
Y eso que José MaríaA como que se contuvo, o debió dudar, o pensar en los
demás, o le dio por ahí, que vete tú a saber. Y el caso es que Los
ríos profundos está muy bien, alucinante, una pasada... Pero es que
podría haber estado no muy bien, sino insuperable, obra maestra intocable, a
poco que Arguedas se hubiera dejado llevar por lo que tenía dentro,
visto que debía ser un geniecillo, en vez de hacer ciertas concesiones al
convencionalismo o a la ortodoxia de lo trillado, de esto que a lo mejor fue el
editor que le dijo: coño Arguedas, eres bueno y distinto y personal y haces que
la garganta se le quede como atorada con una castaña al más
pintado y exigente lector, todo lo que tú quieras, que es verdad que pones los
pelos de punta y los ojos vidriosos y el corazón en un puño y la mente la
troquelas y sobre todo ese nudo en la garganta que se nos pone cuando leemos lo
que escribes… pero los dineros y el emprendimiento mercantil los pongo yo y a
lo mejor tanta calidad de golpe y a manos llenas no sería tan fácil de digerir
y van y me arruinan porque el libro no me lo compra ni dios… lo de siempre,
vamos.

Resulta, también, que Jose María se pegó un tiro en el año
1969, así, para que nos vayamos haciendo cargo de que estamos hablando de cosas
de verdad... Cuando se enteró del aciago acontecimiento, pues apuntó bien
Arguedas, nada de amagos, Juan Carlos parece ser que lloró un rato amargo…
Tales circunstancias las cuentan en un programa sobre Onetti que circula por La 2.
Lo dice Eduardo Galeano, y hasta contándolo se le vuelve la castaña a la
garganta a éste también, y se le entrecorta el discurso, que el nudo le aprieta
mucho, que es que leyendo a Arguedas, o recordándolo, la cosa no es broma… Si no os lo creéis, pinchad aquí el documental que os digo e iros a 01:02:45 para ver qué es eso del nudo en la garganta que se le queda al Galeano contando lo de Arguedas y Onetti... ojito. Para ya me voy a agenciar El zorro de arriba y el zorro de abajo…
que me da a mí que debe ser mucho artilugio…