Exactamente, ¿qué pasa aquí?
Duro es enterarse de ciertas cosas. Sin ir más lejos, ahora sé de las distintas posibilidades a la hora de enfrentarse a “las mesetas”. Porque ascender, subir, trepar, encaramarse, escalar, etc., empleando en ello hasta el último centímetro de osadía que nos quede, puede ser algo mucho más sencillo de poner en práctica, aunque en ello nos pueda ir hasta la vida si no sabemos dosificarnos o si desconocemos que nuestro límite está mucho más cerca de lo que creíamos, que vernos, asfixiados y victoriosos, arriba, donde acaba la escarpadura y empieza lo otro. Y de esto otro es de lo que me acabo de enterar.
¿Debo tranquilizarme? ¿Debería escapar? ¿Me vale ahora lo que me valió mientras subía?
También es duro no saber otras tantas cosas. Vaya Acertijo Volk. Si me equivoco, y posiblemente lo haré, debería volver al inicio… De lo contrario, una vez superada la escarpadura, no haré más que desesperarme y frustrarme. Envenenarme. Idealizar un magnífico rendimiento cardiaco, muscular y respiratorio vivido mientras ascendía: magnífico rendimiento que ahora no vale para nada. Al revés, no hará más que empeorar las cosas. Acelerará la degeneración. Histérico y enjaulado, demente y cardiópata, acelerará la degeneración.
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