viernes, 7 de enero de 2011

Manuel ¿Puij? ¿Puch?


Volvemos junto a los del círculo capitalino, los profesionales de lo último en cuestiones artísticas, de lo en boga o fashion. Los que saben hacer caja. Pasta, queremos pasta, nada de dar crédito a estos babosos. Los detentadores del poder, los jueces de la estupidez y del conocimiento. Nos los encontramos adiposamente reunidos en sus altares impolutos, soberbios, al frente de sus emporios trogloditas y desternillantes. Te hacen trizas en un minuto. Hagan pasar al siguiente, dice uno de ellos no sin esfuerzo y repartiendo displicencia para hundir un buque:

- Adelante, pase, Manuel... ¿Puij? ¿Puch? ¿Manolo?
- Tanto tiene señores.
- Bueno, Manuel, verá… es usted un bujarrón sarasa de mierda. Así se lo digo. Lo que por aquí llamamos un mariconazo. Encima no tiene putidea de escribir. Esto que nos presenta aquí es una mugre de libro. Una bazofia, si sabe lo que es, ignorante. No se ría, hombre, le hablo en serio… ¿o tendríamos que decirle mujer a usted?... No se nos altere, carajo. Le suponíamos acostumbrado ¿no?, el comentario lo va usted pidiendo a gritos, Manuelazo. Y puede irse, eh. Y llévese esto con usted.

De éstas unas cuantas. Con pluma y afectación para repartir, y con un libro mal escrito, siguió buscando un aerolito. Al final lo encontró. Al poco era estrella y luminaria. Y se hablaba de bocanada de aire fresco, de higiene necesaria, de milagro. Y William Hurt y Raúl Julia protagonistas en el cine del libro mal escrito. Y venga maquinaria en marcha, esa que controlan los mismos que hacía seis meses le mentaban su extraviada hombría y sus faltas gramaticales. De bujarrón sarasa a hombre de mundo, tal vez delicado, o tal vez fino, pero de mundo, cosmopolita que no veas. Aire fresco para oxigenar entumecimientos arcaizantes. Y los del círculo, los adiposos, venga a hacer caja con su nueva vedette, encima guapa.

En Barral supieron verlo venir y le dijeron; sí, te queremos Manuel. Esta temporada he ido leyendo cuatro de sus libros. Maldición eterna…, Pubis angelical, Sangre de amor correspondido y, al final, El beso de la mujer araña. Fue este último el que presentaba Manuel ¿Puij? ¿Puch? de editorial en editorial, cuando aún era bujarrón y no luminaria, aunque con varios títulos publicados allende el océano. Pero es que ahora andaba por estos lares, escapando de los rigores milicianos del Río de la Plata. Y de editorial en editorial: Manuel, que está mal escrito, meu rey. Y nadie le acertaba a pronunciar el apellido. Al final se lo publicaron El beso, ojo avizor, los de Barral. Ya convertido en luminaria, el licenciado Puig fue escribiendo los demás libros que os comento, cada vez más a su manera, testaruda y recalcitrantemente personal. Y como pasa en no pocas ocasiones, el famoso, a saber: El beso de la mujer araña, es, con diferencia, el menos bueno de los cuatro de que hablamos. Eso es lo que me parece a mí, con perdón de quien se sienta ofendido. Los otros tres, es que son demasiado. El beso, no tanto. Manuel Puig es de esos que tienen su manera, suyísima, de poner las cosas por escrito, distinta a la de los demás. Me gusta. Desde luego, el menos suyísimo parece El beso. Andaría con dudas el autor. Como os decía, antes de dar el salto atlántico ya había mostrado los dientes en el cono austral natal. De esos mordiscos aún no sé nada; de varios de ellos dícense grandes cosas. Pero quién se fía de los del círculo capitalino cuando le dan al ventilador publicitario. Una vez que te conviertes en una de sus vedettes, marionetas dirán otros, es para ponerse a temblar. Te publican hasta un pedo, que ellos quieren pasta. Habrá que ir probando a poquitos, no vayamos a toparnos con bazofias pestilentes y demás mugres. Por si las tuviere MPuig, cuidado con el bocado.







































2 comentarios:

Rodrigo dijo...

Pues ya leí Boquitas Pintadas... Para ser un folletín está bastante bien, seguramente me leeré algún libro más de este autor para poder emitir un juicio justo...

venturitiña dijo...

Leete otro, a poder ser cualquiera de los cinco de que hablo menos "El beso..." y luego venga ese juicio... que casi prefiero que sea injusto, sanguinario, envenenado.

PD.- Acuérdate de lo que te tienes que gagácordar, eh?

Deik

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