viernes, 7 de agosto de 2015

Pato Cabanas/Arquipélago

De la existencia de estas islas me di cuenta cuando embarranqué en ellas, sin más, de golpe, meneo y sustazo… inevitable, al ver el título, echarle un ojo al asunto, ver de qué mares nos habla el Gachó Pato en sus Cabanas marineras…

A la vez abría el artilugio y se me venía a la mollera cierto libro/colección de 50 islas perdidas en las que nunca estuve ni estaré, por lo de lejanas y perdidas, que decía su autora mientras nos hipnotizaba con su planimetría del aislamiento…

Luego ya te enderezas… que los mares de Herr Pato son otros… entre ellos algunos de los que deletrea con paciencia José Baña Heim en su memorable inventario de naufragios en A Costa da Morte… y llega el chispasso, y te acojonas, porque quien se te columpia delante de las naringes es el tremendo Hölderlin y su mellizo Archipiélago… miña nai, si lo sé me pienso el título, que el loco de Federico es mucha música e inventiva juntas, todo en la misma página… y cuidado con MPatoC, cómo aguanta el tirón, que leyendo el Arquipélago de Cabanas hay música, granito, espuma y un viaje increíble por A punta do Boi, Trece, O Vilán, O calcañar de Hércules… el Matterhorn, Breizh…

Miguel Pato, por Osuna
No sé, a mí el Gachó Pato me tiene en posición de firmes!, parado en un stop y atento a su periplo, que MPCabanas tiene las narices de estamparle ese pedazo título al librajo, sí señor, y el arte de contarnos varias maravillas, entre ellas un Incidente Laranxa Solar espectacular…

Encima con más de un premio a lo largo del libro, que al rato te topas con el Gran Taxes, Francisco, unha aperta de Herr Pato y a su memoria… y desde la primera página con varias ilustraciones de Osuna, que nos muestra algunos de los recovecos del viaje…

Y vuelvo a Herr Federico… cuando el ingrávido Hölderlin se largó su Archipiélago estaba aún entre los sensatos y cuerdos… el libro también, aunque al final se intuye el cambio en el ánimo y el inicio del sendero de inspiración definitiva que lo llevó a tocar el cielo… en el Arquipélago Cabanas te encuentras algo parecido… como si Herr Miguel Pato tuviera, que la tiene, fuerza de sobra para dar ese salto con el que abrazar las nubes… pero no quisiese abandonar tierra firme definitivamente, supuesta seguridad y firmeza a la que vuelve después de varios de sus mejores saltos. Con suerte, en sus próximos chimpos viene una buena correntada de Nordés que lo arrastra en plena maniobra de retorno y el autor se nos queda allí arriba, pura luz boreal, dando rienda suelta al arte que le sobra y sin otro marco ni referencia que la curvatura de la tierra y sus melodías.


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