


Outra vaca no millo. Sí pero no. Vaca sí, pero no otra, sino la de siempre. La vaca
Thomasa. Y millo, millo, tampoco, más bien relato. ¿Quiénes comparten ahora el dichoso pupitre? No son ni el
genio pensante altruista y el
guía dictador infame, ni tampoco el político/ triunfador/ presidente y el empresario/ triunfador/ superconsejerodelegado, tampoco son
FrankZ, incalificable Electric DonQ. y
Don Vliet…
pero dime, ¿quiénes son? Prepárate, que no te lo vas a creer. De verdad, vas a flipar: Thomas y Glenn.
Cómo, cuándo, dónde, me estás tomando el pelo, coincidirán los nombres pero no los apellidos, los apellidos, dime los apellidos, te los digo: Bernhard y Gould… Imposible, no te creo, es imposible y no te creo, esimposible y notecreo, me niego, no me toques las narices… te repito que es imposible y no te creo, farsante.
El genio loco y el loco genio, es imposible y no te creo. El austríaco atroz y el atroz canadiense, es imposible y no te creo. El que escribió siempre el mismo libro, genial, apabullante, exagerado, obsesivo, y el que quiso convertirse en piano, para sentir como
Johann lo tocaba, sin intérprete de por medio, es imposible y no te creo. El que se apellidaba
Bernhard y el que debió apellidarse
Steinway, es imposible y no te creo.
Al que odiaba la gente y
el que odiaba a su gente, a su público, es imposible y no te creo. Es que no puede ser, me estás tomando el pelo. Te quieres quedar conmigo…

Cógete
El malogrado, amén
Bernhard, la misma novela de siempre, y verás que no te miento. ¿Y quiénes salen? Salen Suiza y Austria, mal paradas, como siempre. También Alemania, y lo mismo, a parir. Sale Madrid, otras veces son Roma o Lisboa, hoy es Madrid, y ya sabes, por las nubes, a
Thomas le encantaban estas ciudades. Odiaba lo propio e idealizaba lo ajeno. Pero sobre todo salen
Glenn Gould y su
Bach y su
s Variaciones Goldberg y su
Steinway y su admiración y más admiración, lo que en Thomas es como un milagro… esto último es imposible, es imposible y no te creo. Por mucho Gould, Bach y aquellas Variaciones de
1955, me quieres hacer creer que
Thomas exterioriza admiración, no de pasada, como puede hacer con aquellas ciudades, simple disculpa para cargar contra su Salzburgo de mierda... admiración, pues, no de pasada sino que exteriorizada de manera
gratuita: vamos hombre, eso es imposible y no te creo…
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