Así califica Rodrigo Fresán "La broma infinita", el bloque de cemento definitivo de nuestro idolatrado DFWallace, el adelantado, el radical, el number one. En concreto, decía/escribía Fresán:
“Por un lado está la Gran Novela Americana y, por otro, la Inmensa Novela Americana”
Tanto la una como la otra de gran importancia, distingue Fresán entre ambas por su volumen, por el número de sus páginas. Como enfrentar “Nada” o “Matadero 5” (Gran) con “En busca del tiempo perdido” (Inmensa). La una más extensa que las otras, y todas definitivas. Seguía RFresán:
“Así, El legado de Humboldt, de Bellow, sería una Gran Novela Americana; Submundo, de Delillo, una Inmensa Novela Americana y esa extraña bestia que es La broma infinita, de David Foster Wallace, una Inmensa Gran Novela Americana o una Gran Inmensa Novela Americana.”
Así están las cosas. El Inmenso/Gran o Gran/Inmenso DFWallace se escapa. Es ya un autor de calificación reversible para algunos. Éste me cayó bien, sobre todo por el increscendo de calificativos, que, sin saber si es de coña o en plan catedrático, tiene su aquel.
Coincidió también que semanas antes había leído “El planeta de Mr. Sammler” de Saul Bellow. Aún le sigo dando vueltas. Vaya pasada de libro y vaya portento de escritor. No sé si por pereza o por manía, nunca me había puesto a leer a este Bellow. Pensaba en él como la enésima versión del escritor americano que en su día estuvo de moda por cualquier cosa menos por su calidad… y que por supuesto sólo escribe sobre divorcios, los suyos, resulta obvio; o New York, su ciudad; o su trabajo, que, evidentemente, no le satisface; o sus erecciones, inmensas, como os podréis imaginar… Qué equivocado estaba. Bellow es otra cosa. Tremendo y enjundioso. Le voy a hacer caso a Fresán y me voy a poner con “El legado de Humboldt”, estando la mitad de bien que “Sammler” me vale…
“Por un lado está la Gran Novela Americana y, por otro, la Inmensa Novela Americana”
Tanto la una como la otra de gran importancia, distingue Fresán entre ambas por su volumen, por el número de sus páginas. Como enfrentar “Nada” o “Matadero 5” (Gran) con “En busca del tiempo perdido” (Inmensa). La una más extensa que las otras, y todas definitivas. Seguía RFresán:
“Así, El legado de Humboldt, de Bellow, sería una Gran Novela Americana; Submundo, de Delillo, una Inmensa Novela Americana y esa extraña bestia que es La broma infinita, de David Foster Wallace, una Inmensa Gran Novela Americana o una Gran Inmensa Novela Americana.”
Así están las cosas. El Inmenso/Gran o Gran/Inmenso DFWallace se escapa. Es ya un autor de calificación reversible para algunos. Éste me cayó bien, sobre todo por el increscendo de calificativos, que, sin saber si es de coña o en plan catedrático, tiene su aquel.
Coincidió también que semanas antes había leído “El planeta de Mr. Sammler” de Saul Bellow. Aún le sigo dando vueltas. Vaya pasada de libro y vaya portento de escritor. No sé si por pereza o por manía, nunca me había puesto a leer a este Bellow. Pensaba en él como la enésima versión del escritor americano que en su día estuvo de moda por cualquier cosa menos por su calidad… y que por supuesto sólo escribe sobre divorcios, los suyos, resulta obvio; o New York, su ciudad; o su trabajo, que, evidentemente, no le satisface; o sus erecciones, inmensas, como os podréis imaginar… Qué equivocado estaba. Bellow es otra cosa. Tremendo y enjundioso. Le voy a hacer caso a Fresán y me voy a poner con “El legado de Humboldt”, estando la mitad de bien que “Sammler” me vale…
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