sábado, 30 de octubre de 2010

Messner, de tú a tú con el Mismísimo


Lo dejó dicho informalmente un conspicuo líder político (de iniciales X.A.): que él supiese, de tú a tú con el mismísimo sólo hablaban el propio X.A. (toma comentario) y Reinhold Messner. Lo del fantasma politiquillo no me lo creo, fanfarronada y poco más, lo de Messner es harina de otro costal.

Andar subiendo sin oxígenos y preparados vitalizantes varios, de tachuela en tachuela de ocho mil y pico metros, como quien se despacha una siesta, está al alcance de muy pocos. Lo que estos pocos se encuentran allá arriba son palabras mayores. Y no digamos un personaje como RMessner, no un atleta en busca de retos, sino un verdadero inspirado, portador de un designio y un halo cuasi místico/fatal, que sube y sube por cualquier cosa menos por hacer ejercicio o sacarse una foto. Entre las sinuosas virguerías que la falta de oxigeno debe producir en cerebros de toda índole, más el subidón anímico - hormonal que semejante conquista/esfuerzo/superación debe suponer, más eso de estar donde acaba algo, y por lo tanto empieza otra cosa, sintiendo el mundanal sinsentido enterrado a tus pies, más no sé cuantas cosas más, todo eso junto implica que la diferencia entre delirio y cordura, simple y llanamente, no deba estar muy clara allá arriba, y esto en caso de que exista. Fascinante

Otro iluminado, Werner Herzog, estaba hechizado con la montaña y con Messner, su profeta. Entre su filmografía tiene una peli “El grito de piedra” dedicada a la escalada al vertiginoso Cerro Torre patagónico, cumbre de ensueño cuya conquista es aún hoy pasto de una agria polémica, dudas y polémicas que, en relación a su primer visitante, también acompañan al Everest, K2, etc. Werner filmó también un alucinante documental “Gasherbrum, La montaña luminosa”, casi casero/aficionado, dedicado a Messner y a su increíble ascensión al Gasherbrum en el año 1984, junto con un compañero y, como quien dice, a pelo, sin oxígeno, ni campamento base, ni tiendas, ni nada de nada… Herzog, imbuido por el lirismo que lo caracteriza, cuenta también con los inefables Popol Vuh para poner las notas a algunas de las preciosas imágenes del documental. Reinhold Messner transmite un algo de difícil catalogación, pero apreciable a simple vista.



Estas imágenes de escaladas tienen un algo que me dejan pasmado. Pocas más impresionantes que el documental que grabaron Ardito Desio y los suyos cuando en el año 1954 la expedición italiana pisó el Kappa Due, montaña asesina por excelencia, inmortalizando a Compagnoni y Lacedelli como mitos nacionales. El libro de esa expedición lo hay en mi casa desde que nací, y desde pequeño estos italianos me tenían rendido, y ello a pesar de la pena que me daba Fritz Wiessner… Esto de las montañas parece ser campo abonado para las dudas y polémicas, para el choque de egos y de honores patrios. Las sombras de los mitos de George Mallory en el Everest y del citado Fritz Wiessner en el K2 siguen persiguiendo a sus oficiales conquistadores, neozelandeses/tibetanos por un lado e italianos por el otro. El querer creer que Mallory/Wiessner habían llegado arriba veinte años antes, con pantalones de pana y chaquetas de tweed, suele tener tanta o más fuerza que el hecho de que dichas conquistas no tienen pruebas objetivas que las cimenten… Tampoco se libran de polémicas nuestro profeta y su escalada al Nanga Parbat en 1970, junto con su hermano Günter Messner y que acabó con la vida de éste, dejó tocado en cuerpo y alma a Reinhold y supuso que profesionales de la porfía y la desconfianza alpina, se dedicaran a darle vueltas al qué, al cómo y al por qué de lo sucedido.

Para acabar acompañemos a WHerzog en su periplo por el Cerro Torre, imán descomunal que sólo verlo da mareos. Vaya narices subir ahí...

2 comentarios:

nick dijo...

venturitiña, tu abrumadora producción me obliga a ser casi telegráfico. Pero hoy no me acuesto yo sin tocarte un poco los güevos. Eso sí, ¡me han gustado mucho los ruiditos de Belew! Y el gran Reinhold sale guapo. Las cosas como son.
Pero,
no creo que Cela fuera capaz de dar cien volteretas. En serio. Y La colmena es un escandalosa copia mala del Manhattan Transfer.
Pero,
tu nueva cabecera me parece groseramente comercial. Y las piernas esqueléticas. Y la selección de libros más que discutible.
Y ya.

venturitiña dijo...

Hola Nick. Inaudito, no sólo Messner y Belew, también coincidimos en cuanto a La colmena (post junio 2008). Qué empacho de merengue... y oye, esa rapassa yo no sé quién la ha puesto ahí... algún enfermo sería.

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