viernes, 23 de diciembre de 2016

Walsh/¿Quién mató a Rosendo?... ¿Piglia, Paz, Borges… quién?


De Rodolfo Walsh, escritor hasta ese día desconocido para mí, le oí hablar a Ricardo Piglia en sus decepcionantes clases de Borges por Piglia…

Recién al comienzo de estas inservibles conferencias sobre Borges, tan poco interesantes que cuesta creerlo, Herr Piglia contaba la boutade de David Viñas, que dijo eso de si me apuran, digo que Walsh es mejor que Borges”… comparando, supongo, sus habilidades literarias… No está mal el comentario… pero, ¿Walsh?... Voy por partes, que a Roberto Walsh acabé leyéndolo a base de… y algún susto.

Me topé un día en el suplemento cultural de turno el típico artículo sobre las excelencias de la literatura de este o aquel país que lee el típico subnormal como yo... Les tocaba ese día a los argentinos de ahora, no a las vacas sagradas de hace años… Ya lo he contado: lleno de ganas me pillé varias de las recomendaciones, Piglia, Cohen, etc., y me pegué unas cuantas trompadas; también algunas alegrías…

De Ricardo Piglia recomendaban varios libros, Respiración artificial, a pesar de no sé cuántas trampas, me dejó lelo, una pasada… recomendaban de él, también, unas supuestas clases magistrales en televisión, sobre Borges, indispensables según el articulista. Articulista que apuesto a que o no vio las clases o no leyó a Borges o ninguna de las dos cosas, porque son tan insípidas que sobra cualquier comentario, a mayores del bostezo o el bufido, según el personaje; yo bufé… Quien quiera salir de dudas que las busque en internet, están por todos lados… veréis lo que es hablar mucho y no decir, apenas, nada…

De las contadas cosas que se dicen a lo largo y ancho de esa extensísima planicie de discurso trillado y lluvioso sobre Borges, una es la ¿boutade? de Viñas… que se me quedó colgada de las naringes… Eso sí, que un tipo como Piglia, que escribe como escribe y sabe lo que sabe (cosa seria), no tenga nada que decir, me refiero a algo mínimamente interesante, brillante o lo que sea salvo aburrido y casi banal, sobre Herr Borges, de verdad, cuesta creerlo… Si se entera Octavio Paz, va y lo expulsa del jurado…

De Herr Octavio Paz cuentan que, formando parte del jurado de un importante premio de poesía, exigió que los demás miembros del mismo, varios de ellos conocidos escritores, defendieran, durante al menos quince o veinte minutos, por qué elegían tal o cual libro como merecedor del galardón, no en base a comentarios de tipo emocional, general o abstracto, sino que se explicaran, argumentaran, justificaran… a ver, que no tocaran de oídas ni amagaran, que esto iba en serio… varios no supieron ni pudieron hacerlo. Se les dio puerta, ruta, fóra do coche… Glub, mira que si me cierran el blog…

Me estoy perdiendo… Leyendo ¿Quién mató a Rosendo? de Rodolfo Walsh acabas incorporándote al mecanismo austral de autosucción y propia eliminación, como el ombligo del ombligo que gira sobre sí mismo y se acaba destruyendo… Mucho cuidado con esto, porque termina con uno.

El libro de Rodolfo está muy bien, mucho… el caso es real y poco edificante… la investigación, la exposición de los hechos, sus implicaciones y consecuencias, que lleva a cabo Herr Walsh, es una gozada, pormenorizada y absorbente, te la comes a cucharones, unodostres… te acabas el libro, sí, con ganas de saber más… y te pones a buscar: y vengan sustos, mugre, muertos, infamia… tiros por la espalda, panfletos, torturas, cuartelazos, asonadas, traiciones… el caso del propio Walsh, su participación en según qué cosas, su desaparición… y acabas pidiendo tiempo muerto… agotado y tristón, porque todo esto es real, granito enorme que se te derrumba encima, qué miedono mera literatura o entretenimiento de niños bien.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Pitol/El tañido de una flauta… Mike Tyson traduce El principito.


Hace tiempo me pillé Orlando, de Virginia Woolf, en la cacareada traducción de Borges… decían que era lo máximo. Creo que lo máximo son Woolf o Borges, pero no la traducción de Borges del libro de Frau Virginia… encima, Orlando está muy lejos de Al faro o Las olas, que se salen… si me apuras, también está lejos de La Sra. Dalloway… o hasta de Entre actos… A ver si parte de esa diferencia no va a estar en el debe de la autora y sí en el del traductor… Leyendo Orlando tuve la sensación de que algo no encajaba… no sé… y que ese algo podía ser el mismísimo Jorge Luis…

En esto de las traducciones (dicen que inmejorables) de famosos hechas por famosos, son recurrentes varias… entre ellas, otras de Borges. Las palmeras salvajes también las leí… vaya decepción, bluff, por lo menos una de sus mitades, no recuerdo si las propias Palmeras salvajes o El viejo… luego te pillas ¡Absalón, Absalón! y tocas el cielo en cinco segundos… lo mismo que si pillas El Aleph, claro, vaya dos… Su Bartleby, el de Borges, no vale para la lista de agravios porque me gustó… no sé si a pesar de la traducción...

