A ver, que nada hay más impresentable y
chusco que tomarnos en serio, porque entonces todos damos risa, del primero al
último… porque si en serio nos tomamos en serio: somos
ridículos hasta una saturación de mierda onanista a espuertas que todo
lo ahoga, y no porque lo diga yo, que lo dice… así que mejor tomarnos a cada
uno de nosotros de coña, empezando por uno mismo y siguiendo por el mismo uno; a
los demás, mejor dejarlos a su bola.
En el panorama de estupideces y
tonterías que me caracteriza lo de la cabaña me interesa… si lo pienso
de verdad, con la exigencia de que sea capaz, me da la risa mi estupidez… así
que lo pienso débilmente… pensándolo muy débilmente, lo de la cabaña
aislada del mundanal ruido (que, en realidad, somos nosotros, porque ese denostado
mundanal ruido no es otra cosa que nosotros redundando) tiene un pase
para robinsones consumistas occidentales culturizados de pacotilla (ahí entro
yo)… Que cada cual busque o elija su Heidegger, Thoreau, Arno Schmidt o
Kerouac de turno. Y que se ponga a hablar de ¿camino interior? o de
¿resistencia? o de ¿trascendencia? o de ¿buscarse? o de ¿naturaleza?… Cada cual con su mito y
su héroe, en el peor de los casos refundidos en dogma o
regla, patético decorado…
En Todtnauberg, precioso lugar e
impactante cabaña, ya he estado haciendo el cursi varias veces, cosa
gili la mía… en North Cascades o Bargfeld, nunca. O
Caurel/Courel me lo tengo bien pateado.
Entonces, si lo pienso débilmente puedo
escribir tonterías como las que anteceden, cosa que hago con frecuencia y
vanidad… si lo pienso algo más exigentemente está claro que no las escribiría,
porque son torpes y ridículas como todo en este blog… por último, si lo pienso
de verdad y a fondo (tanto como soy capaz, que no es mucho) entramos ya en el escenario
de tenerme que pegar un tiro por pura decencia… Me quedo con la debilidad
mental… por lo menos como modo preestablecido, única manera de
subsistir ante mí/nuestra descomunal ridiculez… hoy se me ha
dado por este palabro, se me ha pegado leyendo Maestros antiguos.
Roxe de Sebes… me lo tengo
que plantear en el citado modo preestablecido, débilmente: tiene cuatro partes;
una (titulada Mil días) me gustó mucho, otra me gustó un poco… las otras dos no
me gustaron nada… en especial una suerte de poemas, aforismos o haikus (se
presentan como Caderno de intres) que hay que leerlos y no creérselo porque de
verdad que no se puede escribir y dar publicidad a algo así de manido, trillado
y poco artístico, pretendiendo serlo, me refiero a artístico… y menos
presentándose uno, como es el caso de Herr Castro, como Filósofo y Crítico de Arte ¿?... hombre, no. Se te
vienen a la mollera las clarividentes palabras que dedica el Gachó
Bernhard a los críticos y profesores de arte, aniquiladores de
cualquier atisbo creativo… de risa; como lo mío, andar hablando de los libros
de otros en un blog, sin saber ni escribir… de coña, barra libre… Lo piensas,
sólo un poco, y resulta que los haikus o poemitas blitz de Herr
Castro son risibles, caricaturescos; lo mismo que
este blog. Pues eso.

Ahora es cuando hay que tranquilizarse y
volver a Herr Bernhard, que despacha el mito de las cabañitas en la
montaña para pensar y buscarse a uno mismo con un: cabañas de ocasión y confusión…
Ya puestos, leeros el impagable y destructor apunte de tres
páginas de ThomasB sobre Heidegger, su filosofía y su cabaña de Todtnauberg…
lo larga en Maestros antiguos, inigualable Bernhard, un torrente imparable y demoledor que te saca los colores: Pinchad aquí!!!.