Como una catenaria, así es como se me pusieron a mí. A mi lado, sentando en el coche mientras esperábamos a la luz verde en el semáforo que hay en el cruce de Federico Tapia con la plaza de Vigo, estaba Joseiño, y a él se le pusieron como escarpias.
Habíamos salido una hora antes de Cereixo y para amenizar el frecuentado trayecto pusimos un Cd que tenía yo con una selección de canciones cañeras.
Importante asunto éste: ¿Qué cosa viene siendo la caña? ¿Hay algo más cañero que Led Zeppelin o Jimi Hendrix?... Inasible concepto este de la caña, sobre el que teorizar viene siendo una petardada, pero cuya presencia, la de la caña, una vez que tropezamos con ella, se manifiesta de mil maneras: Con la inevitable subida del volumen, con el exabrupto lingüístico/fonético, con la repetición de la píldora sonora, con el ímpetu y decisión que invaden nuestra conciencia y espíritu, con el tropezón metabólico que aumenta nuestras pulsaciones y sudoración, etc., etc. Lo dicho, Joseiño y Venturín nos alteramos profundamente ante la aparición de la caña. También preclaro Maicito entra en fase… A Rodri también lo he visto perder los papeles… es como una plaga
Pero volvamos al semáforo de Federico Tapia. Tras una hora de viaje habíamos degustado una selecta e insuperable ración de caña: desde Immigrant Song a Wanton Song, desde Spanish Castle Magic a Freedom, desde (We are) the road crew hasta Back in black, los solos apisonadora de Montana y Zomby Woof en estudio… Estábamos a doscientas pulsaciones, sístole – diástole - extrasístole, bombeando a mil. Dando el cante con ventanillas bajas y volúmenes indecorosos. Semáforo mediante llegó el turno de Gimme shelter. Uy, Uy, Uy, dijo Jose… Aparecieron sin avisar las mentadas escarpia y catenaria, acompañadas de una absoluta congoja. Los Rolling Stones no son de nuestros grupos favoritos, pero, tras un empacho de caña como dios manda, fue empezar Gimme shelter y quedarnos acojonados. Piel de gallina y atraganto monumental. Parecía el perfecto colofón. Qué caña! ¿Cómo les salió esta canción a los Stones? ¿Cuántos años de maldición tuvieron que amortizar por haberla compuesto? Misterio. Para mi gusto, y con diferencia, su mejor trallazo. Antológico. Tremenda pasada:
Y si la angina de pecho casi nos viene con Gimme Shelter, del shock hipoglucémico nos salvamos por los pelos tras escuchar otra obra maestra, después de la cual nos tuvieron que llevar a urgencias: Fortunate Son de la Creedence tiene tanta caña encima que no puede con ella, la va echando por todos lados, a espuertas, a lo bestia, lo anega todo. No hay duda de que el fenómeno Fogerty en la jorxa debía tener un bazoka de última generación, o un lanzallamas… encima la letra es de esas que bua! (tremendo el “Heil to the chief”) Joseiño y yo no dábamos a vasto… coge el volante, coño.
Habíamos salido una hora antes de Cereixo y para amenizar el frecuentado trayecto pusimos un Cd que tenía yo con una selección de canciones cañeras.
Importante asunto éste: ¿Qué cosa viene siendo la caña? ¿Hay algo más cañero que Led Zeppelin o Jimi Hendrix?... Inasible concepto este de la caña, sobre el que teorizar viene siendo una petardada, pero cuya presencia, la de la caña, una vez que tropezamos con ella, se manifiesta de mil maneras: Con la inevitable subida del volumen, con el exabrupto lingüístico/fonético, con la repetición de la píldora sonora, con el ímpetu y decisión que invaden nuestra conciencia y espíritu, con el tropezón metabólico que aumenta nuestras pulsaciones y sudoración, etc., etc. Lo dicho, Joseiño y Venturín nos alteramos profundamente ante la aparición de la caña. También preclaro Maicito entra en fase… A Rodri también lo he visto perder los papeles… es como una plaga
Pero volvamos al semáforo de Federico Tapia. Tras una hora de viaje habíamos degustado una selecta e insuperable ración de caña: desde Immigrant Song a Wanton Song, desde Spanish Castle Magic a Freedom, desde (We are) the road crew hasta Back in black, los solos apisonadora de Montana y Zomby Woof en estudio… Estábamos a doscientas pulsaciones, sístole – diástole - extrasístole, bombeando a mil. Dando el cante con ventanillas bajas y volúmenes indecorosos. Semáforo mediante llegó el turno de Gimme shelter. Uy, Uy, Uy, dijo Jose… Aparecieron sin avisar las mentadas escarpia y catenaria, acompañadas de una absoluta congoja. Los Rolling Stones no son de nuestros grupos favoritos, pero, tras un empacho de caña como dios manda, fue empezar Gimme shelter y quedarnos acojonados. Piel de gallina y atraganto monumental. Parecía el perfecto colofón. Qué caña! ¿Cómo les salió esta canción a los Stones? ¿Cuántos años de maldición tuvieron que amortizar por haberla compuesto? Misterio. Para mi gusto, y con diferencia, su mejor trallazo. Antológico. Tremenda pasada:
Y si la angina de pecho casi nos viene con Gimme Shelter, del shock hipoglucémico nos salvamos por los pelos tras escuchar otra obra maestra, después de la cual nos tuvieron que llevar a urgencias: Fortunate Son de la Creedence tiene tanta caña encima que no puede con ella, la va echando por todos lados, a espuertas, a lo bestia, lo anega todo. No hay duda de que el fenómeno Fogerty en la jorxa debía tener un bazoka de última generación, o un lanzallamas… encima la letra es de esas que bua! (tremendo el “Heil to the chief”) Joseiño y yo no dábamos a vasto… coge el volante, coño.
Otra vez y a más volumen...
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