


Y es que los fanáticos asamblearios no me quieren entender. Me quieren esnaquizar, quieren mi cabezota. No saben, ni quieren, ni pueden, pensar individualmente. Lo hacen masivamente, apretujadamente, acantonadamente. Y así, la cosa sin forma que resulta de ello es populo-panfletaria a más no poder. Mofletuda, rolliza y poco definida. Está comprobado que la asamblea no aceptará la existencia de criterios distintos al suyo. Básicamente porque el suyo no es un criterio, es un supositorio dogmático repetido apretujadamente las filas hasta el acople por seguidistas y lacayos de lo ajeno. También por gente que, de tan buena y generosa que se cree que es, resulta lo contrario, atacante e irreal.
Equis, entre sorbo y sorbo de café, tuvo tiempo para pensar individual y separadamente. A continuación me dijo: “estos tipos no tienen ganas de entender lo que es muy sencillo de entender: que Ley y Justicia no son lo mismo. Jopé! qué mentes.” Lo cual me pareció una obviedad, pero dejé que Equis siguiese buscando dentro de sí, pues es muy capaz de dar en el meollo después de un inicio algo flojo. “Sería de locos, dijo después, poner a estos tíos estilo asamblearios, o a cualquiera, seamos justos, a estudiar los fundamentos Hegelianos del derecho. Me acabarían cayendo bien, los pobres, atados a semejantes tochazos Tedescos. Pero, ¿sabes qué? No es necesaria la bacanal lectora. Mil páginas de aluvión, torrente o chaparrón metafísico-idealista alemán, reconociendo que algunos de esos libros son delirios inigualables, pero otros, ladrillos insoportables, se pueden resumir en escasos segundos audiovisuales. Podrá parecer una desproporción, pero es así. Habrá quien se indigne y moleste, pero seguirá siendo así” Y estoy de acuerdo. Pero el problema es que ahora se nos acantonarán en la puerta de la casa de Equis otro grupo de fanáticos asamblearios. En este caso los sesudos estudiosos de los metafísicos idealistas teutones. Todos funcionarios en distintas universidades.

Ya está todo preparado. Todos estos imbéciles que están delante de la puerta tienen su estúpida cara colgada en su estúpido blog, o portal o perfil. Allí nos topamos con su estúpida dirección de Email donde les enviamos los resúmenes audiovisuales Hollywoodienses de uno cualquiera de los tratados de mil páginas de aluvión–torrente metafísico-idealista alemán. Qué capacidad de síntesis la de ciertos directores, guionistas y totémicos interpretes cinematográficos. Veamos, ya, de una vez, por fin, ponlo ya, a qué esperas, no ves que la sala está llena, en qué se diferencian Ley y Justicia. Encima aderezado el ejemplo Hollywoodiense por discursitos gran-macho-testosterónicos, de esos que las asambleas no toleran, ni la buena educación, ni el civismo, ni la tontería, pero que, en privado, todos, asamblearios o no, adoramos en puntuales y selectos momentos. Pero que no se enteren, ojo…
Resumen audiovisual nº 1: Harry Callahan les presenta su amigo Smith & Wesson, y con él, la diferencia entre Ley y Justicia, a unos maleantes.
Resumen audiovisual nº 2: Harrison le enseña a Godunov, Viggo y otros, la diferencia básica entre Ley y Procedimiento, por un lado, y Justicia, por otro. En concreto en el minuto 1:40 del siguiente video.
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