
De las andanzas de
la Condesa
Báthory no hay fotos con las que perder la decencia, el sueño o el gusto…
Hay relatos descriptivos, viajes y rutas guiadas, panfletos, cómics, grupos
Heavy y hasta inimaginables exégesis psicoanalíticas de la tipa y su carácter…
pues vale.
A la Condesa
Sangrienta la llamo la Condesa Grasienta… creo que le va más un tono de dislexia, porque
tanta sangre junta deja de serlo y se transforma en sopa fangosa y pegajosa…
el caldo en el que se daba sus inútiles baños rejuvenecedores, mientras exprimía
los suspiros de cualquier niña, era para pieles bien duras, carajo con Erzsébet. Hay quien echa la cuenta de las sacrificadas, son unas cuantas; en plan Gilles de Rais, competición de serial killers...

Me dejo de chorradas
y paso a las torpezas, ambas mías… nos informa Frau
Penrose: los orígenes de los Báthory no son húngaros, nada de
eso, que húngaros son sus apogeos e infamia, pero su cuna y raíz está en Staufen,
Selva Negra… éramos pocos y parió… A Staufen le llegaba con ser la Fauststadt,
la villa en la que se dio el encuentro y trato entre Fausto y el diablo… ahora
también los Báthory… De vez en cuando hemos caído por ahí, sobre la Condesa Sangrienta
cero alusiones o cartelitos indicativos… Fausto y Mefistófeles hasta en la sopa, todo puesto muy para que vaya la gente a pasar un poco de miedo histórico…

Más datos: el castillo, sus ruinas, que es lo que queda del solar de los Báthory, de
los hermanos Gut y Keled, está en un alto, con el pueblo a los pies, todo
muy centroeuropeo y bonito. Subimos a ver… al rato, bajamos. Cuidado, achtung!. Allí
empieza la llanura del Rin, pique nique de seda rodeado de la
Selva Negra, el Jura y los Vosgos… Maginot y Sigfrido frente a frente… el
nacimiento del Danubio a un paso… a ver, que hay sitios que para explicárnoslos
hay que… dejarse de capas freáticas.
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