sábado, 1 de noviembre de 2014

Agamben y su Homo Sacer

Deslumbrante, de escándalo, ground zero… Giorgio Agamben se las gasta en plan Sloterdijk  de esto que, al cúmulo de arte y sapiencia que acumulan (tanto éstos como, cuidado, muchos otros), se une, y esto sí que ya no es tan común, una desbocada capacidad para la especulación, para formular las propuestas más atrevidas que se puedan imaginar o no-imaginar, para encantar/hipnotizar al personal, para innovar y crear categorías de esa manera tan poco habitual que hace dudar a uno, que no sabes si tienes delante la verdad máxima o una seductora improvisación o una parida… y alucinas, aunque no distingas si te sirven bacalao, solomillo o veronal.

Cuidado con el proyectil Homo Sacer que no deja de ser una filosofada sobre la soberanía y la vida y el estado de excepción y la ley, la biopolítica y la nuda vida… juó, juó… llena de propuestas impactantes, marcianadas absolutas que recuerdan las idas de olla del escándalo PeterSlo. Eso sí, Agamben tiene mucho más de inteligible que el teutón flamígero, al que a etéreo y abstracto no le ganan ni el vacío ni el EleEseDe.

A mí me recomendaron Homo Sacer, no sé si como penitencia o como zanahoria… también me espetaron que encontraría en él las soluciones, las razones que resolverían algunos de los dilemas, más bien babosadas, que apremian estos meses a cualquiera que abra un periódico o vea el telexornal… el librajo es tremendo, pero soluciones a los problemas de telediario no hay ninguna... menos mal, que ese análisis barriobajero se espera de cualquier mediocre de tertulia, pero no de alguien mínimamente preparado…

…Y le pregunté al que me lo había recomendado, me puse a hablarle del libro… echamos unas risas, que no le sonaba ni la primera, es que ni lo había abierto… moito… no es al único al que le he oído las bondades de Herr Giorgio y su Sacer, a saber cuántos tocan de oído…

El gachó Agamben parte, entre otros, de Schmitt, Arendt y Kafka, también de Benjamin o de los campos de concentración, para soltarse luego con su solo magnífico y provocativo y deslumbrante… cosa fina. El pedazo libro tiene continuación… que Giorgio muerde y no suelta... ojo con su punto de vista sobre los estados intermedios entre la vida y la muerte, o su visión de los Lager, o el paradigma de la soberanía, o la vigencia sin significado… parece un saxofonista de los buenos, en una tarde de las mejores…

Por cierto, que ellos se juntan..., el amigo Agamben aparece, con un pequeño papel, en una de las mejores pelis de Pasolini…

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