sábado, 15 de diciembre de 2018

Samuel Solleiro/Dz ou o libro do…


Pues el libro del ahí queda eso, el libro del/no/va/más, el libro del etc. Solleiro lo llama el libro del esperma.

Es lo único que no está empatenado, el título. Por viscoso, no por otra cosa. Más mérito aún, la gloria con un anti título, para distinguirse de los vendedores de humo, de los que escriben una mierda pinchada de un palo y le ponen un titulazo, para disimular, en principio, lo indisimulable. Estoy por poner nombres y apellidos… pero vuelvo a la senda, que el librajo de relatos de Samuel Dz Solleiro no es viscoso, es memorable.

Sucedió hace cinco mil años. En la Media Luna Fértil. Solleiro tenía 19 añitos y, una tarde, contó tres de estas historias increíbles

Tres veces tres lo he leído, el libro, y mil veces mil he pensado que es de lo mejor que ha caído en mis manos, que son dos… luego me tranquilizo… y empata, en vez de ganar por paliza. Pero empata en la cumbre de los que, además de gustarme a rabiar, me dejan feito polvo con la intriga y el gustazo, porque: cómo se puede escribir así de bien, meu. Es que es mucho. Qué cosa, carajo. Gachó Solleiro, cacho Dz

Quiero decir que hay quien me gusta hasta decir basta pero no apostaría por él porque le veo todas las costuras y las trampas y... quiero decir que hay fenómenos artistazos absolutos que no soporto… quiero decir que hay supuestos ¿genios? que son una estafa de lo más burda… quiero decir que Lleins Llois no hizo arte ensuputavida y que como amanuense, que es lo que siempre fue, era más bien torpe… quiero decir que me he metido tanto con Lleins en este blogue que ya no tiene gracia, si es que algún día la tuvo… quiero decir que me dejéis en paz y que vivan el remolino y el caos… y, también, el orden que les sigue.

Sí, sí, el orden y la certeza que vienen luego… ese resultado exacto, sin decimales, pérdidas ni fugas, que cuando se nos presenta parece que siempre ha estado ahí… la encalmada.

Porque cuando aparecen un solo de John Coltrane o el azul de tus ojos… pues qué os voy a contar… las cuentas dan… y te crees a pies juntillas el Génesis, el Popol Vuh o lo que haga falta… quiero decir que me estoy mordiendo la lengua para no volver con el asunto Lleins Llois… por contraste entre lo bueno y lo peorcito.

Quiero decir que con el libro de Herr Solleiro como compañero yo me lanzaría al remolino de antes, el que precede al orden y a la certeza, a batirme en esas aguas con el escritorzuelo Lleins…  Quiero decir que con Dz en los miolos no hacen falta salvoconductos, pasaportes ni certificados… qué relatos, meu, qué despliegue. Fóra de concurso, sección estelar. Así Solleiro, que diría Bernhard.

Aparte mi barata colección de estupideces, hoy más bochornosa que de costumbre, aún quiero decir otra cosa: que, encima, está lo de la edad del tipo… que lo de Herr Solleiro sacude, desacouga… a los hechos me remito. Os aclaro que los hechos son dos de sus libros, los primeros: Elexías a Deus a ao Diaño y Dz ou o libro do esperma… y la edad con que los escribió: escasa. Misterio

Sucedió hace cinco mil años. En la Media Luna Fértil. Solleiro tenía 19 añitos y, una tarde, contó tres de estas historias increíbles; a fuego lento, dijo el Chamán tras oírlo…y la primera noche levantaron tres pirámides, inmensas, una por cada uno de los relatos. La siguiente se la permitieron pasar con la más bella, cosa fina, para asegurarse nuevos milagros transcurridos nueve meses. Por último, la tercera: durante algunas horas lo adoraron, ya preso… y luego lo cocieron, vivo, lentamente, hasta que se pudieron embadurnar con ese unto poderoso e invencible. Después conquistaron el mundo… quiero decir que…

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