más enrevesado, que a las tres semanas apareció el primero, un individuo que traía el diario en la mano y los titulares en el entrecejo de lo honradísimo y educado que se pensaba que era. Y venía como en plan poner orden y le dije: párate, gallináceo, que te esnafro el argumento y sucumbes ya mismo, que de verdad te digo que no estoy para coñas blandiblú… pero no sólo éstas, que también le solté algunas lindezas más, todas incomprensibles, por supuesto… Dudó, dio media vuelta y me gritó cosas que no entendí mientras se largaba… Pero al momento se paró y volvió… y delante de mis narices me metió un corte de mangas… y me acordé de cuando lo de la estación y aquel otro peinetazo… y discurrí si no sería Él, el mismísimo x.l.m.ferrín.

Pensé en abandonar la guardia, pedirle un autógrafo y… momento en el que llegó al lugar una tercera persona que gritó: “una subvención, pídele una subvenc” palabra indecente, frase nauseabunda que ya no pudo acabar al caer redondo y lívido el tipo bocazas de lo certero que fue mi primer pantocazo por todo su estribor, habérselo pensado antes… Sin tiempo para arrepentirme del subidón, del crimen sumario, momento de exteriorización de antiguos códigos ya superados, va el personaje llamado Él y se hace con el bidón de grisú, que sí, lo tenía conmigo a pie de Ancares, mientras montaba guardia ante la placa techo del mundo que se merece el coloso de Ouréns, fecundo Ferrín… y después de ver una pequeña llama encenderse va y estuopa el dichoso gas, tremendo estourido… y brinca todo por los puñeteros aires hasta pasado el Bierzo, la Vía Láctea y el confín estelar.

Yo sobrevivo, X.L. también, y sus relatos, insuperables, invaden el Cosmos y se adueñan de él.

martes, 8 de enero de 2013

Ferrín/Ouréns/Rwenzori

X.L.M.F. sometido a una amplísima entrevista a finales de los ochenta, entrevista luego editada, soltaba pistas para incrédulos y para fansacérrimos, para despistados y para…

Y le preguntan a Xosé Luis que qué pasa con Elipsis e outras sombras y les dice Méndez Ferrín que “ese libro si que me interesa. Se para min, algunhas das páxinas como tales páxinas de Antón e os inocentes foron as mellores que escribín, aquí (en alusión a Elipsis e outras sombras) para o meu gusto, están algúns dos mellores contos coma tales contos: un que se chama Partisán 4 e o de Elipsis

Entonces uno se queda temblando, porque conociéndose al dedillo Elipsis e outras sombras, monumental proyectil ourensán, cosa buena y excepcional, qué nos deparará, daquela, Antón e os inocentes si el mismísimo padre de la criatura, tipo bastante descreído de su arte (inmenso), nos viene con lindezas como esa de que sus mejores páginas…

Como este bellezón no es la primera rapaza que me echo, no me corto un pelo y hago trampa… y me secuestro las ganas de ella y me despacho antes con sus primas, que están un rato de lindas y bonitísimas y más a mano…

El tipo de Ouréns tenía cuerda para rato… O crepúsculo e as formigas es una pasada, con algunos cuentos de traca y apártate que te atropello, y con esas maneras del gachó Ferrín que son como una apisonadora de watios por canal… prima hermana de Crónica de Nós, otra recopilación de relatos que nada más sentarte empieza con el cuento ese de Sibila, que se sale, sosiégate, meu, que es de diez definitivo… para luego, a las pocas páginas, toparse uno con Morrer en Laura y ya lo de puntuarle los relatos a Herr Ferrín se te hace aburridísimo porque es que arrasa con el marcador… y vuelves con eso de ponerle su nombre a una cordillera… techo del mundo… bien cincelado en capitulares… cosa que habría que hacer ya mismo!... que luego se adelantan otros y eligen a uno que no le llega ni a la suela del zoco y ya estamos con esa sensación de outra vaca no millo… y de que nos han chimpado la ocasión…

En cuanto a Antón e os inocentes mejor callarse el diez hasta después de leído el artefacto, no vaya a ser de once… o de Karakorum… o Rwenzori…
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