Menos mal que el librito está editado
con algo de gusto que, si no, el cabreo podría ser monumental… esto para quien
esperara encontrarse en las cartas de Celine lo mismo, o por lo
menos algo parecido, a lo que abunda en varios de sus libros: la
gastroenteritis más absoluta…
Pero resulta que Louis Ferdinand no vomitó
en las cartas que le mandaba, así como cada dos días, a su abogado danés y a su
mujer a través de aquél, mientras pasaba frío y miedo en las celdas de Copenhague
esperando su extradición a la grandeur para su posterior e inevitable eliminación
sumaria… por lo que, en vez de vomitar, a lo mejor una de cada cincuenta,
lo que hace en las demás es…
Para el que no esperara encontrar lo
mismo que en sus libros… el cabreo también está más que garantizado, que aún
así las cartas son en su inmensa mayoría repetitivas y aburridas hasta el
acople, qué menos en esas circunstancias, escritas cada dos días y acojonado el
Destouches
hasta el tuétano con la horca o el garrote o la guillotina… dándole hasta la
ofuscación mil vueltas a lo mismo y entonces dedicándose a hacerle la pelota al
letrado con el sácame de aquí y mira que me quieren matar por venganza y
envidia y resentimiento artístico y mira que lo que de mí se dice es todo una
infamia y mira cómo otros, esos sí que mofletudos colaboracionistas de verdad,
están ya en la academia francesa y aquí el que sabe escribir soy yo y voy y me pudro a
marchas forzadas y me quieren matar y esos son unos envidiosos mediocres
adscritos al sol que más los engorda y venga a repetir sus razones, varias
indiscutibles…

Y resulta de las cartas que el tío no es el que podría parecer, y como que se hace necesario un poco de claridad sobre el asunto,
que, en parte, el mito luciferino se nos evapora entre las manos y casi es mejor dejar de leerle las
cartas a Louis Ferdinand y prenderles fuego y olvidarse de todo y yo mi libro
ya lo regalé y ya estoy con sus novelas de nuevo y ya me tranquilizo… pero carajo, Louis, s`il vous plait, a qué viene eso de ser como quien dice un tipo tan decente como otro cualquiera en lo personal y en eso de la manera de
desenvolverte en tus asuntos propios... con lo que en el fondo resulta que eres algo distinto a esa manera de ser y de ir por la vida que parece que te caracteriza
según leemos en tus libros, cosa totalmente lógica y comprensible, me refiero a
que no seas el mismo que en tus libros, normal, que en eso consiste muchas
veces lo de escribir novelas que si no… o será que en las dichosas cartas hacías un esfuerzo por contemporizar que no es para menos que estaba en juego tu vida y llevabas las de perder, normal... o será que las que son de mentira son las cartas que las novelas no tienen pinta de tramposas... da igual... pero déjate de cartitas naive de
una santa vez y manos a la obra con tus novelas mayúsculas que enchironado otra
cosa no pero tiempo… que después de esto de tus Cartas de la
cárcel sólo me faltaba enterarme de que Thomas Bernhard era un tipo sociable… y entonces
sí que es el fin del mundo…
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