
Por peso, volumen y otras
consideraciones físicas hay que colocarlo con el estipendio de otros tipos de la
misma cuna, estilo Gaddis, Wallace, Pynchon, DeLillo y demás maratonianos.
Todos a trotar… ahora un poco de estiramientos, ahora a trotar.
Siguiendo con la descripción, después de
la dedicatoria aparece una cita interesante “La mayoría de mis sinfonías son
lápidas”, de Shostakovich… fuego!

Europa Central de estrafalaria
nadita… pero mucho de apoteósica y para comérsela viva a cucharadas de miel.
Una pasada el obús de Herr William T Vollmann.
Impresionante… Supongo que eruditos e historiadores habrán puesto el grito en
el cielo, eso sí, después de disfrutar como enanos leyéndola diez veces
seguidas… Un remexido deslumbrante mezcla de detallado repaso histórico, amago
de ficción, emisión en directo, pura lírica… y amén. Por no hablar de
los personajes en los que se cent ra el gachó Vollmann… de los cuales, y a pesar
de ser, con diferencia, al que más tiempo dedica, Shostakovich no es de los
que más enganchan, que lo hace, y mucho, pero menos que otros… con los que te
quedas atontado, y vengan Elena Konstantinovskaya, Anna Ajmatova, Friedrich
Paulus, Kurt Gerstein, Andrei Vlasov… todos a horcajadas merodeando la
frontera entre obediencias y traiciones en momentos que para qué hablar de
ellos, tremebundos.

Si sabes algo de cualquiera de ellos,
héroes y villanos según en qué barrio hagas la encuesta, el libro te va a dejar
flipando y con ganas de más… si no sabes nada de ellos el libro te va a dejar
alucinando, y con ganas de más. Brutal, acero inoxidable… Europa Central entero es
impresionante, pero es que hay algunos capítulos que se salen, verdaderos relámpagos
krieg, demenciales, hiperbáricos, totalmente
insuperables, galvanizados... Un diez.
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