

Justo antes me había leído un libro de un individuo con gafas, de
profesión periodista, alucinado y rockero, y que ahora, como por generación
espontánea, todo el mundo dice que leía y admiraba desde siempre… y resulta que
yo no sabía ni quién era el sujeto, es que no me entero, y me puse a estudiar
para poder mirar a los ojos de los snobs que lo leían desde antes de que hubiera
publicado nada el tipo, mirarles a los ojos, os aclaro, mientras les doy con la
estaca de ferro en el cráneo, que no está ni bien ni mal, el libro digo… aunque
de estar algo, decídase usted por favor, está más bien que mal… pero como la
naturaleza es por definición cambiante, resulta que rematado el
viacrucis decimonónico, con el trastorno que me ha producido, os
aseguro que el libro del periodista de profesión, alucinado y rockero de
vocación, está muy bien, espectacular, os lo recomiendo, que esto es como lo de
los vasos comunicantes, que Hunter S. Thompson, no digamos en comparación
con el otro, es un portento de lo divertido y ocurrente y tenso que puede ser.
Mañana o pasado, cuando acabe el libro que tengo ahora encadenado al pescuezo,
y que me está gustando muy mucho, seguro que Hunter S. me parece cosa
distinta a las dos que os acabo de contar, e inferior, cosa distinta e inferior
a las anteriores… seguro.