lunes, 24 de octubre de 2011

Crimen (boreal) en una isla noruega



Podríamos presentar el episodio que sigue como otros presentan las nano-partículas. Seríamos, en este caso, estúpidos científicos cegados por nuestra obsesión, por querer saber más y más. Obsesionados por profundizar, por híper-detallar, híper-describir e híper-conocerlo todo. Que viene a ser lo mismo que no conocer nada.

Pero no vamos a presentar el lúgubre acontecimiento como arriba decimos. Lo vamos a hacer de la manera inversa. Desconozco el antónimo perfecto de profundizar. Para mí, elevar, subir o ignorar no son más que pobres acercamientos a la idea que yo tengo sobre ello. Nosotros queremos hacer lo opuesto a profundizar en las partículas. Queremos hipo-detallarlas, hipo-describirlas e hipo-conocerlas. Queremos ¿desconocerlas? No, tampoco es eso. Lo que queremos es utilizarlas de una manera creadora, originaria, poco tecnificada.

Con estas partículas hipo-definidas, que nos valdrán para todo, justo lo opuesto que las híper-definidas, que no valen para nada debido a su enfermiza y obsesiva especialización, podremos hacer, al fin, las preguntas de verdad. Las preguntas totales, básicas, ante las que la escapatoria es imposible e inviable. Estas preguntas verdaderas son imposibles de encorsetar en nano unidades de medición. Debemos olvidarnos, pues, de su nano estudio y centrarnos en nosotros mismos y en las preguntas introducidas, encabezadas o presentadas por partículas hipo-definidas. Os advierto que estas preguntas encabezadas por partículas hipo-definidas, si alguien nos las formulase a nosotros mismos, nos dejarían planchados, hechos polvo, para el arrastre, mudos. Totalmente mudos.

Estamos bien cogiditos por el episodio noruego de la isla cerca de Oslo. Ayer en la tv dieron un documental sobre una reciente y tremenda matanza. En una endogámica reunión de jóvenes cachorros de un partido político aparece un desequilibrado y asesina a docenas de inocentes. Otras docenas se salvan. Entre los salvados hay quien cae bien y hay quien cae mal. Hay quien se olvida de todos y sólo piensa en sí mismo, y hay quien, en vez de en sí mismo, sólo piensa en los demás. Distintas propuestas para una misma solución, la salvación, que se localiza, minutos después, en la orilla opuesta.

Entonces hacemos el experimento con las preguntas presentadas, o encabezadas, o introducidas, por partículas hipo-definidas. Estas preguntas aniquilan las posibilidades de escabullirse, de marear la perdiz, de amagar y escaquearse por parte del interpelado. Prohíben la posibilidad de retórica. También prohíben la posibilidad de tomarle el pelo a lo real. Pasado un mes de la matanza reunimos a varios de los salvados o supervivientes. Frente a frente en la probeta del laboratorio televisivo. Y empezamos con el experimento de las preguntas originarias. En sus respuestas no queremos nada de detalles, preámbulos y digresiones. Nada de híper-justificaciones o discursos coherentes y argumentativos. Nada. Sabemos que toda esa verborrea discursiva es lo mismo que no decir nada.

Un superviviente ofendido le va a preguntar algo a un superviviente henchido. Este segundo superviviente viene siendo el exlíder de la manada de cachorros del partico político que estaban endogámicamente reunidos en la isla de los elegidos el día en que se les apareció en la dichosa islita de los elegidos, vuestro era nuestro futuro, un Lucífer armado hasta los tuétanos, y montó la carnicería boreal. Le dice, le anuncia, le advierte, pues, el superviviente primero al superviviente henchido:

Te voy a hacer una Qué/pregunta, total, básica, entera y clara. Sin más circunloquios ni cinismos. ¿Me entiendes, desgraciado? Y quiero que me la Dónde/Cómo/Por qué/Cuándo/contestes de manera total, básica, entera y clara. Sucinta. Sin más circunloquios ni cinismos. Y nada de tramoya ni discursitos infames o ético justificativos de esos que te valían el diploma cum laude cuando eras nuestro líder, y el día de la carnicería boreal aún lo eras, y es que nos lo tenemos bien merecido el que seas como eres de pedazo de miserable porque te aplaudíamos en aquellas reuniones pueriles de jóvenes cachorros del partido en la islita a la que íbamos los elegidos a vanagloriarnos de nuestro gran futuro. Iba a ser hoy, carajo, ahora que sabemos lo que sabemos de ti y de otros muchos como tú y como yo... ¿Me entiendes, desgraciado? ¿Serás capaz, exlíder?...

…estoy esperando tu Donde/Como/Porque/Cuando/respuesta... y no oigo nada. ¿Me Cómo/entiendes, desgraciado? Me quieres hacer el favor de Cómo/responderme, me quieres Por qué/contestar de un santa vez, exlíder… Lo sabía, te has quedado mudo."

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...