Sigo la serie con las soporíferas Memorias de Adriano de Yourcenar, traducidas por Herr Cortázar… ni la historia de Roma ni la literatura se merecen semejante bodrio… tampoco Cortázar. Algo pasa aquí… no incluyo en la lista de derribos sus Cuentos de Poe, que me pillaron de aborrescente y los tengo en un altar al que no he vuelto desde los quince…

A lo mejor estos escritores como la copadeunpino, me refiero a Borges o Cortázar… no saben elegir qué traducir, o tal vez han mejorado libros que eran aún peores, o han hecho traducciones muuuy malas de libros buenos, o vete tú a saber si andaban sin pasta y sin tiempo y es lo que hay, meu, que alimentarse es importante y mejor traducir aprisa y corriendo que pasar sin comer…

Salto un trecho y llego a… Sergio Pitol tradujo mucho… entre otras, le leí alguna cosa de Gombrowicz que incluyo en esta chorrada de repertorio de ¿buenas intenciones? y tampoco me pareció gran cosa; aunque, a lo mejor, lo era…

Pero para no desentonar con Borges o Cortázar, Herr Pitol escribe quetecagas… El tañido de una flauta te para los pies en seco, cómo se las gasta… El gachó Sergio juega con las cosas de escribir en el patio de su casa… y luego te invita a almorzar y todo es tan como innovador y complejo y rico que te dices que no vas a entender nada que este tipo, según me avisan,  juega en división de honor y para esto hay que estar preparado y yo no lo estoy pero qué me dices ya verás tú prueba… y es mejor probar porque gente así no es fácil de encontrar y ves que reparte, propone, sorprende, da juego, y cuando aparece una puerta te hace sentir que estás dentro y fuera a la vez… luego resulta que El tañido de una flauta, que es mucho libro, tiene su continuación en otras dos novelas que pienso buscar.

Vuelvo a las traducciones de derribo… a lo mejor es preferible que escritores con cuerpazo tan escultural y definido se dediquen a lo suyo, que es impactante, y no a lo de otros. Por su bien y por el bien de los otros… Si fuera algo así como traducción libre, pues vale, pero… Es como si Eddie Van Halen se pone a traducir a… quien sea, es que va a sonar a Van Halen, pero no a quien sea… y si se empeña en sonar como quien sea, va a sonar a Van Halen pero encorsetado y fuera de lugar… en el mejor de los casos... Me gustaría ver a Zurbarán ¿traduciendo? a Miró… no, al desierto traduciendo un chaparrón…

Pero prefiero los casos extremos por descompensados, no por simétricos… pensad en Megan Fox traducida por Meryl Streep, qué bochorno… o The Smiths traduciendo a Presuntos implicados… o Mike Tyson traduciendo El principito…

También está el caso en el que todo encaja, disque… Thomas Bernhard y Miguel Sáenz pareja cuántica, cuando uno más uno es infinito… recuerdo haberle leído a Herr Sáenz alguna cosa en la que aludía, para bien, a varias de estas traducciones ¿canónicas? de Borges, Cortázar... sí, las ponía por las nubes, como referencia, el no va más... de lo que no estoy muy seguro es de si Sáenz daba sus razones... incluía, también, el En busca del tiempo perdido de Pedro Salinas. A ver si encuentro lo de Sáenz… para darme en toda la frente con él



viernes, 16 de diciembre de 2016

Cid Cabido/Copenhague... nuclear.


Cuando me enteré de que el tipo Cid Cabido había escrito, a cuatro manos, una cosa llamada Copenhague, me tuve que someter a tratamiento para me tranquilizarme; del tembleque, de las ganas que se me iban de las manos y se me subían a la cabeza de chorlito mientras daba tumbos por el pasillo de casa, mira que es largo, pensando en la bomba atómica…

¿En la qué?... Sí, carajo, en el uranio, el plutonio, la fisión nuclear y la misteriosa xuntanza, digo reunión, entre ¿el bien y el mal? ¿la moral y la infamia?, vaya titulares huecos, que tuvo lugar en Copenhague durante la 2ª Cosa Esa que todos dicen Guerra Mundial.

Me dije que Cid Cabido estaba tras la pista, presto a diseccionar qué se dijeron Niels Bohr y Werner Heisenberg en Copenhague cuando se citaron en 1941… y dispuesto a aclarar, por fin, qué fue que pasó entre ambas lumbreras en tiempos de hecatombe. Tras esa pista anda Jorge Volpi en su absorbente En busca de Klingsor, lo mismo que Amir Aczel en Las guerras del uranio, ya os lo he contado… y no son los únicos…

…que también está Michael Frayn con su obra de teatro Copenhagen, copión, mismo título… estrenada en 1998, creo… luego adaptada al cine en 2002… pero es que antes estaba:

El Copenhague de Cid Cabido y Andrés A. Vila, lo mismo que la anterior, obra teatral. Pero ésta no es de 1998, que es de 1992, y tiene un noqué que, por momentos, es una maravilla, una joya nuclear. La acción no transcurre en la capital danesa, pero sí están dos tipos reunidos que hablan, discuten, proponen y se tronzan… todo lleno de cierta verdad electrizante. La Pregunta sin respuesta, que es como muchos resumen el misterio que esconde la cita entre Bohr y Heisenberg, podría tener una solución en manos de Herren Cid y Vila.

Ahora bien… mientras Frayn disecciona dramáticamente la reunión de Bohr y Heisenberg y especula sobre qué se dijeron en 1941 ambos dos con la mujer del primero como testigo... Cabido y Vila, otros dos, se decantan por una Copenhague, comedia Evidencialista, según ellos mismos califican su obra. Comedia sí, pero muy seria, en el sentido no de aburrida sino de… tremenda. Y sin testigos. Por momentos pasa eso que pasa cuando un tipo como Cid se pone a escribir en un día de los buenos… que te da la risa de lo bien que toca.

Después de haber leído en un vira vira Copenhague, reunión de dos versión Cid y Vila... con ganas de más, me leo ahora el prólogo que acompaña al librajo y vuelvo a arrancar con la obra, que se hace demasiado corta.
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