martes, 14 de abril de 2015

¡¡¡Pasadón, Absalón!!!

Tengo un Compinche X que, medio en trance, le cambia el título a ¡Absalón, Absalón! y llama al librajo: ¡Pasadón, Pasadón!... y sin habérselo leído, que aún no se ha puesto… pero es que dos que lo hemos hecho, leernos el libro criminal de Herr Faulkner, cada vez que vemos al Compinche le cantamos las cuarenta y lo tenemos todo agobiado con el Güiliam Folner…

Como los primeros libros que me tocaron del Sureño Atroz no debían ser de los buenos de verdad, lo de William siempre me pareció otra exageración de los dueños del Trust, de estos anglosajones que navegan con viento portante y se creen que lo han inventado todo, hasta la literatura, que te da la risa con lo de estos nuevos ricos… algo así como lo que pretenden con su Lleims Llois, pedazo de tomadura de pelo. Llega leerse ese simulacro llamado Ulises para salir de dudas… y es que nada tienen que ver un repertorio, un catálogo, un inventario de recursos, estilos o malabares literarios (encima poco brillantes u originales, hay que joderse con el andamiaje Ulises), con una obra de arte… quien canta las excelencias del fraude Ulises debe saber que el paradigma de la obra artística según su criterio es la Guía de Teléfonos o el Catastro de Ensenada (por poner dos ejemplos muy superiores a Ulises)… ni que decir tiene que el empeño pueril por estudiar hasta el esguince neuronal el dichoso libro de James Joyce no hace más que confundir a sus onanistas admiradores, pues a esos niveles de detalle nano-centesimal (átomos, células, tejidos, órganos) no se distingue a Megan Fox de la Mona Chita… lo mismo que si se estudia al microscopio un cuadro de Picasso y un garabato mío sobre lienzo, que bajo la lente prodigiosa son lo mismito: tinta, tela y poco más… me explico, no?...

Por si no habéis entendido, que los hay muy duros de mollera con esto de Lleims Llois, os aclaro que si el Ulises fuera una tía, sería un póster de tía, no una tía de carne y hueso toda turgente y deliciosa… y entonces tenemos a unos tipos que se meten en la cama con el desplegable central de la revista hot de turno, lo arrugan y lo mojan… y encima se creen avezados amantes… mimá, qué hachas!!

Y no sé a qué tanta desorientación, que el post va de Herr Faulkner y aquí venga a darle cera al vitoreado Ulises…

Pues bien, el Gran Sureño es cosa bien distinta, nada que ver con lo anterior… y ¡Absalón, Absalón! libro impresionante, sorprendente, deslumbrante, jugoso, una bacanal… Megan Fox, high heels, seda y cuero negro… y no es un póster, que el corazón le bombea vida a espuertas, vientre plano, curvas bien peraltadas y tú el elegido… vaya calambrazo de luz: ¡pasadón pasadón!…

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