domingo, 14 de marzo de 2010

"Yo no soy vuestra Superstar" Klaus Kinski, histrión mayor


Desde pequeño he oído a mi madre hablar de una monumental espantada de Klaus Kinski en un teatro. Increíble, según ella. Un equivalente alemán a las salidas de tono de Umbral o Arrabal en diversos programas de televisión. Tanto ella como Mutti, de acuerdo ambas en que su paisano estaba muy mal de la cabeza, sentían una casi inexplicable atracción por él, mitad simpatía, mitad desagrado. Recuerdo ver Fitzcarraldo con mi madre, y recuerdo haber flipado de mala manera, tanto como ella. Esta última, Aguirre y Nosferatu son lo mejor de su alucinante colaboración con Werner Herzog, con quien ya había cruzado y compartido hambres y saludos en una pensión al acabar la 2ºGM.


Que K.K. era un auténtico desgraciado, aparte de estar mal de la chota, me lo contó un día Modesto, tomándonos una café en el SEU. Lo tenía más controlado que yo. Al poco tiempo de aquello se editó su autobiografía en Tusquets: “Yo necesito amor”, que me compré de inmediato. Una portada preciosa y tantas cosas que contaba el amigo Klaus me dejaron perplejo…


Hace poco encontré un precioso pack que trae las cinco pelis que Herzog/Kinski hicieron juntos y el impresionante documental que Werner le dedicó en el año 1999: “Mi enemigo íntimo”, y que es una verdadera maravilla, empezando por el título, siguiendo por el propio documental y acabando por la música de los inefables Popol Vuh. Una pasada. Pero fue sólo empezar y ya quedarme acojonado pues, sin esperar siquiera a títulos, créditos o lo que sea, uno se encuentra con esas bárbaras imágenes de las que mi madre hablaba maravillas. Os aseguro que son dignas de ver: Kinski enfadado al frente del escenario, fuera de sí, diciendo que es Jesús y atacando al populacho… guau. En tutubo ya lo hay en castellano.



Al final, después de ver las idas y venidas que entre ambos artistas se sucedieron a lo largo de años y años, entre ellas varios acontecimientos penalmente tipificables, “Mi enemigo íntimo” acaba con unas preciosas e inesperadas imágenes del histrión mayor jugando con una mariposa que, junto a las ensoñaciones de Popol Vuh, nos muestran la cara más amable de la bestia…

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